Creían que este coral en Galápagos se había extinguido hace 24 años, pero no era así

Desde hace más de dos décadas no se tenían noticias del particular coral solitario de Wellington, pero científicos lo redescubrieron hace poco. Para los investigadores, es un hallazgo esperanzador, sobre todo cuando las temperaturas oceánicas registran aumentos récord.

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26 de julio de 2025 - 11:03 p. m.
Un equipo de buzos científicos de la Academia de Ciencias de California, la Fundación Charles Darwin y la Dirección del Parque Nacional Galápagos hizo el descubrimiento durante inmersiones específicas frente a la isla Isabela en enero de 2024. Aquí, la curadora de la Academia, Rebecca Albright, doctora en Filosofía, recolecta muestras de tejido coralino.
Un equipo de buzos científicos de la Academia de Ciencias de California, la Fundación Charles Darwin y la Dirección del Parque Nacional Galápagos hizo el descubrimiento durante inmersiones específicas frente a la isla Isabela en enero de 2024. Aquí, la curadora de la Academia, Rebecca Albright, doctora en Filosofía, recolecta muestras de tejido coralino.
Foto: Luiz Rocha © - Academia de Ciencias de California
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El coral solitario de Wellington (Rhizopsammia wellingtoni), nombrado en honor al biólogo Gerard Wellington, es una especie particular. Además de ser una especie endémica de las islas Galápagos, es decir, que no se encuentra en ninguna otra parte del planeta, suele medir entre 3 y 6 milímetros de diámetros, lo que hace que las colonias sean muy pequeñas y pasen desapercibidas fácilmente.

Los coralitos miden entre 3 y 6 mm de diámetro, lo que hace que las colonias sean muy pequeñas (generalmente de menos de 1 cm de ancho) y fácilmente pasen desapercibidas.

Desde su último registro en el año 2000, la especie fue catalogada como En Peligro Crítico (Posiblemente Extinto), bajo los criterios de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN). A inicios de este milenio fue la última vez que se tuvo noticias de la especie, por lo que los científicos creyeron que estaba extinta.

Sin embargo, un equipo de científicos liderado por la Fundación Charles Darwin (FCD) y la California Academy of Sciences (CAS), en colaboración con la Dirección del Parque Nacional Galápagos (DPNG), adelantó una serie de inmersiones en enero de 2024, en la que pudieron confirmar que el coral solitario de Wellington “sigue vivo y aferrado a los acantilados submarinos de Galápagos”. Así lo reportaron en un estudio publicado recientemente en la revista académica Marine Biology.

En total, los científicos lograron contabilizar más de 250 colonias vivas. De estas, 100 corresponden a una cornisa ubicada en la isla Isabela, a 12 metros de profundidad, así como un par más en Punta Vicente Roca y Playa Tortuga Negra. Sorpresivamente, los investigadores también la registraron en la isla Fernandina, donde nunca antes se había registrado el coral.

El redescubrimiento de este solitario coral, además de emocionar a los científicos, les ha generado grandes preguntas. Así lo señaló Inti Keith, investigadora de la FCD y autora principal del estudio, “encontrar R. wellingtoni después de 24 años plantea preguntas importantes sobre cómo este coral logró sobrevivir a presiones ambientales pasadas, como el fuerte evento de El Niño de 1982-1983. Esto sugiere que pudo haber encontrado refugio en hábitats más profundos y fríos antes de reaparecer con las condiciones más frescas de La Niña".

Para Keith, el reciente redescubrimiento “también demuestra que incluso las especies más vulnerables pueden persistir si protegemos los hábitats adecuados. Sin embargo, sus pequeñas y dispersas colonias nos recuerdan cuán cerca estuvimos de perderla para siempre y la necesidad urgente de estrategias de gestión proactivas”.

Terry Gosline, curador de la California Academy of Sciences y coautor del estudio, dijo que “encontrar algo que antes se creía extinto es uno de los descubrimientos más emocionantes que puede hacer un biólogo”.

Pero, más allá de su emoción, Gosline destacó que en varias de las colonias encontraron pólipos en formación, lo que indica reproducción activa. “Esto es enorme: una evidencia de que la especie no solo está sobreviviendo, sino prosperando en múltiples localidades y profundidades”.

Tanto para Keith, como para Gosline, este es un hallazgo esperanzador que muestra la resiliencia de los ecosistemas frente al aumento de las temperaturas oceánicas que, en los últimos años, han registrado récords.

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