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La llegada de Donald Trump a su segundo período como presidente de los Estados Unidos—el segundo emisor mundial de gases de efecto invernadero—llegó con malas noticias para la lucha contra el cambio climático. Ese país se retiró del Acuerdo de París, el pacto entre casi todas las naciones para hacer frente a esta problemática.
Al retirarse, Estados Unidos se unirá a Irán, Libia y Yemen como los únicos cuatro países que no forman parte del acuerdo, con el cual las naciones colaboran para mantener el calentamiento global por debajo de niveles que podrían conducir a una catástrofe medioambiental. Esta medida también es considerada por el gobierno de Javier Milei en Argentina.
En este desafiante contexto global, la Unión Europea y Colombia han hecho públicas sus intenciones de consolidar, individualmente y a través de sus relaciones diplomáticas, la acción climática y la protección de la biodiversidad en el escenario internacional.
En Bogotá, entre el 11 y 12 de febrero, se realizarán una serie de diálogos entre altos funcionarios de la Unión Europea (UE) y de Colombia con el objetivo de definir las estrategias en común para continuar y acelerar la lucha contra la crisis climática que sigue causando estragos en el planeta.
“Con Estados Unidos dando un paso al costado en el liderazgo climático, la Unión Europea está intensificando sus esfuerzos para seguir avanzando hacia un futuro resiliente al cambio climático y de cero emisiones netas. Reconociendo la urgencia de la crisis, la UE está reforzando las asociaciones a nivel mundial, incluyendo países como Colombia, para defender el Acuerdo de París e impulsar una acción por el clima significativa”, le dijo a Bibo, de El Espectador, Diana Acconcia, directora de Asuntos Internacionales y Financiación Climática del Departamento de Acción por el Clima de la Comisión Europea, que busca impulsar iniciativas que le hacen frente a los desafíos climáticos.
Las metas del encuentro
Los diálogos que se realizarán en los próximos días tendrán como objetivo consolidar las relaciones entre ambas partes en materia climática, mientras trabajan para promover una ambiciosa agenda climática multilateral entre la UE y Colombia en preparación de dos eventos clave que ocurrirán en 2025: la cumbre UE-Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC), que será presidida por el gobierno colombiano; y la cumbre mundial del clima (COP30), que se realizará en Brasil.
Más específicamente, uno de los objetivos de las reuniones tiene que ver con el estado de implementación y la actualización de las Contribuciones Nacionalmente Determinadas (NDC, por sus siglas en inglés), una de las bases del Acuerdo de París. Estas corresponden a los compromisos que asumen las naciones para reducir sus emisiones de gases de efecto invernadero.
Esto es crítico pues, según, un estudio reciente de Climate Action Tracker, un grupo de investigación internacional, inclusive si todos los países cumplieran los compromisos que han presentado formalmente hasta la fecha, la temperatura media mundial aumentaría hacia finales de siglo aproximadamente 2,6 °C, por encima de los niveles preindustriales, y muy por encima de los 1,5 °C que el Acuerdo de París estableció originalmente como objetivo. Según el reporte, se necesita una mayor ambición por parte de las naciones.
Vale señalar que los NDC deberían entregarse actualizados este mes, pero lo más factible es que ningún país presente sus nuevas metas en las próximas semanas. Entre esos está Colombia, pues la ministra de Ambiente, Susana Muhamad, le confirmó a El Espectador durante la COP29, que estos serían entregarlos solo hasta junio o julio.
De esta manera, en el marco de la visita de Acconcia, se realizará un taller para que ambas partes discutan y aborden las formas en las que están actualizando sus apuestas climáticas más allá de 2030, y de cara a las negociaciones climáticas que se realizarán en noviembre de 2025 en Brasil.
Otro de los temas que se abordarán tiene que ver con las tarifas y los mercados del carbono, un asunto que la UE busca seguir ayudando a consolidar en Colombia. De acuerdo con funcionarios de la Unión Europea, el objetivo es compartir los aprendizajes que ha dejado la determinación del precio al carbono en la Unión Europea. En los últimos 20 años, este ha permitido reducir las emisiones en un 47 % en los sectores que cubre, en paralelo a un constante crecimiento económico.
De esta manera, la UE busca apoyar al Ministerio de Ambiente en sus planes para reformar el mercado de carbono, a través de la tarificación del carbono como un instrumento que busca reducir las emisiones y que también genere ingresos que puedan ser invertidos en la transición limpia.
“Estamos apoyando a los países que desean desarrollar la tarificación del carbono. De hecho, hemos creado un grupo de trabajo diplomático dentro de la Comisión Europea y este equipo colabora estrechamente con socios clave de todo el mundo. Colombia es uno de ellos y el Grupo Operativo tomará esta oportunidad para discutir los planes del país y la asistencia de la UE para establecer una tarificación del carbono efectiva y justa. Queremos ofrecer nuestros propios conocimientos especializados, pero también queremos aprovechar la experiencia de otros países, como Brasil o México, que también están muy cerca de su implementación”, precisa Acconcia.
¿Qué está en juego?
Los esfuerzos de esta alianza no ocurren, por su parte, en un vacío. De hecho, un elemento común que une ambas agendas climáticas es la consciencia de los efectos que está teniendo el cambio climático en sus territorios y sus ciudadanos. En el caso de Colombia, como país amazónico y segunda nación con mayor biodiversidad del mundo, se ha reconocido durante años como una zona altamente vulnerable ante la crisis climática, y, además, el actual gobierno ha buscado posicionar al país en la agenda climática.
“Durante la COP16 se tomó la decisión, por consenso, de hacer una sinergia entre la biodiversidad y el cambio climático. Esta postura la llevamos a la cumbre del clima en 2024 para reivindicar la importancia de incluir el cuidado de la biodiversidad en las metas climáticas”, indicó la ministra de Ambiente de Colombia, Susana Muhamad, en declaraciones a medios a finales de 2024.
En el caso de la Unión Europea, se ha reportado que los países de este continente se están calentando al doble del promedio mundial, pues algunas zonas han registrado un aumento de la temperatura de 2.3 °C por encima de los niveles preindustriales, en comparación con el aumento mundial de 1.3 °C. Estas cifras han tenido consecuencias reales, como olas de calor más extremas, sequías, incendios forestales e inundaciones.
“Estas son imágenes de un desafío mundial. Países como Colombia también se enfrentan al aumento de las temperaturas, con proyecciones que muestran un aumento de 1,88 °C para los años 2050 y hasta 3,88 °C para finales de siglo. Estos riesgos climáticos subrayan la urgente necesidad de cooperación internacional. Ningún país puede hacer frente por sí solo a esta crisis, razón por la cual la UE está trabajando con socios mundiales para impulsar una acción por el clima más firme, desde la reducción de las emisiones hasta el impulso de la resiliencia”, expresó Acconcia, de la Unión Europea.
La cooperación contra el cambio climático
En este contexto, una relación más estrecha entre la Unión Europea y Colombia tiene varios elementos que pueden ser determinantes en las ambiciones globales para enfrentar el cambio climático. Un primer punto es la posición y la ambición compartida de alejarse de los combustibles fósiles y descarbonizar su economía. En el caso del gobierno colombiano, este anunció, a finales de 2024, un plan de inversión de 40.000 millones de dólares para acelerar la transición energética verde del país y proteger sus ecosistemas naturales.
Por su parte, durante los últimos años la Unión Europea ha implementado políticas como la Legislación Europea sobre el Clima que hace jurídicamente vinculantes los compromisos climáticos de la UE, garantizando que las emisiones se reduzcan en al menos un 55 % de aquí a 2030 y alcancen las cero emisiones netas de aquí a 2050.
En estos esfuerzos, “la Unión Europea ha demostrado que una acción por el clima ambiciosa es compatible con el crecimiento económico. Desde 1990, la Unión Europea ha reducido con éxito las emisiones de gases de efecto invernadero en más de un 37 %, al tiempo que ha expandido su economía en más de un 60 %. Esto demuestra que las políticas verdes pueden impulsar la innovación, crear empleo y garantizar la prosperidad a largo plazo. Las inversiones en energías renovables, iniciativas de economía circular y tecnologías limpias están reforzando el liderazgo de la UE en la transición ecológica mundial. Y la puesta en marcha de un nuevo Pacto Industrial Limpio el próximo mes tratará de aprovechar ese momento”, explica Acconcia, de la UE.
Esta estrategia también ha sido traducida en las estrategias de financiación que se aplican en Colombia y en el continente. Un ejemplo de esto es la Agenda de Inversiones Global Gateway de la UE, que busca mejorar el flujo de recursos para la sostenibilidad con un fuerte énfasis en la sostenibilidad, la transparencia y el impacto social de sus inversiones.
“En este mundo cada vez más polarizado, la UE seguirá abogando por la cooperación multilateral, especialmente en lo que se refiere a la lucha contra el cambio climático. En los últimos años, me complace decir que hemos establecido una relación más estrecha con los países de América Latina sobre estas cuestiones”, concluye Acconcia.
*Este contenido fue realizado en alianza con la Unión Europea en Colombia.
