La orina de las ballenas tiene una función más importante de lo que se creía

Desde lugares tan lejanos como Alaska hasta Hawái, estos mamíferos tienen la capacidad de transportar miles de toneladas de nitrógeno y otros nutrientes a través de su orina.

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12 de marzo de 2025 - 12:38 a. m.
Las ballenas transportan unas 4.000 toneladas de nitrógeno. EFE/ Antonio Lacerda
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Foto: EFE - Antonio Lacerda
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Las ballenas, además de contribuir al crecimiento del plancton y la productividad oceánica cuando defecan en la superficie, como se descubrió en 2010, también transportan enormes cantidades de nutrientes a miles de kilómetros, a través de su orina. Así lo confirma un reciente estudio dirigido por la Universidad de Vermont (UVM), en Estados Unidos.

El estudio calcula que en los océanos de todo el mundo, las grandes ballenas (entre ellas las ballenas francas, las ballenas grises y las ballenas jorobadas) transportan unas 4.000 toneladas de nitrógeno y más de 45.000 toneladas de biomasa. Esto sucede a través de cuencas oceánicas completas, desde aguas ricas y frías, donde se alimentan, hasta costas cálidas cerca del ecuador, donde se aparean y dan a luz.

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Para ejemplificar la magnitud de esta función, los investigadores mencionan el caso de las ballenas jorobadas que viajan desde una vasta zona donde se alimentan en el Golfo de Alaska, hasta una zona más restringida en Hawái, donde se reproducen. Allí, en el Santuario Marino Nacional de las Ballenas Jorobadas de las Islas Hawaianas, el aporte de nutrientes de las ballenas, que no solo se encuentra en forma de orina, sino también por la piel desprendida, los cadáveres, las heces de las crías y la placenta, es aproximadamente el doble de lo que es transportado por las fuerzas físicas locales.

Joe Roman, biólogo de la Universidad de Vermont, que dirigió la nueva investigación, explica que “las zonas costeras suelen tener aguas claras, señal de un bajo nivel de nitrógeno, y muchas tienen ecosistemas de arrecifes de coral. El movimiento del nitrógeno y otros nutrientes puede ser importante para el crecimiento del fitoplancton, o algas microscópicas, y proporcionar alimento a tiburones y otros peces y a muchos invertebrados”.

Los nutrientes distribuidos en el vasto océano por estos mamíferos se concentran en ecosistemas costeros y coralinos mucho más pequeños. Esto se debe a un fenómeno al que Roman llama ‘gran cinta transportadora de ballenas’, una especie de embudo que se forman cuando las ballenas se alimentan en grandes áreas, pero necesitan estar en un espacio relativamente confinado para encontrar una pareja, reproducirse y dar a luz.

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Al principio, las crías no tienen la energía para viajar largas distancias como las madres, y al aparecer, se quedan en aguas poco profundas y arenosas porque amortigua sus sonidos.

“Debido a su tamaño, las ballenas pueden hacer cosas que ningún otro animal hace. Viven la vida a una escala diferente. Los nutrientes llegan desde el exterior, y no desde un río, sino a través de estos animales migratorios. Es genial y cambia nuestra forma de pensar sobre los ecosistemas en el océano. No pensamos que otros animales, aparte de los humanos tengan un impacto a escala planetaria, pero las ballenas sí lo tienen”, menciona Andrew Pershing, uno de los coautores del estudio y oceanógrafo de la organización sin fines de lucro Climate Central.

Según los investigadores, estos aportes a larga distancia pueden haber sido tres o más veces mayores antes de que comenzara la caza industrial de ballenas en el siglo XIX. En este estudio, por ejemplo, no se pudieron estimar los aportes de las ballenas azules, los animales más grandes que han vivido jamás en la Tierra, porque no hay suficiente información.

En el océano Austral, las poblaciones de esta especie siguen estando muy reducidas después de la intensa caza del siglo XX. “Hay cosas básicas que no sabemos sobre ellas, como dónde están sus zonas de cría, así que ese es un efecto que nos resulta más difícil de capturar”, explica Pershing.

Por su parte, Joe Roman recalca la importancia de estos grandes mamíferos, pues aunque “mucha gente piensa que las plantas son los pulmones del planeta, que absorben dióxido de carbono y expulsan oxígeno, los animales desempeñan un papel importante en el transporte de nutrientes. Las aves marinas transportan nitrógeno y fósforo desde el océano hasta la tierra en sus heces, lo que aumenta la densidad de plantas en las islas. Los animales forman el sistema circulatorio del planeta, y las ballenas son el ejemplo extremo”.

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