Barrancabermeja en Santander, es una ciudad que produce unas 140 toneladas de basura al día. Cómo gestionar esa cantidad de residuos, como sucede en varias ciudades colombianas, es una pregunta que ha causado, desde hace unos años, más de una discordia. El último capítulo de esa historia lo acaba de abrir la ONG internacional Global Witness (la misma que hace el informe mundial de defensores ambientales asesinados). En un artículo señala que Veolia, la multinacional francesa que opera el relleno sanitario, ha vertido de manera ilegal lixiviados, es decir, los líquidos que resultan de la descomposición de las basuras.
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El documento está acompañado de imágenes suministradas por la corporación San Silvestre Green, dedicada a la veeduría ambiental en Barrancabermeja. Fueron grabadas al interior de la empresa y desde un dron, y son, para ellos, la muestra de que hay líquidos que están llegando a una fuente de agua cercana al relleno.
Pero la compañía tiene otra versión. A su parecer, todo es una estrategia para “afectar” su “reputación empresarial”. Argumentan que en el Parque Tecnológico Ambiental San Silvestre, nombre que recibe el relleno sanitario, todos los lixiviados son tratados mediante procesos de recirculación y evaporación natural. No hay ningún vertimiento, insisten.
En el fondo de la situación, hay una vieja tensión ambiental que no parece estar cerca de resolverse.
Una historia de tropiezos
El primer problema que señala Leonardo Granados, director de la corporación San Silvestre Green, es que “el relleno sanitario se encuentra en medio de un área protegida, a pesar de que eso está prohibido por la ley”. En 2009, la Alcaldía del municipio recibió un estudio realizado por Ecopetrol en el que se advirtió la necesidad de construir un lugar para disponer los residuos y se sugirió un predio a 20 kilómetros de la ciudad para hacerlo.
Un año antes, la zona en la que se encuentra ese predio había sido declarada como Distrito Regional de Manejo Integral Humedal de San Silvestre, pues hace parte de un bosque húmedo tropical en el que circulan especies vulnerables como el jaguar (Panthera onca), la nutria (Lontra longicaudis) o la tortuga morrocoy de patas rojas (Chelonoidis carbonaria). Sin embargo, argumentando la necesidad de construir el relleno, en 2014, la Corporación Autónoma Regional de Santander (CAS) autorizó la sustracción de 30 hectáreas de este distrito para hacer la obra.
Allí empezó a funcionar el relleno sanitario de Barrancabermeja en 2015, operado entonces por la empresa Rediba. En 2017, la Corte Constitucional emitió una sentencia en la que reconoció irregularidades en la disposición final de las basuras, así como vulneraciones al derecho a un ambiente sano y a la salud de los residentes de Patio Bonito, un caserío que se encuentra a 500 metros del lugar. Además, el alto tribunal dijo que la CAS no había hecho un debido seguimiento al cumplimiento de las normativas ambientales desde el inicio de su operación.
Dos años más tarde, Veolia compró a Rediba y se hizo cargo de la operación de relleno sanitario, asumiendo también las obligaciones ambientales que interpuso la Corte en la sentencia. “Los monitoreos de laboratorio y controles permanentes demuestran que la operación se mantiene dentro de los parámetros ambientales permitidos, confirmando la efectividad de las medidas de manejo implementadas desde que asumimos su operación”, explica la empresa a El Espectador en una respuesta a un cuestionario que enviamos.
En medio de esa historia, hay un elemento que no se puede dejar de lado: junto a ese predio hay fuentes de agua, como el caño El Zarzal, que desembocan en la Ciénaga de San Silvestre, de donde se extrae el agua para el acueducto de Barrancabermeja.
¿Infracción ambiental?
Según el informe de Global Witness, las imágenes que capturaron “muestran el vertido de lixiviados sin tratar, desde una piscina de contención, a los humedales situados más allá de las instalaciones de Veolia. En un video se ve claramente que la planta de tratamiento de la propiedad no está en funcionamiento mientras tienen lugar los vertidos”.
Ante esto, la empresa respondió a El Espectador que el tratamiento de lixiviados en el relleno sanitario se hace mediante un proceso llamado osmosis inversa, que permite su aprovechamiento en actividades como “riego de vías y jardines”. Todo esto, dicen, autorizados por la CAS. En su página web también explican que el relleno sanitario está impermeabilizado con una “geomembrana de alta densidad, que protege 100 % el subsuelo” ante posibles filtraciones de los líquidos contaminantes.
Veolia también argumenta que se hacen monitoreos periódicos, que incluyen pruebas de laboratorio y revisiones por parte de la CAS en las que “no se han tenido observaciones de incumplimiento ambiental por parte de dicha corporación, ni se han emitido informes al respecto”.
Sin embargo, la autoridad ambiental hizo una visita al relleno durante los primeros días de marzo y encontró “falencias en la impermeabilización de la celda en operación”.
Uno de los hallazgos del informe es que miembros de la corporación encontraron un afloramiento de lo que parecían ser lixiviados por fuera de uno de los puntos de disposición de basuras y, luego, se trasladaron a otro punto del relleno para informar al resto del equipo de la autoridad ambiental. “Se procedió a realizar desplazamiento hasta el lugar indicado con el fin de verificar los hechos; no obstante, al acceder al lugar se encontró que había sido dispuesto material de cobertura (tierra) sobre el punto señalado”.
Los operadores de la CAS, dice el informe, solicitaron que se excavara el punto que se había cubierto con tierra y evidenciaron que sí había un afloramiento de líquido. Después, hicieron pruebas de pH, conductividad y sólidos sedimentables que indicarían que se trata de lixiviados. También, el afloramiento tenía “coloración y olor característicos a lixiviados”, explica el documento.
Con base en esta y otras posibles irregularidades, la CAS interpuso una medida preventiva por una “presunta infracción ambiental” que implica dejar de disponer residuos en uno de los puntos del relleno hasta que “se garantice la impermeabilización total y efectiva de dicha celda”. Además, la corporación solicitó a Veolia realizar estudios científicos que demuestren que no se están presentando fugas de lixiviados.
Veolia afirma que estas medidas “comenzaron a implementarse de manera inmediata y han sido corroboradas por la misma entidad”. Mientras tanto, la Fiscalía y la Procuraduría están adelantando investigaciones sobre el caso, y la CAS esperará los resultados de los estudios para establecer si se cometieron infracciones en la operación del relleno.
Este es el documento de la medida preventiva impuesta a Veolia
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