¿Qué tan cerca estamos de lograr el acceso equitativo al agua en Colombia?

En 2020, solo el 73 % de la población del país accedió a servicios de agua potable gestionados de forma segura. Los indicadores muestran que aún estamos lejos de alcanzar el acceso al agua para todos. Estos números no reflejan las diferencias en las condiciones de los territorios colombianos, donde en algunas regiones los indicadores pueden ser mucho más críticos.

Tania Santos* y David Zamora**
22 de marzo de 2023 - 10:06 p. m.
Genérica Opinión EE
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Foto: Diego Peña Pinilla

Faltan solo siete (7) años para cumplir el plazo establecido hacia el alcance de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de la Agenda 2030. Sin embargo, a nivel mundial, el objetivo 6 de “asegurar el acceso al agua, en términos de calidad y cantidad, saneamiento y gestión sostenible para todos” está lejos de alcanzarse. (Puede leer: Empieza un esfuerzo global para llevar, por fin, agua a 2 mil millones de personas)

La Conferencia de las Naciones Unidas UN-Water, a celebrarse en marzo de 2023 en Nueva York, busca realizar una revisión integral de medio tiempo de los objetivos del decenio internacional para la acción (2018 -2028) en torno al agua. Se espera que este evento sea un catalizador que dinamice las acciones y compromisos que vinculan a comunidades, academia, organizaciones sociales, gobiernos, instituciones, sectores y todo aquel interesado en lograr que se cumpla este objetivo.

En Colombia el estado de avance no es diferente al internacional. De acuerdo con los indicadores para medir el progreso de los ODS consolidados por las Naciones Unidas, se observa que en el año 2020, solo el 73 % de su población accedió a servicios de agua potable gestionados de forma segura en nuestro país, el 18 % de la población usa servicios de saneamiento manejados de forma segura (ODS 6.2.1. a.) y el 21 % del agua residual doméstica es tratada (ODS 6.3.1.). (Le puede interesar: La demanda mundial de agua dulce superará la oferta en un 40% para 2030)

Respecto a la implementación del manejo integral de los recursos hídricos, Colombia reporta un porcentaje de avance del 57 % al año 2020 y su financiación alcanza el 42 %. Existe también una falta de información que caracterice la dinámica hídrica e incluso en términos de calidad tiene un rezago en el cumplimiento de su correspondiente meta en el ODS 6.

Los indicadores muestran que aún estamos lejos de alcanzar el acceso al agua para todos. Estos números no reflejan las diferencias en las condiciones de los territorios colombianos, donde en algunas regiones los indicadores pueden ser mucho más críticos. En Colombia existen comunidades con poco o nulo acceso al agua, debido a la variabilidad del clima que ocasiona disminución de caudales. (También puede leer: Lo que se esconde detrás de la industria del agua embotellada)

Las aguas residuales se descargan sin tratamiento o con baja remoción de la contaminación, afectando la calidad de agua de fuentes superficiales y subterráneas. Las intervenciones en las fuentes hídricas, como la construcción de embalses, canalizaciones y rondas hídricas, pueden afectar la salud de los ecosistemas y los servicios que nos ofrecen. Además, los riesgos de desastres relacionados con eventos hidroclimáticos, como inundaciones, avenidas torrenciales y sequías, también afectan el acceso al agua.

En el marco del Plan Nacional de Desarrollo 2022-2026, el objetivo de asegurar el acceso al agua segura para todos se plantea en dos ejes de transformación. El primero es la convergencia regional que busca disminuir brechas sociales y económicas a través de alcanzar el acceso adecuado a oportunidades, bienes y servicios, incluido el agua. Este eje tiene un presupuesto de $136,5 billones (12 % del Plan plurianual de inversiones PPI). (Puede interesarle: Ríos de Cordillera de los Andes serían focos de emisión de dióxido de carbono y metano)

El segundo Ordenamiento del territorio alrededor del agua, puede contribuir a articular los instrumentos de planificación ambiental tanto con los territoriales y los sectoriales, definiendo niveles de acción en que operan las determinantes ambientales, en especial con las áreas protegidas y la protección del suelo rural.

Las determinantes ambientales, de gestión de riesgos y adaptación al cambio climático ocuparían el primer nivel en la jerarquía y serían preponderantes para la ordenación del territorio. Para este segundo eje de transformación se estima una inversión de $28,5 billones (2 % del PPI).

Entre estas transformaciones e inversiones hay algunos temas que no se abordan directamente y que vale la pena resaltar para ser considerados en otros mecanismos y rubros de financiación:

  1. El conocimiento de los recursos hídricos en Colombia debe mejorar y fortalecerse. La información de monitoreos de cantidad y calidad de agua superficial y subterránea es fundamental para mejorar su manejo.
  2. El desarrollo de herramientas para difusión y uso de la información en el manejo y la toma de decisiones requiere un fortalecimiento en diferentes escalas: nacional, regional, departamental y local.
  3. Las instituciones relacionadas con el manejo del agua requieren mejorar sus capacidades en términos de las herramientas que usan, las capacidades técnicas de los profesionales y la cantidad de profesionales dedicados a estas labores. Entre estas instituciones se resalta el IDEAM y las Corporaciones Autónomas Regionales y de Desarrollo Sostenible.
  4. Las iniciativas locales de comunidades, sectores y organizaciones no gubernamentales generan impactos importantes que deben ser apoyados y comunicados. En la escala local se observan las transformaciones del territorio que pueden generar una cascada de acciones que realmente impacte en la calidad de vida de sus habitantes y en el ecosistema.
  5. El ordenamiento ambiental del territorio ha producido unos resultados que deben articularse con futuros esfuerzos de planeación y participación. La inversión y el esfuerzo en la participación ciudadana para la formulación de los instrumentos como POMCAS, PORH, PEM, entre otros, deben valorarse y considerarse de forma explícita para construir sobre lo construido. La planeación es útil si se logra llevar a la realidad y generar cambios hacia ese futuro definido conjuntamente en los procesos de participación.

La oportunidad que ofrece la Conferencia de Naciones Unidas UN-Water 2023, para recordar y evaluar cómo vamos en torno al objetivo ODS 6 es propicia en un momento en que da inicio el gobierno y donde la implementación del PND marca la ruta en la evolución o involución del territorio colombiano. Es hora de dinamizar nuestras acciones y esfuerzos hacia este objetivo. Hagamos nuestra parte como ciudadanos responsables y exijamos a nuestros líderes e instituciones que se comprometan con asegurar el acceso al agua como un derecho humano fundamental para todos.

*Coordinadora del grupo Agua en el Instituto Ambiental de Estocolomo (SEI) Latinoamérica; PhD; Ingeniera Civil.

**Investigador asociado en SEI Latinoamerica; candidato a PhD; Ingeniero Civil.

Por Tania Santos*

Por David Zamora**

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