Las fotos que compartió la Corporación Autónoma Regional para el Desarrollo Sostenible del Chocó (Codechocó) por grupos de periodistas muestran bien por qué las autoridades de ese departamento están un poco preocupadas. El sargazo, una macroalga que suele verse con cierta frecuencia en las playas del Caribe y que genera impactos en el ambiente, la salud y el turismo, llegó Capurganá, en el municipio de Acandí.
Capurganá es muy conocido por ser un destino para viajeros. Quienes lo visitan suelen maravillarse con sus playas y su tranquilidad. Por eso, en parte, es que quienes están al frente de las autoridades ambientales del departamento están sumando esfuerzos para mitigar el problema que representa el sargazo.
Como lo indican en un comunicado, la Gobernación y Codechocó decidieron crear una comisión conjunta para “salvaguardar la seguridad de los habitantes y de los turistas de la zona”.
La idea es que se empiecen a conformar equipos técnicos para “la inspección de la situación”, lleven a cabo una “capacitación en bioseguridad a los habitantes” y planeen una “estrategia de remoción y disposición adecuada de las macroalgas”.
La razón de la preocupación es muy sencilla: el sargazo es una macroalga (de la clase Phaeophyceae) que es flotante y puede crecer varios metros. Como explica Codechocó, “tiene vesículas llenas de gas para mantenerse a flote y promover la fotosíntesis. Su presencia solo genera grandes afectaciones luego de su descomposición y si hay contacto directo e inadecuado”.
Según dijo Kary Sánchez, subdirectora Marino Costera y de Áreas Protegidas de Codechocó, el sargazo que actualmente se registra en el territorio chocoano obedece a efectos del cambio climático y la contaminación.
“Su proliferación puede aumentar debido a las corrientes oceánicas que lo transporta por efectos del viento y corrientes marinas hasta nuestras zonas costeras”, añadió, al tiempo que recordó que, al descomponerse, puede generar gases que pueden ser tóxicos para la salud humana y los animales silvestres.
A lo que se refiere Sánchez, tal y como se lee en la página de la National Oceanic and Atmospheric Administration (NOAA), cuando el sargazo se descompone en una plata produce sulfuro de hidrógeno, un gas que huele como huevo podrido y que puede causar irritación respiratoria.
Mientras el sargazo, explica la NOAA, ejerce un rol importante en la salud y biodiversidad del ecosistema oceánico, “también puede ser dañino en ciertas situaciones cuando balsas de esta alga marrón son llevadas a la orilla por vientos y corrientes”. Además, su limpieza suele generar altos costos para las comunidades.
Por lo pronto, las recomendaciones para los habitantes y turistas es evitar acercarse a esas playas donde hay sargazo y esperar a que haya un correcto manejo por parte de las autoridades competentes.
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