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No paran las alertas sobre el deshielo a nivel mundial. En un reciente estudio, publicado en la revista Geophysical Research Letters, científicos de la Escuela Politécnica Federal de Zúrich, lanzaron una nueva advertencia: la pérdida acelerada de hielo en Groenlandia, la Antártida y los glaciares podría provocar un desplazamiento de hasta 27 metros en la ubicación de los polos geográficos antes de que termine este siglo. Este fenómeno, afirman los expertos, tendría implicaciones profundas sobre la navegación satelital y el equilibrio de la Tierra como sistema.
De manera más específica, los investigadores analizaron datos que describen el movimiento de los polos terrestres desde 1900 hasta 2018, junto con proyecciones de deshielo asociadas al calentamiento global. A partir de estos modelos, concluyeron que si las emisiones de gases de efecto invernadero continúan en el peor de los escenarios calculados, el polo norte podría desplazarse más de 27 metros en dirección oeste hacia 2100. Incluso, en un caso más optimista, el polo no se quedaría inmóvil: también se desplazaría alrededor de 12 metros.
El fenómeno tiene una explicación que mezcla la física y la geología. La Tierra, como cualquier objeto que gira, depende de una distribución equilibrada de su masa para mantener estable su eje de rotación. Sin embargo, factores como el deshielo redistribuyen grandes volúmenes de agua, que terminan modificando ese equilibrio y provocan que el planeta “se tambalee” ligeramente, como un trompo cuando pierde fuerza.
En sus simulaciones, los científicos explicaron que un derretimiento en Groenlandia y la Antártida podría ser un factor determinante en esta alternación. En palabras de uno de los autores del estudio, Mostafa Kiani Shahvandi, investigador de la Universidad de Viena, “la acción humana ya ha desplazado los polos mucho más de lo que lo hicieron los glaciares de manera natural durante las edades de hielo, hace miles de años”.
Las consecuencias se verían de manera clara, según Shahvandi: aunque el desplazamiento de los polos geográficos no cambia la ubicación del eje magnético (el que guía las brújulas y la navegación), sí puede afectar sistemas de posicionamiento global (GPS), satélites y misiones espaciales que dependen de cálculos precisos sobre el eje de rotación. En palabras del investigador, el reciente estudio se suma a una larga lista de evidencias de que el cambio climático no solo transforma paisajes e índices de temperatura, sino también aspectos fundamentales del funcionamiento físico de nuestro planeta.
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