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¿Qué es la Bolsa de Energía de Colombia?

Información institucional | Comprender el funcionamiento de la Bolsa de Energía y los factores que influyen en ella es clave para que los ciudadanos puedan participar de manera informada en la discusión sobre el futuro energético del país.

Redacción BIBO

21 de julio de 2025 - 04:49 p. m.
La Bolsa de Energía no es un mecanismo improvisado, pues tiene operadores con funciones específicas y un conjunto de reglas bien definidas. Es administrada por XM, una entidad de carácter público y técnico, que actúa como el ‘cerebro’ del mercado eléctrico colombiano.
Foto: mao macias

El sector eléctrico colombiano es un pilar fundamental para el desarrollo integral del país. Gracias a la energía de la cual disponen los usuarios 24/7 se llevan a cabo procesos productivos, educativos, deportivos y de entretenimiento, de salud, institucionales, entre otros. Llevar este recurso desde las centrales a sus diferentes destinos implica mover un entramado de procedimientos técnicos, regulatorios y financieros que parecen ocultos a los ciudadanos y no porque haya algo que esconder sino porque generalmente no son sencillos de comprender por su alto grado de complejidad.

Vale la pena preguntarse cómo se garantiza que la energía siempre esté disponible y a un precio competitivo acorde a la confiabilidad que ofrece el sector, y parte de la respuesta reside en un mecanismo vital, aunque muchas veces poco comprendido: la Bolsa de Energía.

¿Por qué nació la Bolsa de Energía?

Para entender la importancia de este mecanismo, hay que dar una mirada al pasado. El apagón que vivió el país entre 1992 y 1993 puso en evidencia la urgente necesidad de reformar y modernizar el sector eléctrico. Este crisis generó la oportunidad de sentar las bases de un nuevo modelo para el esquema energético a través de las Leyes 142 y 143 de 1994. Estas leyes que han sustentado por más de 30 años el desarrollo productivo y social, dieron origen a varios mecanismos clave, siendo la Bolsa de Energía uno de los más importantes para promover un esquema de libre oferta y demanda que facilita la competitividad del sector. Desde el 20 de julio de 1995 se llevan a cabo estas operaciones diariamente.

¿Y, quién se encarga de mantenerla en funcionamiento?

La Bolsa de Energía no es un mecanismo improvisado, pues tiene operadores con funciones específicas y un conjunto de reglas bien definidas. Es administrada por XM, una entidad de carácter público y técnico, que actúa como el ‘cerebro’ del mercado eléctrico colombiano. Las reglas de juego, por su parte, son establecidas por la Comisión de Regulación de Energía y Gas, CREG. La CREG también es una entidad pública, técnica e independiente, lo que garantiza que las decisiones se tomen pensando en la confiabilidad del sistema y el bienestar de los usuarios.

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Lo primero a tener en cuenta es que la Bolsa de Energía es un mercado de corto plazo, esto significa que se negocia la energía que se va a necesitar para las 24 horas del día siguiente.

Todos los generadores de energía que están registrados en el sistema están obligados a participar en este mercado. Hay dos tipos de participantes (además de XM como administrador): los generadores, que venden la energía que producen, y tanto generadores como comercializadores, que la compran para cumplir los contratos con sus clientes (ya sean regulados o no regulados), por lo tanto estas transacciones solo aplican para centrales eléctricas que están en funcionamiento.

Un día habitual en Bolsa se vería así: cada día y antes de las 8 de la mañana, XM recibe de todos los generadores registrados la oferta de precio por kilovatio-hora y cantidad de energía que pueden generar para el día siguiente.

Luego, XM ordena las ofertas de la más económica a la más costosa y elige las mejores hasta cubrir la energía que necesitará el país; esta proyección se basa en el consumo registrado el día anterior. Como el consumo de energía diario es variable, así también varía el número de ofertas elegidas para cada día.

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En condiciones habituales, la generación renovable como la hidroelectricidad cubre mayoritariamente las necesidades eléctricas nacionales por su bajo costo y gran disponibilidad, y la generación térmica, como respaldo del sistema, interviene solo en momentos de crisis, ya que es más costosa.

Cuando los generadores hídricos empiezan a subir el valor de su oferta, XM entra en estado de alerta, pues se aproxima una amenaza para el sector, tal como una sequía.

En este tipo de condiciones, se activan mecanismos especiales en la Bolsa, se podría pensar en botones de emergencia que se van activando según una serie de eventos, cada botón habilita una barrera más avanzada de protección para el sector y para los colombianos. Las ‘variables de precios’ son los botones que permiten entender el alcance de la situación, tomar acciones oportunas y evitar el colapso del sistema.

Cada referencia tiene su propio valor establecido y reglamentado, y aunque responden a situaciones específicas se relacionan entre sí, por ejemplo: el ‘precio marginal de escasez’, entre otras cosas, le indica a las plantas térmicas que es hora de generar energía. Este precio sería lo suficientemente alto para cubrir sus costos de operación. Con esto se busca que el sistema empiece a tener respaldo y liberar presión para proteger las reservas de los embalses.

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Cuando las ofertas que presentan las centrales hídricas son tan altas que llegan al ‘precio de escasez de activación’ (señal inequívoca de un riesgo), XM oficializa la crisis en el sector y se activa el botón del seguro económico que es el ‘precio de escasez’ (tope al precio de la energía); a partir de ese momento, todas las plantas con Obligaciones de Energía Firme, OEF, incluidas las térmicas, estarán obligadas a entregar energía al sistema y recibirán como pago ese precio sin importar los incrementos de la Bolsa.

Los botones de emergencia se desactivan a medida que el sistema va retornando a la normalidad, como puede ser el caso de regresar la temporada de lluvias después de una sequía extensa, y por consecuencia, la desescalada de los precios, como ha ocurrido en el primer semestre de este año.

La Bolsa de Energía es el termómetro por excelencia del sector eléctrico, más allá de facilitar las transacciones para cubrir faltantes diarios de electricidad, también es el mecanismo que permite prevenir riesgos y planear respuestas ante las crisis.

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Contratos vs. Bolsa

La tarifa de energía para el usuario regulado (por ejemplo, los residenciales) es la suma de 6 elementos: generación, transmisión, distribución, comercialización, pérdidas y restricciones. Sin embargo, es importante aclarar que en la Bolsa se transa energía asociada únicamente al componente de generación y que además no ha sido vendida en contratos, pues en promedio, el 80% de la energía generada se vende en contratos de largo plazo (un precio bajo y fijo durante el tiempo que dure éste) y más o menos el 20% restante es lo que se lleva a Bolsa. Ese porcentaje permite al sector tener un margen de maniobra entre oferta y demanda en el presente y cubrir imprevistos.

Justamente este porcentaje de venta de energía en Bolsa, que es libre, podría cambiar por anuncios del Gobierno para limitarlo a un valor fijo (5%). Aunque el propósito del ejecutivo es reducir la volatilidad en Bolsa y lograr mejores tarifas para los usuarios, diferentes expertos y agentes han expresado su preocupación por posible efectos negativos para el sector que eventualmente repercutirán en los usuarios en el mediano y largo plazo.

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Según exponen, intervenir de manera directa el mercado (saltando la competencia de la CREG como entidad responsable de estos cambios) emite una señal de alerta para los agentes inversionistas quienes se verían obligados a reevaluar las inversiones que necesita el sector para mantener su funcionamiento. Además, se pondría en riesgo la estabilidad del sistema, especialmente considerando que la entrada de nueva oferta de energía ya enfrenta retrasos de varios años, dificultando la posibilidad de comprometer mayores porcentajes para contratos de largo plazo; otra de las implicaciones podría ser un incremento significativo en los precios de los contratos a largo plazo. Una variable tan amplia de cambios e implicaciones a futuro debe ser analizada con todo el rigor y con la apertura a la voces participativas del sector.

En algo coinciden como solución quienes objetan esta intención del Gobierno, y es que la única manera realmente efectiva y sostenible en el tiempo para lograr mejores precios en la energía es invirtiendo en nuevos proyectos para sumar más oferta al sistema.

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Comprender el funcionamiento de la Bolsa de Energía y los factores que influyen en ella es clave para que los ciudadanos puedan participar de manera informada en la discusión sobre el futuro energético del país. La estabilidad de la Bolsa, y por ende, la disponibilidad de este servicio fundamental, depende en gran medida de decisiones técnicas y regulatorias bien pensadas, que prioricen la seguridad, la eficiencia y la sostenibilidad del sector para el beneficio de todos los colombianos. La energía es un derecho, y la Bolsa es una de las herramientas que lo hace posible.

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