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Las cadenas de valor sostenibles y libres de deforestación en el sector ganadero implican la transformación de los sistemas tradicionales para incorporar prácticas que permitan proteger las fuentes hídricas y los ecosistemas naturales, hacer más eficiente el manejo de pasturas, incorporar procesos de trazabilidad para la leche y la carne, y promover la participación activa y justa de jóvenes y mujeres, entre otras acciones,
Conservar los ecosistemas naturales, no solo es una responsabilidad ambiental que tiene beneficios para la sociedad en general por la captura de carbono, sino que los bosques pueden ser una importante fuente de ingresos gracias a el aprovechamiento sostenible de sus productos y servicios.
La Federación Colombiana de Ganaderos - Fedegan, la Agencia para la Reincorporación y Normalización - ARN, el Comité de Ganaderos de Caquetá y la Universidad de la Amazonia, apoyadas por la Cooperación Alemana para el Desarrollo - GIZ, a través del proyecto ProRural, han demostrado, junto a las familias ganaderas del Meta y Caquetá, que es posible generar ingresos tangibles a partir de los productos y servicios del bosque.
Asaí, moriche, seje y turismo en el Meta
Durante el último año, FEDEGAN, fortaleció la conservación y manejo sostenible del bosque en
40 predios de los municipios de San Martín, Puerto Rico, Vista Hermosa y Mapiripán en el departamento del Meta.
Con esta labor se promovió la conservación de 4.251 ha de bosque, áreas que, lejos de ser tierra “improductiva” y conservarse solo por responsabilidad ambiental, contienen especies con altísimo potencial económico por su valor nutricional, cosmético, medicinal y/o gastronómico: moriche, asaí, seje, cacao silvestre, copoazú, guayabillo, achiote, algarrobo y palma de yagua, entre muchas otras.
La venta de pulpas, aceites, fibras y artesanías derivadas de estos productos ya está generando ingresos complementarios para algunas familias ganaderas, pero sí se estableciera una alianza comercial estable se podrían generar ingresos más altos y estables.
De acuerdo con el estudio los productos con mayor potencial son el asaí, el moriche y el seje, ya que son los que mayor presencia tienen en los predios analizados, las productividades por árbol son viables económicamente y existen compradores estables para estos productos.
Los ingresos potenciales que se estimaron son variables de acuerdo con las condiciones de cada predio, pero unos ejemplos de ello son los siguientes: en un predio ubicado en el municipio de Mapiripán, en solo una hectárea de bosque nativo se encontraron 24 palmas de asaí, 36 palmas de seje, 93 palmas de moriche, las cuales con un manejo forestal sostenible podría generar ingresos de más de 16 millones de pesos al año. Así mismo en uno de los predios ubicado en el municipio de San Martin de los Llanos, con 52 hectáreas en bosque, se encontraron 48 palmas de asai, 72 palmas de seje, 186 palmas de moriche, en etapa productiva, lo que representa un potencial de ingresos de más de $33.720.000 millones al año, con los precios actuales de mercado.
Para Diego Guarín, coordinador de esta iniciativa en Fedegan, es evidente que es mucho más rentable conservar una hectárea de bosque que convertirla en un potrero, y sí además se miran los impactos ambientales y sociales a mediano y largo plazo los beneficios son indiscutibles.
Lo anterior también fue evidente con otra alianza de GIZ, esta vez con la ARN, a través de la cual se realizó un estudio para identificar el potencial de productos y servicios del bosque en dos predios del Meta; Hato Rondón en San Juan de Arama y Berlín en Acacias, predios entregados por la ARN a familias firmantes del proceso de paz, y en los que actualmente se están desarrollando proyectos ganaderos.
De acuerdo con el experto Salvador Rojas, líder de este estudio, se encontró clara evidencia, que es mejor negocio conservar el bosque y aprovechar sus productos y servicios, que tener un sistema agrícola o pecuario deficiente, donde se necesitan muchas hectáreas, más capital, más tecnología y más complejidad. Hay que enfatizar que no se trata de acabar los sistemas agrícolas y pecuarios, sino de hacerlos de manera sostenible y paralelamente hacer también un manejo forestal sostenible.
El estudio mostró que los bosques de estos predios tienen una presencia significativa de asaí, seje y moriche, a partir de los cuales se pueden generar ingresos en el corto plazo, también mostró que la restauración de bosques con especies como el cacay, copoazu y sacha inchi, con sistemas que simulen el bosque de una forma ordenada y eficiente, puede ser también una excelente fuente de ingresos en el mediano plazo.
Pero lo que se identificó como una oportunidad de más pronta implementación es el turismo de naturaleza, basado en los recorridos por las áreas de bosque en cada uno de los predios, donde la alta diversidad de aves, (en 3 horas de recorrido se identificaron más de 35 especies de aves en cada predio), la disponibilidad de una amplia comunidad para atender a los visitantes, (200 familias en Hato Rondón, y 145 familias en Berlín), el confort y los servicios del bosque y la cercanía a otros atractivos turísticos como el rio Güejar y la cascada caños negros, se convierten en ventajas que permiten proyectar de manera sostenible esta actividad.
Se estima que los ingresos por entradas y recorridos guiados podrían ser de $40.000 a $50.000 por persona, y que el avistamiento de aves podría generar entre $300.000 y $1.500.000 por turista especializado por día, y en la medida que se adecuen instalaciones para hospedaje, se podría generar ingresos entre $25.000 y $100.000 por persona.
Es así, que el predio Berlín podría brindar servicios turísticos basados en los recorrido por las 122 ha de bosque, en alianzas con iniciativas turísticas del municipio de Acacias y con la ruta de Embrujo Llanero del Instituto departamental de turismo.
Por su parte el predio Hato Rondón, proyecta dedicarse a brindar servicios turísticos en sus 190 ha de bosque, en alianza con las iniciativas de turismo de naturaleza y de aventura del municipio de San Juan de Arama y con la ruta turística de la Macarena, también liderada por Instituto departamental de turismo.
Reservas naturales de la sociedad civil, biodiversidad y milpe en Caquetá
En Caquetá, el Comité Departamental de Ganaderos viene trabajando desde hace varios años en el Pacto Caquetá, una iniciativa que busca promover la ganadería sostenible y libre de deforestación, liberando áreas de pastoreo para restauración de bosque y además elevando ese compromiso ambiental a través del registro de predios ganaderos ante Parques Nacionales Naturales de Colombia – PNNC, como Reservas Naturales de la Sociedad Civil - RNSC.
En el año 2024, el proyecto ProRural, decidió apoyar esta iniciativa para vincular 160 nuevos predios ganaderos al Pacto Caquetá, en los que se promoviera la conservación del bosque y la generación de ingresos por productos y servicios del bosque.
A partir de ello, en los 160 predios se lograron acuerdos de conservación de bosque para 8.288 ha, y 88 predios radicaron ante PNNC, solicitudes para registrarse como RNSC, de los cuales ya 10 predios cuentan con la resolución de PNNC.
En el mismo sentido, en asociación con el centro de investigación en biodiversidad andino-amazónica – INBIANAM de la Universidad de la Amazonía, el Comité trabajó en la identificación de los beneficios ecológicos de mantener cobertura boscosa en fincas ganaderas.
Entre los principales hallazgos, se destaca que, en los 160 predios, se identificaron más de 340 especies de aves que representan cerca del 20% de la avifauna reportada para Colombia (1821 spp.) y el 33.27% de la reportada para el departamento del Caquetá (1028 spp.), incluyendo colibríes polinizadores, frugívoros dispersores de semillas, especies en peligro y migratorias. Los bosques de las 160 fincas contribuyen con la captura de más de 460.208,6 toneladas de CO₂e al año en las coberturas vegetales bajo conservación.
Estos datos permiten establecer indicadores para planificar y diseñar paisajes productivos con mayor heterogeneidad estructural, de tal manera que se gestionen corredores biológicos y parches forestales circulares y conectados con mayor diversidad funcional, mayor capacidad de adaptación y asegurar la provisión de servicios ecosistémicos. Jenniffer Díaz, bióloga investigadora de INBIANAM, indica que a partir de estos avances se podrán formular iniciativas para el aviturismo y estructurar proyectos para pago por servicios ambientales o la certificación de bonos de carbono con co-beneficios por conservación de especies de importancia ecológica.
Por otra parte, también en convenio con GIZ, la UniAmazonía lideró otro proceso en el municipio de Solano, logrando promover la conservación de 2.863 ha de bosque en predios ganaderos de este municipio.
En conjunto con el comité de ganaderos de este municipio, COMGASOLANO, se llevaron a cabo escuelas de campo, talleres y giras técnicas, se establecieron diez predios demostrativos en reconversión ganadera sostenible, y se hizo un análisis de oferta y demanda regional de productos no maderables del bosque, en el que se encontró potencial para asaí, seje (milpe), cacao amazónico, cumare y canangucha (moriche).
Uno de los casos a resaltar en este proceso, es el de Luz Mery Jimenez que tiene un predio de 25 ha, de las cuales 10 ha son de bosque nativo. El plan de inicial cuando llego con su familia a esta finca ganadera era pedir un crédito en el banco para comprar más ganado y aumentar el área para pastoreo, sin embargo, gracias a las actividades desarrolladas por UniAmazonía y GIZ, comprendió el potencial que tienen el asaí, el milpe y la canangucha para generar ingresos.
Hoy en día no solo cosecha estos frutos para vender la pulpa, sino que elabora postres con los que puede crear más valor. De un racimo de seje o milpe, puede obtener unos 40 litros de pulpa, la cual puede vender en $10.000 por litro, pero parte de ese volumen lo dedica a la elaboración de postres; con dos litros elabora unos 15 postres, y cada uno lo puede vender a $8.000, de manera que, en temporada de cosecha, cada racimo le puede representar ingresos por más de 600 mil pesos.
Luz Mery y su familia siguen con su actividad ganadera haciéndola cada vez más sostenible y en menor área, pero ven un potencial de crecimiento muy grande con los productos del bosque. Luz sueña con poder compartir su conocimiento con más mujeres para que sepan cómo aprovechar el milpe y el asaí. En un intercambio de mujeres ganaderas de Meta y Caquetá, organizado recientemente por GIZ, se dio cuenta que, aunque otras mujeres participantes conocían estos productos, no saben cómo cosechar, como extraer la pulpa, ni como conservar este tipo de productos, lo que limita que puedan verlo como una oportunidad real de ingresos.
Continuidad y escalamiento del manejo forestal sostenible
Conservar los bosques no solo es un acto de responsabilidad ambiental, es una estrategia productiva inteligente, por eso es importante que las familias rurales identifiquen y valoren las fauna y flora que tienen en sus predios, y así proyectar la generación de ingresos a la vez que conservan los ecosistemas naturales.
Si encuentran especies forestales aprovechables es importante que formalicen su aprovechamiento con la autoridad ambiental de su región, para que los oriente en ese proceso, y además también pueden acudir a otras entidades que pueden apoyar en el aprovechamiento sostenible de productos y servicios del bosque, como Agrosavia, UniAmazonia, Unillanos, SENA, PNNC, Fedegan y el Comité de Ganaderos de Caquetá entre otras.
Es importante que este proceso de diversificación sea progresivo y con sentido, no se trata de acabar la ganadería o la actividad agrícola tradicional, sino de hacer un proceso gradual que permita transformar la actividad agropecuaria convencional a modelos sostenibles, y paralelamente hacer un manejo forestal sostenible.
La cooperación alemana a través de ProRural deja un grupo significativo de familias ganaderas y de organizaciones con capacidades fortalecidas para el manejo forestal sostenible, pero el reto de conservación y restauración es enorme, todavía son muchos los predios que requieren de asistencia y acompañamiento, es importante que entidades públicas y privadas de niveles nacional y regional puedan continuar y escalar la labor hecha por ProRural y además generar corredores ecológicos de predios privados comprometidos con la conservación de ecosistemas naturales con parques naturales y otras áreas protegidas.
Las acciones de ProRural con la ARN, apenas lograron ir a dos predios en el Meta a hacer la identificación de productos y servicios del bosque, pero fue un excelente ejercicio para conectar el apoyo al acuerdo de paz con la protección del ambiente, y se convierte en una semilla que puede dar grandes frutos si se le da continuidad y se escala a muchos otros predios entregados a los firmantes de paz.
Como lo indicó Luz Mery, uno de los aspectos que deben reforzar nuevas iniciativas es la capacitación en cosecha, extracción de pulpa, conservación de frutos del bosque, es evidente que en general existe desconocimiento sobre los beneficios de las especies nativas y sus beneficios, pero en muchos casos aún cuando se reconocen estos beneficios, las familias rurales todavía no saben cómo cosecharlos ni aprovecharlos.
En Colombia se pueden mejorar los instrumentos de política para promover el manejo forestal sostenible, y buen ejemplo que se puede tomar es el Fondo Nacional de Financiamiento Forestal – FONAFIFO de Costa Rica, que cuenta con un modelo para que predios pequeños y medianos, puedan recibir pagos por conservar bosques, reforestar y establecer arreglos silvopastoriles. FONAFIFO financia la siembra de árboles con créditos a baja tasa y luego, a través del PSA, reconoce entre 2,1 y 3,1 dólares por árbol, que pueden ser usados para amortizar el crédito. Así, una familia rural puede recuperar hasta el 90% de su inversión inicial y diversificar su finca con una actividad rentable y amigable con el ambiente.
Finalmente el llamado a la acción también es para quienes viven en la ciudades para que busquen y consuman productos del bosque, como el asaí, el moriche, el seje, entre otros, con lo que no solo tendrán beneficios para su salud, sino que promueven la conservación de bosques, así mismo para que vayan y visiten el Meta y el Caquetá, conozcan avances en ganadería sostenible, hagan avistamiento de aves, conozcan escenarios naturales y apoyen a las comunidades rurales para que sigan cuidando los recursos naturales.