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Un grupo de peces de la cuenca del río Magdalena es nuevo para la ciencia

Además de describir cuatro especies de bagres que no conocíamos, unos investigadores dieron con un conjunto de peces nuevo para la ciencia. Lo llamaron “Magdalenichthys”, aludiendo a la cuenca del río Magdalena, en la cual habita y de donde es endémico. No se halla en otra parte del mundo.

Catalina Sanabria Devia

19 de julio de 2025 - 10:00 a. m.
La especie Magdalenichthys poira vive en la cuenca alta del Magdalena, en el departamento de Tolima.
Foto: José Luis Londoño López

Hace un par de décadas, cuando se empezaron a publicar los primeros catálogos de peces del río Magdalena, hubo uno en particular que llamó la atención de la comunidad científica, pues se sospechaba que era una especie que nunca se había descrito. Ahora, más de 20 años después, varios investigadores lograron determinar que no solo se trata de un bagre que no conocíamos, sino que dieron con todo un conjunto de peces nuevo para la ciencia.

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El equipo denominó a este género Magdalenichthys, aludiendo al río que habita. De este grupo hacen parte otras tres especies que los científicos descubrieron. Aquel primer pez sobre el que se tuvo noción, cuenta Carlos Do Nascimiento, vive en la cuenca alta del Magdalena, en el departamento de Tolima, y fue bautizada con el nombre Magdalenichthys poira.

Especie Magdalenichthys poira.
Foto: José Luis Londoño López

Do Nascimiento es biólogo, tiene un doctorado en Zoología y dicta clases en la Universidad de Antioquia. Además, durante unos ocho años fue curador de la colección de peces de agua dulce del Instituto Humboldt. Desde hace tiempo llevaba dirigiendo este estudio revelador, que fue publicado hace poco en la revista especializada Zoological Journal of the Linnean Society.

El científico explica que lo que diferencia a este conjunto de peces de los demás es una característica “bien recóndita”: a los lados del cráneo tienen un par de extensiones óseas puntiagudas, semejantes a puntas de lanza. Esta estructura, agrega Do Nascimiento, solo se encuentra en las cuatro especies de Magdalenichthys (de “apellidos” poira, yariguies, lundbergi y mompox), pues está ausente en todas las otras de la familia de los bagres (Heptapteridae).

Especie Magdalenichthys poira.
Foto: José Luis Londoño López

El descubrimiento es un gran avance para la ciencia, aunque todavía queda mucho por estudiar. Si bien los científicos hallaron esta particular característica del género, no se sabe con certeza cómo surgió o para qué. Con el fin de obtener una idea, Do Nascimento dice que sería necesario ir por otra vertiente de investigación e, incluso entonces, no es seguro que haya respuestas.

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“Quizás, en el momento en el que apareció esa estructura, tenía una función, pero puede que hoy en día no sea así. Estos organismos son de hace millones de años y el planeta lucía muy diferente en ese tiempo. La cuenca del Magdalena era distinta, no drenaba en donde lo hace actualmente, en Santa Marta, sino que llegaba adonde se encuentra hoy la punta de la península de La Guajira”, subraya el principal autor del estudio.

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Otro dato sorprendente es que el grupo de especies que más se relaciona con los bagres recién descubiertos es el género Phenacorhamdia, que en la actualidad no se distribuye en el Magdalena. Con el evento geológico del levantamiento de la Cordillera Oriental, hace millones de años, el río se separó del Amazonas y del Orinoco, provocando que quedaran alejados estos grupos “hermanos”.

A modo de analogía, Do Nascimento menciona que es como si se hubiera levantado una gran muralla y los parientes hubiesen sido divididos, quedando de un lado o del otro. Cada grupo experimentó, debido a las condiciones ambientales, un proceso de evolución distinto e independiente. Esto “nos habla de esa historia única que tiene Magdalenichthys. Son peces estrictamente endémicos: no se hallan en ninguna otra parte del continente suramericano y, por ende, del mundo”.

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Aunar esfuerzos

El recorrido para llegar a este hallazgo tardó años. Con la firma de los Acuerdos de Paz con las FARC, zonas históricamente permeadas por el conflicto armado se volvieron más accesibles para la comunidad científica. Los investigadores pudieron volver o incluso visitar lugares que no habían sido explorados en el país para estudiar la biodiversidad de esos ecosistemas. Se llevaron a cabo varias expediciones en el marco del proyecto Santander BIO, organizado por el Instituto Humboldt y la Gobernación del departamento, parte del programa nacional Colombia BIO. “Uno de los puntos que se seleccionó fue la Serranía de los Yariguíes, donde se realizó la primera salida, en 2018”, recuerda Do Nascimiento. “Nosotros ya sabíamos que esta zona tenía unas características muy particulares. Otras dos especies se habían descubierto allí, lo cual indicaba que era un refugio de biodiversidad”.

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En efecto, los científicos encontraron un bagre parecido al ya identificado Magdalenichthys poira, pero notaron que presenta algunas disparidades: tiene un cuerpo más largo y una aleta anal más larga, con más radios, entre otros aspectos. Por esta razón, constituye una nueva especie, que se nombró en relación con el territorio: Magdalenichthys yariguies.

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Quebrada La Concordia, donde fueron obtenidos los ejemplares en la Serranía de Los Yariguíes.
Foto: Maribel Arias Mañosca

Armando Ortega Lara, biólogo Ph. D. especialista en peces de agua dulce y director científico de la Fundación Funindes Colombia, cuenta que el proceso fue distinto para llegar a reconocer a otra de las especies (Magdalenichthys lundbergi). En 1999, en el Alto Cauca, Ortega adelantó una investigación con la Corporación Autónoma Regional del Valle del Cauca (CVC), para ver qué animales habían desaparecido del ecosistema.

El equipo utilizó la electropesca, metodología no selectiva que funciona como un imán, atrayendo una gran variedad de peces. Así, se pudieron capturar por primera vez ciertas especies, entre ellas la M. lundbergi. “En ese año, sin embargo, no teníamos ni idea de cuál era”, menciona Ortega. “Pensábamos que pertenecía al género Heptapterus”.

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Durante un par de décadas hubo estimaciones desacertadas sobre este bagre, pues el biólogo apunta que hacía falta información para hacer las debidas comparaciones entre especies y géneros. Tras un exhaustivo trabajo, que Ortega califica de “monumental”, se logró determinar que, en efecto, M. lundbergi es una especie única.

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Por otro lado, también en el río Cauca —principal afluente del Magdalena— se halló la especie Magdalenichthys mompox, por mera coincidencia. A raíz de la emergencia de Hidroituango, en 2018, con la que se redujo drásticamente el cauce del río Cauca, se iniciaron acciones para rescatar la fauna afectada, priorizando a los peces.

Mientras trasladaba de vuelta al río los peces que habían quedado rezagados en pozos, Diana Montoya Ospina, investigadora de la Universidad del Tolima, encontró un individuo pequeño, que le generó curiosidad, pues nunca lo había visto. “Decidió entonces tomarlo y preservarlo para confirmar su identidad taxonómica”, afirma Do Nascimiento.

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“Teniendo al mismo tiempo esas muestras de las cuatro especies, nosotros ya podíamos compararlas directamente. Nos percatamos de que a simple vista mostraban diferencias en sus atributos, como en su coloración y la forma del cuerpo. Pero también realizamos un proceso que se denomina diafanización y tinción diferencial”, agrega el biólogo.

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La diafanización, que se desarrolló hace poco más de un siglo, consiste en someter a los vertebrados a reacciones químicas usando una enzima llamada tripsina. A través del método, básicamente se puede ver el interior del bagre, pues su cuerpo queda totalmente transparente, luego de que la enzima “digiere” sus músculos, rompiendo las moléculas de las proteínas.

Especie Magdalenichthys yariguies.
Foto: Artículo publicado en Zoological Journal of the Linnean Society

“Fue en ese momento cuando aplicamos una serie de pigmentos (tinciones), con las que pudimos ver el cartílago teñido de azul y el hueso teñido de rojo. Así nos adentramos, para ver cómo lucía el pez en su interior”, explica Do Nascimiento. Esto es importante porque los peces son el grupo de animales que más huesos tienen. Usando dichas técnicas, los biólogos hallaron un rastro descifrable de la evolución de estos bagres. Las extensiones óseas puntiagudas a los lados de su cráneo, muy posiblemente, provienen de un solo ancestro.

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Por Catalina Sanabria Devia

Periodista con interés en temas de género, medio ambiente y construcción de paz. Ha colaborado en medios como Rutas del Conflicto y Mongabay Latam. Ganadora del Premio Nacional de Periodismo Simón Bolívar (2022) y el Premio al Periodismo Social y Ambiental de Constructora Capital (2023).@catalina_sanabrlsanabria@elespectador.com
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