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Desde hace 28 años, durante el 2 de febrero se celebra el Día Mundial de los Humedales, uno de los ecosistemas más importantes del mundo, pero que a su vez representa la mayor pérdida de biodiversidad.
Este ecosistema hace parte de otros sistemas biológicos, caracterizándose por encontrarse en gran parte de los pisos térmicos del país. Desde los espejos de agua de la Ciénaga Grande de Santa Marta, muy cerca del nivel del mar, hasta las turberas o lagunas que se encuentran en el páramo de Chingaza, a más de 3.000 metros de altitud.
De acuerdo con el Instituto Humboldt, se estima que hay más de 48.400 humedales en Colombia. Representan unos 30 millones de hectáreas o, para darse una idea, una cuarta parte de todo el territorio nacional.
“Según la Convención Ramsar, también hacen posible nuestra existencia en la Tierra, pues están altamente interconectados y son biodiversos. Unen montañas con océanos, atraviesan fronteras nacionales, conectan distintos hábitats y facilitan el movimiento de especies”, explica el Humboldt en un comunicado de conmemoración del día de los humedales.
Son el hogar de cientos de especies. Por ejemplo, en la Orinoquía, durante la temporada húmeda, hay peces que aprovechan los espejos de agua para buscar un espacio fuera de los ríos en donde reproducirse. Lejos de los depredadores, los humedales les permiten un lugar seguro para garantizar su propagación.
Allí habitan también reptiles, como las babillas; mamíferos, como los manatíes o los chigüiros; aves, como algunas garzas; y también moluscos y artrópodos. Además, albergan una gran cantidad de especies de plantas acuáticas.
Los problemas que amenazan a los humedales en Colombia
En la Convención Ramsar también se establece que “los humedales están entre los ecosistemas más amenazados del mundo: el 85 % de los humedales se han perdido desde el 1700 y, al menos, un 35% se ha perdido desde 1970″, afirma el Instituto Humboldt.
La entidad también explica que un 88 % de los humedales del país se encuentra fuera de las figuras de protección ambiental. Esto quiere decir que son susceptibles a riesgos asociados a diferentes actividades económicas o de expansión urbana.
Por ejemplo, las dos causas más comunes de transformación de los humedales en el país son la ganadería o la agricultura, que desecan estos ecosistemas o generan otros cambios que afectan a las especies que se encuentran en estos.
“Si bien, estas son las principales causas, también vemos que, en algunas regiones, la minería, el desarrollo y expansión de núcleos urbanos son otras de las principales amenazas que también vienen afectando la cantidad y calidad de agua de los humedales”, señala Ronald Ayazo, investigador del Humboldt, en el documento.
Algunas acciones que se pueden tomar para protegerlos son los procesos de restauración, que deberían acompañarse de medidas de protección para estas áreas.
También se requieren mejores prácticas de planificación y ejecución de la expansión urbana, con el fin de evitar destinar los humedales como puntos de vertimiento de aguas residuales u otros desechos.
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