Colombia presentó este lunes sus metas en las Contribuciones Determinadas a Nivel Nacional (NDC) 3.0 en el marco de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático (CMNUCC) y en cumplimiento del Acuerdo de París.
Los NDC son documentos de política muy importantes porque definen los compromisos concretos de cada país para reducir sus emisiones de gases de efecto invernadero, adaptarse a los impactos del cambio climático y transitar hacia economías más sostenibles. En ellos se establecen metas medibles, como la reducción de emisiones, el control de la deforestación o la implementación de energías limpias, y al mismo tiempo reflejan la responsabilidad que cada nación asume frente a la crisis climática global.
De hecho, durante la COP30 que se celebrará en Brasil se revisarán estos documentos.
El Espectador tuvo acceso a algunos detalles del documento colombiano. En materia de mitigación de gases de efecto invernadero (GEI), el país se compromete a que en 2030 las emisiones no superen los 169,44 millones de toneladas de CO₂ equivalente y que para 2035 se ubiquen en un rango máximo de 155 a 161 millones de toneladas. En 2018 el país emitió 302.974 gigagramos de CO2 equivalente a 302 millones de toneladas directas.
Otro de los compromisos está relacionado con el carbono negro, un contaminante climático de corta duración que también afecta la salud. El país se propone reducir sus emisiones en un 40% para 2030 frente a los niveles de 2014, lo que equivale a cerca de 6.130 toneladas menos. Para 2035, la meta será alcanzar reducciones de entre 6.130 y 8.873 toneladas, excluyendo los incendios forestales.
Finalmente, Colombia también fijó una meta ambiciosa en control de la deforestación. El objetivo es disminuir la tasa nacional a 50.000 hectáreas por año en 2030 y, para 2035, reducirla a un rango de 37.500 a 49.999 hectáreas anuales. Este compromiso busca frenar uno de los principales factores de pérdida de biodiversidad y de emisiones de gases de efecto invernadero en el país.
Según conoció este diario, estas son las ocho prioridades en adaptación con las que se comprometería el Gobierno Nacional:
1. Biodiversidad y servicios ecosistémicos,
2. Recursos hídricos,
3. Seguridad alimentaria y producción agropecuaria,
4. Salud humana,
5. Infraestructura,
6. Riesgo de desastre,
7. Patrimonio cultural,
8. Hábitat humano.
¿Por qué son importantes los NDC?
Las NDC están en el centro del Acuerdo de París y de la consecución de sus objetivos a largo plazo. Representan los esfuerzos de cada país para reducir las emisiones nacionales y adaptarse a los impactos del cambio climático. Las NDC 3.0, que corresponden a la tercera ronda de contribuciones de cada país, deben ser progresivas y más ambiciosas que las NDC actuales y podrían ser la última oportunidad para alinear al mundo hacia una trayectoria de emisiones globales ajustada con el objetivo de 1.5 °C del Acuerdo de París según la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (UNFCCC).
El objetivo central del Acuerdo de París, como hemos explicado, es mantener el aumento de la temperatura global por debajo de 1,5 °C, y para lograrlo, la suma de los compromisos climáticos de todos los países debe ser lo suficientemente ambiciosa hacia 2035. Si los países cumplieran estrictamente las metas de reducción de emisiones incluidas en las NDC pasadas, el mundo se encaminaría hacia un calentamiento de entre 2,1 °C y 2,6 °C a finales de siglo.
Por eso, la nueva ronda de compromisos —las NDC 3.0— resulta crucial. Esta tercera actualización debe elevar de manera significativa la ambición climática, no solo para cerrar la brecha entre las promesas y la ciencia, sino también para acercar al mundo al límite de 1,5 °C. De lo contrario, los impactos del cambio climático serán mucho más severos y difíciles de gestionar en las próximas décadas.
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