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“Diez años después del Acuerdo de París, el mensaje es claro: el océano ya no puede ser una idea tardía. Es la base de la vida, de la estabilidad climática y de la resiliencia mundial, pero sigue siendo el blanco de nuestra inacción. Esto debe acabar”, afirmó Christiana Figueres, ex secretaria ejecutiva de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC). “A medida que nos acercamos a la COP30, el océano debe ocupar un lugar prioritario en la agenda, porque no hay clima seguro sin un océano sano. Y no hay verdadero liderazgo sin una acción audaz y urgente”.
Con esa advertencia como telón de fondo, el presidente Gustavo Petro viajará el próximo 7 de junio a Niza, Francia, donde participará en la Conferencia de la ONU sobre el Océano (UNOC). El evento, que se desarrollará entre el 9 y el 13 de junio, reunirá a cerca de 10.000 personas con el objetivo de abordar la salud, financiación, protección y desarrollo sostenible del océano.
Además de Petro, se espera la participación del presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, y del presidente de Francia, Emmanuel Macron, en esta tercera edición de la conferencia, coorganizada por Costa Rica y Francia.
De acuerdo con la asociación Periodistas por el Planeta, la cumbre busca fortalecer el compromiso político con la protección marina, en un contexto de aceleración del cambio climático y creciente deterioro ambiental. Uno de sus principales objetivos será la adopción de la “Declaración Política de Niza”, que busca integrar de forma más efectiva la protección de los océanos en las políticas públicas nacionales e internacionales.
También se espera que la cumbre impulse la ratificación del Tratado de Alta Mar, un acuerdo que busca proteger la biodiversidad marina en aguas internacionales. Aunque 115 países ya lo han firmado, solo 22 lo han ratificado, una cifra muy por debajo de los 60 necesarios para su entrada en vigor. Colombia aún no hace parte del grupo de países que lo han ratificado.
En este escenario, los Pequeños Estados Insulares en Desarrollo (SIDS, por su sigla en inglés) han asumido un rol protagónico. A través de la Alianza de los Pequeños Estados Insulares (AOSIS), han pedido situar al océano en el centro de la acción climática. “La salud del océano es esencial para nuestras economías, nuestras culturas y nuestras comunidades. Somos responsables de cerca del 30 % de su extensión, y con ello, asumimos no solo un privilegio, sino un deber compartido con todas las naciones que ven el mar como parte de su herencia y su futuro”, afirmó el presidente Surangel Whipps Jr., en nombre del grupo.
AOSIS ha advertido que esta conferencia llega en un momento clave, justo cuando los países se preparan para presentar nuevos compromisos climáticos (NDC) y se cumplen diez años del Acuerdo de París. Por eso, han delineado seis prioridades urgentes, entre ellas la ratificación del Tratado de Alta Mar, una transición energética justa y el financiamiento sostenible de la acción oceánica. También han insistido en que las nuevas NDC deben incorporar medidas claras para la protección marina.
“Invocamos el espíritu de mutirão —la acción colectiva por el bien común— para responder a este momento con la ambición que exige”, concluyó la Alianza, retomando el concepto promovido por la presidencia brasileña de la próxima COP30.
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