Buenas noticias de un censo de nutrias en la Orinoquía

Científicos españoles y colombianos recorrieron el río Orinoco, sus caños y lagunas, y reportaron la mayor densidad de “perros de agua” del país. Las cámaras trampa fueron uno de los instrumentos para el conteo.

Redacción Vivir
17 de mayo de 2019 - 09:55 p. m.
El rango de distribución de las nutrias abarca desde Venezuela hasta el norte de Argentina. / Fundación Omacha
El rango de distribución de las nutrias abarca desde Venezuela hasta el norte de Argentina. / Fundación Omacha

Hace pocos días se reveló el primer informe sobre la pérdida de biodiversidad a escala global. El dato más escolofriante que contienen esas 400 páginas es que el mundo está en riesgo de perder 1 millón de especies de animales y plantas. Un mundo sin la nutria gigante (Pteronura brasiliensis) catalogada en Peligro por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza no sería el mismo. No es por nada que se han ganado el apelativo de “perros de agua” por su gracia e inteligencia.

Pero hay motivos para ser optimistas. Al menos frente a las nutrias que habitan en la Orinoquía colombiana. Científicos españoles del Instituto de Biología de la Conservación de España (IbiCo), con el apoyo de la Fundación Barcelona Zoo, y científicos colombianos de la Fundación Omacha, acaban de presentar los resultados de un censo de nutrias a lo largo de 38 kilómetros del río Orinoco y reportaron la mayor densidad de estos animales en el país.

La investigación, que se extendió por dos años y se concentró en las estaciones secas de 2018 y 2019, implicó realizar una serie de recorridos periódicos en botes de motor, canoa o a pie a lo largo del trayecto elegido del río Orinoco con sus caños y lagunas. La zona en la que trabajaron los científicos hace parte de la Reserva Natural Natural Bojonawi, que en lengua Sikuani, significa nutria gigante.

Para censar cada nutria y no repetir registros los científicos identificaban el  “babero” en el cuello de la nutria que está pintado de manchas que son como una huella dactilar, única para cada individuo. Las 30 nutrias identificadas en la zona  integraban 5 grupos y 2 fueron individuos solitarios, lo que marcó una estima poblacional de 0.77 individuos/kilómetro.

Dentro del estudio se realizaron más de 100 encuestas a locales y pescadores que indicaron la existencia de un bajo nivel de conflicto nutria-pescador y una percepción positiva de la especie por parte de los pescadores del área de Puerto Carreño que incluso reconocen que el perro de agua es un atractivo para el turista.

Otra de las herramientas implementadas en el trabajo fue la instalación de cámaras trampa para documentar los ciclos de actividad de las nutrias en el uso de letrinas y madrigueras. “Las nutrias depositan el contenido de sus glándulas anales, así como la orina y las heces en letrinas donde se restriegan para que todos tengan el mismo olor. Estas marcas aromáticas desempeñan un papel importante en la comunicación y las interacciones sociales, además de delimitar los territorios frente a otros grupos”, explicaron los científicos.

Con respecto a las madrigueras, como los pulsos de inundación del Orinoco son muy grandes, dependiendo de dónde está el nivel del agua, las nutrias se trasladan y van rotando su uso. Estudios hechos en Perú han determinado que no hay patrón en el uso de las madrigueras, que lo hacen a gusto y las abandonan si los hombres se acercan.

“Profundizar más en este bajo nivel de conflicto puede permitir soluciones y protocolos exportables a otras áreas con altos niveles de conflicto, sobre todo si la causa radica en los factores que determinan la actitud del hombre frente al animal. Pescadores mejor informados pueden marcar una diferencia en la conservación de la nutria en otros lugares”, señalaron los investigadores a través de un comunicado.

Con la firma de la paz, el turismo se ha convertido en una promesa de desarrollo para muchos  de estos territorios pero también en una espada de doble filo si no se maneja bien. Dice Germán Garrote, biólogo español director del estudio: “Los pocos que van alucinan con la belleza del paisaje, ven un potencial brutal y reconocen el valor turístico de la zona. Antes de que llegue el turismo, es preciso organizarse pronto y tener herramientas para que no llegue un problema como ha ocurrido en otros escenarios donde se ha sobrepasado la capacidad de carga de los ecosistemas y su sostenibilidad; haciendo un daño a la naturaleza y las comunidades”.

Con respecto a la nutria como una especie para avistamiento turístico, habría que estudiar muy bien su comportamiento para acercarse a ellas sin que se perturben y alteren, y hacer una capacitación especial para los guías turísticos. En Perú está establecida una distancia de seguridad para guardar y se hace la observación responsable sin problemas.

 

Por Redacción Vivir

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