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En varias oportunidades hemos oído que el planeta enfrenta una triple crisis. Por un lado, está el cambio climático, responsable de temperaturas cada vez más altas y eventos climáticos cada vez más severos; por otro lado, la pérdida de biodiversidad, que se refleja en la disminución de poblaciones de especies y sus respectivos hábitats; y por último, la contaminación en todas sus formas: plástica, lumínica, del aire, entre otras.
Ante este panorama, los países han adoptado compromisos con metas claras hacia 2030. Estos acuerdos globales, aunque suelen abordarse de manera independiente, en la práctica están interconectados. Como explica Ximena Barrera, directora de Relaciones de Gobierno y Asuntos Internacionales de WWF Colombia, “solo a través de la sinergia entre acuerdos podremos responder a la velocidad y escala que exige la crisis ambiental. Hoy existen oportunidades concretas de integración entre clima, biodiversidad y desarrollo sostenible, y aprovecharlas es clave, para ser más eficientes, generar transformaciones reales en los territorios, en beneficio de la gente y la naturaleza y cumplir de manera real y efectiva como los compromisos internacionales”.
La lucha para salvar la biodiversidad
Uno de los compromisos más recientes que adquirieron la mayoría de los países en el mundo fue el Marco Mundial de Biodiversidad Kunming- Montreal, un acuerdo firmado a finales de 2022, que en términos generales busca detener y revertir la pérdida de biodiversidad para 2030. Para ello se trazaron 23 metas entre las cuales están restaurar el 30 % de los ecosistemas degradados, tanto terrestres como marinos, reducir a la mitad el impacto de la contaminación, las especies invasoras y los subsidios perjudiciales para la biodiversidad, como los que se le otorgan a los combustibles fósiles.
Para cumplir con estas metas, cada país debe establecer su propio Plan Nacional de Biodiversidad (NBSAP por sus siglas en inglés) que son las estrategias que se trazan, conforme con sus condiciones y capacidades particulares, para cumplir las metas del marco. Hasta el momento, 55 países han presentado su NBSAP, y Colombia es uno de estos.
Nuestro país lo presentó a tiempo, al inicio de la Conferencia de Biodiversidad (COP16) que se realizó en Cali, en octubre de 2024. De acuerdo con el Instituto Humboldt, el plan nacional es “está alineado con las 23 metas”. Además, lo describen como un instrumento orientado a la acción y que promueve la colaboración entre gobiernos, instituciones, organizaciones y ciudadanía para enfrentar problemas complejos.
Gracias a este trabajo, Colombia, a través del Instituto Humboldt, fue elegido como uno de los 18 centros subregionales de apoyo técnico y científico por parte del Convenio sobre la Diversidad Biológica (CDB). Eso significa que el instituto prestará apoyo técnico y científico a 12 países de América Latina y el Caribe para avanzar en la implementación del Marco Mundial de Biodiversidad.
“Esto convierte al Instituto Humboldt y a Colombia en un punto de encuentro para iniciativas internacionales, impulsando el intercambio de conocimientos y fortaleciendo redes de cooperación para enfrentar de manera conjunta los desafíos ambientales”, mencionan desde el instituto.
De los 12 países que cubre este centro regional, seis ya presentaron su NBSAP: Argentina, Colombia, Cuba, México, Perú y Venezuela. Mientras que diez han presentado al CDB al menos un conjunto de Metas Nacionales.
Lo que sigue ahora son dos reportes que deberán entregar los países que se comprometieron con las metas del Marco, donde muestren cómo va su cumplimiento. Uno tiene fecha límite el 26 de febrero de 2026 y el otro el 30 de junio de 2029. Estos informes deben hacerse siguiendo un formato estándar que sirve para armar una revisión mundial de avances.
Mientras tanto, hay otras herramientas que permiten hacerle seguimiento a este tema. Una fue creada por WWF, “el rastreador NBSAP”, donde cada persona puede ingresar y revisar país por país si sus planes o metas son ambiciosos, viables, si están alineados con el Marco y si se entregaron a tiempo.
En camino hacia un desarrollo sostenible
El 25 de septiembre de 2015, 193 países acordaron una serie de objetivos que en términos generales buscaban intensificar los esfuerzos para poner fin a la pobreza en todas sus formas, reducir la desigualdad y luchar contra el cambio climático. Estos fueron agrupados en 17 metas llamadas Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), entre los cuales hay varios que están relacionados directamente con temas ambientales, como el ODS 6, que busca garantizar la disponibilidad y gestión sostenible del agua, el ODS 13, que llama a adoptar medidas urgentes para combatir el cambio climático y sus efectos, o el ODS 14 y 15 que buscan proteger los océanos y los ecosistemas terrestres.
El plazo inicial para cumplirlos fue de 15 años, es decir, a 2030. Sin embargo, a nivel global los avances se han quedado cortos después de nueve años, como lo afirma un informe de Naciones Unidas publicado en 2024. Allí mencionan que el progreso se ha estancado o se ha revertido en múltiples frentes, entre otras cosas, por la pandemia del covid-19 y los conflictos entre países.
“El progreso actual dista mucho de lo necesario para alcanzar los ODS. Sin una inversión masiva y una acción intensificada, el logro de los ODS —el plan para un mundo más resiliente y próspero y la hoja de ruta para salir de las crisis globales actuales— seguirá siendo difícil de alcanzar”, menciona el informe.
Sin embargo, la ONU en este mismo documento también resalta algunas cifras positivas, como por ejemplo, que, la cobertura de áreas marinas protegidas se ha multiplicado por más de diez entre 2000 y 2024 a nivel mundial, lo cual representa un avance en el ODS 14. En mayo de 2024, existían 18.200 áreas marinas protegidas y otras 199 medidas de conservación eficaces basadas en áreas, que abarcaban más de 29 millones de km2, equivalentes al 8,12 % del océano.
La acción climática
Uno de los acuerdos más importante en torno al cambio climático es el Acuerdo de París, un tratado internacional que, al igual que los ODS, se adoptó en 2015, y que busca limitar el calentamiento global a muy por debajo de 2°C, idealmente a 1.5°C, comparado con los niveles preindustriales (entre los años 1850 y 1900). Esta es una meta especialmente importante, teniendo en cuenta que 2024 fue el año más cálido y el primero en superar los 1,5 °C.
Para cumplir este acuerdo, los países formulan las Contribuciones Nacionalmente Determinadas (NDC, por sus siglas en inglés), que serían el equivalente de las NBSAP para los temas de biodiversidad. Estas son creadas bajo los lineamientos de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático CMNUCC para garantizar su claridad y transparencia a nivel internacional de acuerdo con las circunstancias nacionales de cada país.
En 2020, Colombia publicó su segunda NDC, donde aumentó su meta de mitigación de gases de efecto invernadero del 20% al 51% para 2030, con un posible incremento al 30% condicionado al apoyo internacional. En otras palabras, el país se comprometió a emitir máximo 169,44 millones de toneladas de dióxido de carbono (CO2). Para tener una idea, una tonelada de CO2 sería el equivalente a 5.385 globos.
Otras de las metas que quedaron establecidas en el NDC 2.0 es disminuir la tasa de deforestación a 50.000 hectáreas por año en 2030, y reducir en un 40 % las emisiones de carbono negro, uno de los principales contaminantes responsables del deterioro de la calidad del aire y el principal factor de riesgo ambiental a la salud.
Según el Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible, el país cuenta con 237 metas y medidas propuestas en el marco de la Ley 2169 de 2021, orientadas a alcanzar la carbono neutralidad, la resiliencia climática y el desarrollo bajo en carbono. En este momento, Colombia elabora su tercera NDC para el periodo 2025-2030, la cual se espera presentar en la COP30 en Brasil. Sobre este escenario, Barrera señala: “el proceso de actualización de la NDC 3.0, permitirá fortalecer las sinergias entre cambio climático y biodiversidad, reconociendo que la protección, restauración y uso sostenible de los ecosistemas son esenciales para alcanzar los objetivos nacionales de mitigación y adaptación".