Ahora, como se anunció en la convención climática que se lleva a cabo en Lima, todos esos riesgos, entre los que se cuentan la tala, la minería, la agricultura masiva y la construcción de represas y carreteras, representan un peligro para las reservas indígenas y áreas protegidas. Éstas almacenan el 55% del carbono de toda la región, un contenido mucho mayor del que albergan los bosques de Indonesia y la República Democrática del Congo.
En el estudio Carbono en los bosques de la Amazonia: El papel poco reconocido de los territorios indígenas y las áreas naturales protegidas, científicos, organismos amazónicos, comunidades y expertos en políticas públicas advierten sobre la necesidad de proteger estos territorios.
“La protección del carbono de estos lugares es crucial para la estabilidad del clima global y para la identidad cultural de los pobladores del bosque y la salud de los ecosistemas que habitan”, aseguran.
Según le dijo a Sinc Steve Schwartzman, experto en políticas sobre bosques tropicales del Fondo de Defensa Ambiental, “la solución es reconocer los derechos de los pueblos indígenas y proteger las áreas naturales frente a intereses privados”. Tarea que está a cargo de los países en donde está distribuida la Amazonia. Entre todos suman 2.344 territorios indígenas y 610 áreas naturales protegidas.
El panorama, sin embargo, parece poco alentador si se tiene en cuenta que el 20% de todos los bosques tropicales se encuentran seriamente amenazados y que en los últimos cuarenta años han sido destruidos 763.000 km² de selva. Es decir, una superficie equivalente a dos veces el área de Alemania.