Todos hemos escuchado que la Tierra se está calentando. Las temperaturas medias globales en 2024 fueron más de 1 °C superiores a las de la era preindustrial. Y es posible que uno de los animales más afectados por eso sea el oso polar. Si tenemos que pensar en una especie que dependa de entornos fríos (aunque haya muchas más), es probable que ese oso sea el primero que llegue a la cabeza.
La corriente del océano Ártico está en su punto más cálido en los últimos 125.000 años, y las temperaturas siguen aumentando. En el sureste de Groenlandia, el margen de la capa de hielo está retrocediendo rápidamente, lo que provoca una gran pérdida de hielo y hábitat. El noreste de Groenlandia y el sureste de Groenlandia presentan hábitats muy distintos que afectan a los osos polares que viven allí. Mientras el primero es una tundra ártica clásica, el segundo se caracteriza por una tundra forestal con un clima más extremo: abundantes precipitaciones, fuertes vientos y montañas costeras escarpadas. Es decir, y a diferencia del noroeste, se trata de una Groenlandia mucho más cálida.
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Esto hace que en el sureste de Groenlandia la supervivencia de los osos polares sea especialmente difícil. Recientemente, sin embargo, se descubrió allí una nueva subpoblación de osos polares. Y eso despertó la curiosidad de los científicos. Estudiar esta población podría ser muy importante, pues más de dos tercios de los osos polares podrían desaparecer para 2050, y se estima que la especie podría extinguirse totalmente a finales de este siglo. Como estos osos están viviendo en un entorno más cálido que el resto del Ártico, los investigadores quieren entender si tienen mecanismos biológicos diferentes que les han permitido sobrevivir.
En un nuevo estudio publicado recientemente, los científicos descubrieron que estos osos presentan cambios en su ADN que podrían sugerir que estos animales se han adaptado al clima más cálido que presenta el sureste de Groenlandia.
Los científicos investigaron especialmente los elementos transponibles (ET). Se trata de fragmentos de ADN que pueden moverse dentro del genoma, como en un rompecabezas, lo que a veces ayuda a los animales a adaptarse a nuevos entornos. En el oso polar, aproximadamente el 38,1 % del genoma está compuesto por TE. En el genoma humano, el 45 %, y en las plantas puede superar incluso el 70 %.
“Nuestra investigación reveló que algunos genes relacionados con el estrés térmico, el envejecimiento y el metabolismo se comportan de forma diferente en la población de osos polares del sureste. Esto sugiere que podrían estar adaptándose a las condiciones más cálidas. Además, encontramos genes saltarines activos en partes del genoma relacionadas con el procesamiento de grasas, importante cuando el alimento escasea. Esto podría indicar que los osos polares del sureste se están adaptando lentamente a las dietas vegetales más ásperas que se encuentran en las regiones más cálidas. Las poblaciones de osos del norte se alimentan principalmente de focas con sobrepeso”, escribió en el medio especializado The Conversation Alicia Godden, investigadora de la Facultad de Ciencias Biológicas de la Universidad de East Anglia y una de las autoras de la nueva investigación.
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Godden explica que la secuencia de ADN puede cambiar y evolucionar lentamente, pero el estrés ambiental, como un clima más cálido, puede acelerar este proceso. Y eso, al parecer, es lo que ha estado pasando con estos osos polares. Su investigación encontró que el clima más cálido del sureste de Groenlandia hizo que muchos TE se movieran dentro del genoma de los osos polares, modificando su secuencia genética. En los osos de esta zona, estos TE parecen más jóvenes y numerosos, y más de 1.500 de ellos muestran una actividad mayor de lo normal, lo que indica que son cambios recientes, agrega la nueva investigación.
En general, concluye Godden en su artículo enThe Conversation, “el cambio climático está transformando los hábitats de los osos polares, lo que provoca cambios genéticos. Los osos del sureste están evolucionando para sobrevivir a estos nuevos terrenos y dietas. Las investigaciones futuras podrían incluir otras poblaciones de osos polares que viven en climas difíciles. Comprender estos cambios genéticos ayudará a los investigadores a comprender cómo podrían sobrevivir los osos en un mundo en calentamiento y qué poblaciones corren riesgo”.
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