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Imagine que está en el supermercado frente a dos productos idénticos: dos bolsas de café, dos litros de leche o dos paquetes de chocolate. Uno asegura ser “sostenible” y el otro no dice nada. ¿Cuál elige? ¿Acaso importa?
Ahora imagine que detrás de uno de esos productos hubo tala de bosque, apertura de caminos ilegales, incendios provocados y desplazamiento silencioso de fauna. Y detrás del otro, no. ¿Lo elegiría distinto? ¿Sabría cuál es cuál? ¿Podría comprobarlo?
Bienvenido al reto, cada vez más inevitable, de convertirse en un consumidor que toma decisiones informadas y que entiende que la forma en que producimos alimentos está profundamente entrelazada con el futuro de los bosques de Colombia.
Porque, aunque suene lejano, la deforestación que está afectando los ecosistemas y la extensa biodiversidad del país, ocurre en territorios que sostienen la vida. Y buena parte de ella está conectada con cadenas agropecuarias.
De acuerdo con el Ideam, en 2024 Colombia registró la segunda cifra de deforestación más baja desde que se realiza esta medición, con un total de 113.608 hectáreas. Sin embargo, uno de los territorios más afectados es la Amazonía, una zona importante para la conservación de los bosques. En esta región incrementó la cifra en Caquetá (25. 263 ha), Guaviare (16.908 ha), Putumayo (5.443 ha) y Meta (21.107 ha).
De acuerdo con el informe Monitoreo de la superficie de bosque y la deforestación en Colombia, presentado por el Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible y el Ideam, algunas de las principales causas directas de deforestación en el país se relacionan con la praderización para el acaparamiento de tierras y las prácticas no sostenibles de ganadería extensiva.
En este punto el protagonista pasa a ser el consumidor y su carrito de mercado, porque las cadenas agropecuarias, así avancen hacia la Cero Deforestación, requieren consumidores vigilantes que se preocupen por el origen de los productos, busquen información y puedan tomar decisiones encaminadas a la conservación de los bosques.
“En términos prácticos, producir sin deforestar significa producir sobre áreas ya intervenidas: antiguos potreros, zonas agrícolas, suelos degradados. Evitar expandir la frontera agropecuaria hacia selvas, bosques húmedos tropicales, corredores de fauna o páramos”, explicó Helena Cendales, jefe de proyecto de Fundación Natura.
En algunos sectores, como la ganadería, esto implica una transformación profunda. La ganadería colombiana ha estado directa e indirectamente vinculada a la deforestación en regiones como la Amazonía y el Caribe. Por eso, hoy enfrenta el reto de moverse hacia sistemas con trazabilidad, uso eficiente de la tierra y verificación del origen de sus animales.
Ante esto, el Proyecto de Ley número 261 de 2024, aprobado por la Cámara de Representantes y a la espera de un debate en el Senado de la República, propone brindar las herramientas e instrumentos para la trazabilidad de la cadena de ganado libre de deforestación, que fomente procesos de ganadería sostenible y aporte en la protección de los ecosistemas. Este sería el primer ejercicio de regulación de este tipo para una cadena específica.
Colombia tiene un camino propio: los Acuerdos Cero Deforestación
Los Acuerdos Cero Deforestación (ACD) son compromisos voluntarios asumidos por empresas, gremios, el Gobierno y organizaciones de apoyo para que cadenas como aceite de palma, carne bovina, leche, cacao, café y madera avancen hacia modelos productivos sin deforestación. En este proceso es fundamental que las responsabilidades se distribuyan de manera clara a lo largo de toda la cadena de suministro, desde la finca hasta el punto de compra.
“Los ACD han generado hojas de ruta, metas y metodologías. Pero un consumidor exigente, como el que este país necesita, debe saber que el reto ahora es otro: mostrar evidencia verificable de que la producción realmente se está transformando, que la trazabilidad está mejorando y que los compromisos no se quedan en el papel”, afirmó Helena.
Sin datos públicos sobre dónde se produce, cómo se monitorea y qué cambia año a año, es difícil afirmar que una cadena avanza hacia la cero-deforestación. La transparencia no puede ser un valor decorativo: es la única forma de que la ciudadanía, el mercado y el Estado puedan evaluar si estos acuerdos están funcionando.
Así, para que un producto sea considerado libre de deforestación, las empresas deberían cumplir con acciones claras: “saber exactamente dónde se produce su materia prima: no es suficiente con saber quién produce, sino en qué coordenadas; monitorear cambios en la cobertura de bosque: si un proveedor deforestó recientemente, la empresa no puede alegar desconocimiento; tener trazabilidad completa, directa e indirecta: en cadenas como la ganadería, los proveedores indirectos son el mayor reto; reportar públicamente y cumplir con legalidad y ordenamiento territorial”, explicó Helena.
Esa evidencia es clave para contar con productos libres de deforestación. Adicionalmente, surge la duda alrededor de los sellos que confirman un proceso sostenible con el medio ambiente, pero depender de esto puede traer otros riesgos y costos. “Los sellos son costosos para los productores, en especial para pequeños campesinos; también pueden dar falsa seguridad si no se respalda con trazabilidad digital y monitoreo satelital; finalmente, las tendencias globales, incluido el Reglamento Europeo de productos libres de deforestación, no exigen sellos, sino evidencia verificable”, agregó Cendales.
Ante esto, la invitación a los consumidores es a cuestionar, solicitar información, investigar y tomar decisiones informadas sobre los productos que compra. Por eso, presentamos cinco retos para ser un consumidor consciente y responsable:
- Cuando compre leche, carne, chocolate, café o aceite vegetal, pregunte si el producto está libre de deforestación. Si la respuesta es vaga, pida información del origen. Si responden con firmeza, es un incentivo para que la cadena mejore.
- Dedique dos minutos a leer sobre la cadena que más consume. Ingrese a cerodeforestacioncolombia.co y explore un Acuerdo sectorial.
- Reduzca una compra impulsiva y priorice una informada, asegurando que se haga con conciencia y entendiendo el origen del producto.
- Valore a quien sí hace las cosas bien; si encuentra un productor local que conserve bosque, que use áreas ya intervenidas, que publique información, y que respete acuerdos, cuéntelo, recomiéndelo y vuelva a comprarle.
- No crea en palabras como “natural”, “verde”, “eco” o “sostenible”, a menos que estén respaldadas por datos y evidencias.
Consultar la trazabilidad de los productos es asumir una responsabilidad que también hace parte de la cadena, pues el consumidor también se convierte en un actor que toma decisiones e investiga sobre los procesos. De esta forma, no solo cuidamos lo que podemos en nuestro carrito de mercado y llevamos a nuestra mesa, también contribuimos en la protección de los bosques de Colombia y los recursos naturales.
Un producto libre de deforestación no es un lujo ni un capricho ambiental. Es una pieza clave para proteger los bosques que regulan el clima, el agua y la biodiversidad, es el medio que tenemos para lograr una transformación productiva y cuestionar las prácticas dañinas que fomentamos cuando no nos cuestionamos.