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Reservas naturales: donde la vida se restaura y se conserva

Información institucional.

Fundación Natura
15 de mayo de 2024 - 02:17 p. m.
Reserva Biológica Cachalú en Santander. / Foto:  Eliana Garzón
Reserva Biológica Cachalú en Santander. / Foto: Eliana Garzón
Foto: Eliana Garzón+

Las reservas biológicas se consideran una estrategia de conservación de la biodiversidad en la que intervienen diferentes procesos adelantados por comunidades, privados o representantes de la sociedad civil. Su importancia radica en que son áreas dedicadas en su totalidad a procesos de conservación, restauración o producción sostenible, pero, además, se han convertido en laboratorios vivos que permiten la investigación, la educación y la sensibilización, sobre ecosistemas claves, pero que están altamente degradados y en peligro.

Oriana Serrano Rojas, jefe de reservas de la Fundación Natura, explica los retos de estas áreas y el rol que tienen las comunidades locales en la conservación de los ecosistemas y en la sostenibilidad de estos procesos. (Lea: La nueva resolución que busca hacer más sostenible la construcción de carreteras en Colombia)

¿Qué son las reservas naturales?

Son áreas protegidas designadas para la conservación y protección de la biodiversidad de los ecosistemas. Están legalmente protegidas y gestionadas para preservar la flora, la fauna y los procesos ecológicos que se gestan y se regulan ahí. Muchas reservas naturales hacen parte del Sistema Nacional Ambiental (SINA) que incluye: parques nacionales, reservas biológicas y santuarios de vida silvestre. Otras por su parte se integran a sistemas regulados por la sociedad civil, quienes de manera voluntaria han decidido administrar sus predios como reservas naturales para contribuir a la conservación de la biodiversidad y de los servicios ecosistémicos que proveen.

¿Por qué son importantes estas áreas?

Funcionan como bancos genéticos de biodiversidad, conservando la variabilidad genética de especies clave para la salud de los ecosistemas. Esto garantiza la permanencia de servicios ecosistémicos como: la regulación del clima, la polinización de cultivos, el suministro de agua y la protección contra desastres naturales, por mencionar algunos; de los cuales dependen las comunidades para el desarrollo de sus actividades económicas y domésticas. De esta manera, las reservas naturales desempeñan un papel fundamental en la sostenibilidad tanto ambiental como socioeconómica a largo plazo.

Se pueden considerar como otra estrategia para hacer manejo del paisaje, lo que hace que sea clave tenerlas en cuenta en los planes de desarrollo y en nuestras propuestas de gestión del territorio. Pero, además, su presencia en el territorio propone una manera distinta de desarrollo, diversifican las economías locales y se vuelven una oportunidad para grupos poblacionales como, por ejemplo, los jóvenes o las mujeres cabeza de hogar.

Y es necesario no dejar fuera, el hecho de que son escenarios para la investigación, educación ambiental, sensibilización y recreación. (Lea: Avanzando hacia la equidad: Mujeres lideran la construcción de un puente en Tumaco)

¿Cuál es el rol de las comunidades en estas áreas de conservación?

Una de las líneas fundamentales de Fundación Natura es la permanente vinculación de las comunidades locales en los procesos que lleva a cabo en los territorios, pues desde hace mucho tiempo se entendió que si uno no vincula a la gente se vuelve el proceso de un extraño, de un ajeno y, al contrario, lo que nosotros buscamos es que exista una apropiación.

Esto nos ha permitido convertirnos en parte de las comunidades, como un nuevo actor que es consultado y se tiene en cuenta para la toma de decisiones que superan el área de las mismas reservas, que transcienden a una escala superior. Esta vinculación es un garante para la continuidad de estos procesos a futuro y, algo que nos interesa mucho más, su sostenibilidad a perpetuidad. De esta manera también consideramos a las futuras generaciones, asegurando una parte de los recursos que van a necesitar.

Y algo que quisiera resaltar de manera especial, es que las comunidades tienen mucho conocimiento de sus territorios y vincularlos, consultarlos, involucrar estos saberes, es la manera de mantener vivo ese conocimiento y de construir conjuntamente otras oportunidades económicas para los grupos locales.

¿Cuáles son las mayores amenazas de estas reservas naturales?

Lo primero que hay que tener en cuenta, es que son ecosistemas altamente intervenidos y los mayores tensionantes son antrópicos (producido o modificado por la actividad humana) y para listar algunos tenemos los sistemas agropecuarios y el desarrollo urbanístico; lo que resulta irónico porque justo estos sistemas dependen de la conservación de los ecosistemas, pero los sectores no los ven como prioritarios.

La Fundación Natura administra algunas de estas áreas, ¿cuáles son?

Hace más de 20 años, somos los orgullosos guardianes de cuatro escenarios de conservación muy importantes para el país, pero que han sido altamente afectados: bosque andino y altoandino, bosque andino húmedo, bosque de robles y bosque húmedo tropical.

Estos escenarios que, conscientemente y con una muy buena planificación, se convirtieron en reservas biológicas, han aportado a fortalecer nuestra relación con las comunidades locales, por ejemplo, nuestros apoyos, administradores de reservas y guías, son locales y han pasado por un proceso de sensibilización y capacitación, que les ha permitido encontrar en estas áreas una opción laboral y económica, pero también la posibilidad de compartir sus experiencias y conocimientos. Además, han podido aportar a la generación de conocimiento sobre la diversidad biológica de estos ecosistemas.

Por eso estas áreas se han convertido en laboratorios vivos en donde estudiantes y expertos pueden llevar a cabo sus investigaciones; y en donde colegios, universidades, empresas u otros grupos del común, pueden tener una experiencia práctica de educación y sensibilización ambiental.

En nuestras reservas hemos visto como las personas vuelven a reconocer las relaciones que tenemos con la naturaleza, a través de una experiencia única, repetible y que gracias a ellos se difunde como un voz a voz.

Las reservas de Fundación Natura

  • Reserva Biológica Encenillo: ubicada en la vereda La Trinidad, en el municipio de Guasca (Cundinamarca) con un área de 203,55 ha. en un rango altitudinal se ubica entre los 2.800 y los 3.200 metros de altitud sobre el nivel del mar, la temperatura media anual es de 12 grados centígrados y la precipitación media de 1.300 milímetros al año. Establecida en 2007 y declarada en 2015 como reserva natural.

Su importancia radica en que allí se encuentran relictos naturales de bosques alto andinos de encenillo, conocidos científicamente como Weinmannia tomentosa, característicos de la Cordillera Oriental colombiana. Otras especies vegetales típicas del bosque de encenillo son: las orquídeas, bromelias y briófitas. Y es un refugio para la fauna representada en mamíferos como coatíes, armadillos, zorros de páramo y numerosas especies de aves residentes y migratorias.

Encenillo, es el ejemplo vivo de cómo un ecosistema degradado recupera sus condiciones únicas, tras un proceso de conservación y restauración. Pues tenemos un bosque secundario en recuperación con las características de un bosque nativo de alta montaña.

Algunos de los tensionantes que llevaron a que esta zona requiriera de un proceso de restauración ecológica han sido la minería, la ganadería y la agricultura. Adicionalmente, tiene una gran amenaza alrededor como lo son las especies invasoras, lo que nos obliga a seguir haciendo investigación y trabajos para su erradicación y control.

  • Reserva Estación Septiembre: En el corregimiento de El Valle, en Bahía Solano (Chocó), está ubicada la estación Septiembre, creada en 1991 como parte de un proyecto de conservación de tortugas marinas del pacífico colombiano, con un área de 2 ha; y declarada en 1999 como reserva natural.

Se llama Septiembre debido a que es el mes en el que más tortugas llegan a la zona a desovar en las playas, de los cuales nacen tortuguillos que inmediatamente van al mar.

Es la más pequeña, en área, de todas nuestras reservas, pero allí aportamos un grano de arena a la conservación de las tortugas Caguama (Lepidochelys olivácea) y Carey (Eretmochelys imbricata), porque en nuestras instalaciones se encuentra el tortugario del grupo local Caguama, quienes también desempeñan acciones de turismo en la zona.

Este escenario también ha sido clave para la investigación y la educación ambiental, especialmente para los niños, niñas y jóvenes de los colegios locales.

  • Reserva Biológica Cachalú: se encuentra en la cordillera Oriental colombiana, dentro del área de amortiguación del santuario de fauna y flora Guanentá, Alto Río Fonce, en los municipios de Encino y Charalá, Santander, con un área de 1.300 ha aproximadamente. Forma parte de uno de los últimos y mejor conservados relictos de bosque de roble en esta parte del país y a la vez forma parte del corredor Guántiva-Iguaque, que agrupa 13 municipios de Boyacá y Santander.

En 1996 se declaró como zona protegida y Reserva de la Sociedad Civil, con el fin de proteger una de las principales áreas de bosques andinos, cuya vegetación está dominada por robledales de las especies Quercus humboldtii y Colombobalanus excelsa.

Es un escenario clave para la investigación y para la observación de aves, pues en ella se han registrado cerca de 256 especies como: colibríes negros (Coeligena prunellei), changos de montaña (Macroagelaius subalaris) y la conocida perdiz santandereana (Odontophorus strophium). Es considerada un Área de Importancia para la Conservación de las Aves (AICA).

  • Reserva Biológica El Silencio: está ubicada en la Cordillera Central, en el municipio de El Retiro, oriente antioqueño, veredas Puente Peláez y La Hondita. Posee un área de conservación de 171 hectáreas. Por su cercanía con Medellín, el municipio de El Retiro forma parte del llamado ‘segundo piso de Medellín’ y de la tradicional ‘Vuelta a Oriente’.

Sus objetivos de conservación son los relictos de bosques andinos húmedos de la cordillera, que en esta región son muy escasos. Los pocos que quedan se encuentran muy degradados, sin embargo, el potencial de restauración y la recuperación de la biodiversidad y servicios ecosistémicos son muy importantes para la región.

Tiene unos bosques andinos y altoandinos, altamente conservados, pero también presenta otras áreas en estado de restauración donde ya se puede ver cómo se ha devuelto al territorio los servicios ecosistémicos, principalmente hídricos, de los que dependen las comunidades para temas productivos y domésticos.

¿Se pueden visitar estos lugares?

Los escenarios están abiertos porque queremos propiciar el conocimiento sobre estos ecosistemas, las especies que los habitan, su importancia para las comunidades locales y las oportunidades que ofrecen para las regiones.

Si nos animamos a conocer las reservas naturales, no solo las nuestras si no todas las que existen en el país, logramos aportar a la defensa de estos territorios para salvaguardarlos, pero además nos apoyan a dar respuesta a una de las problemáticas más grandes que tienen las áreas protegidas del país, que es generar esos procesos de gestión para su sostenibilidad.

Por Fundación Natura

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