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Quizás una de las primeras ideas que albergan el imaginario de los colombianos es que habitan en un país rico en agua. No en vano, cuenta con dos mares, ríos caudalosos que recorren todas sus regiones y alberga en sus montañas el páramo más grande del mundo. Pero, a pesar de que hay una buena cantidad de quebradas y riachuelos regados por el territorio nacional, por un manejo inadecuado de este recurso hídrico, ciertos lugares cada vez están más cerca de una crisis de desabastecimiento.
Según cifras del último Estudio Nacional del Agua, la cuenca del río Cauca es la más amenazada y tiene un alto riesgo de desabastecimiento en épocas secas, lo que significa que la región en donde viven la mayoría de los colombianos y en donde se concentra el 80 % del PIB nacional, está en riesgo de no proveer suficiente agua. Una problemática que afecta a todos los sectores, porque justo en esta región se concentra la demanda del recurso hídrico para vivienda y la generación de hidroenergía. (Puede leer: Un agua para salvar los páramos)
Un panorama poco alentador al que expertos le están haciendo frente. Para crear conciencia sobre las principales cuencas de las áreas metropolitanas y plantear soluciones para su conservación, nació hace siete años la iniciativa de Encuentros por el Agua, un proyecto liderado por El Espectador e Isagén, que cuenta con la dirección técnica de WWF, el apoyo de Bavaria y el esfuerzo de la Andi.
El principal objetivo de esta iniciativa es llevar a cabo un seguimiento de los retos y las acciones priorizadas a nivel de las cuencas e identificar las acciones urgentes de cada una de ellas para mejorar la gobernanza del recurso hídrico.
Este año se llevaron a cabo cuatro encuentros regionales. El primero se realizó en Medellín, en el que se analizaron las cuencas de los ríos Nare y Porce; en Manizales fueron estudiados los ríos La Miel y Guarinó; en Bucaramanga se habló sobre el estado de las cuencas del río Alto Lebrija y Sogamoso, y en Cúcuta conversaron de las cuencas de los ríos Zulia y Pamplonita. Las sugerencias, soluciones y problemas que encontraron los más de 200 actores públicos, privados, académicos y comunitarios en cada uno de estos afluentes serán socializados en la última parada de esta iniciativa, que será en Bogotá el 26 de noviembre a las 8:00 a.m. en el hotel JW Marriot.
Durante este último conversatorio, los participantes pondrán sobre la mesa los retos y las oportunidades para mejorar el ordenamiento y la gestión de ocho de las principales cuencas del país que abastecen de agua a cerca de siete millones de habitantes. Incluir dentro del plan financiero estrategias para la promoción e implementación efectiva de instrumentos financieros para conservar este recurso es una de las propuestas de acción estratégica.
Además, sugerirán la articulación de instrumentos de ordenamiento territorial con programas de gobierno, con énfasis en los Planes de Ordenación y Manejo de Cuencas Hidrográficas (Pomcas) y el aporte regional a indicadores en el marco de los ODS, como estrategia de seguimiento articulado con compromisos nacionales y agenda 2030.
La gran apuesta del Encuentro Nacional por el Agua será que sus principales conclusiones, recopiladas en los diálogos de las cuatro ciudades y sumadas a las de Bogotá, sigan siendo tenidas en cuenta por el Gobierno Nacional y los mandatarios regionales y, así, promuevan la acción conjunta entre entidades de los sectores público, privado y de la sociedad civil para que se materialicen acciones concretas en la forma como se ordenan y gestionan las cuencas del país.
El río Guarinó, por su parte, debe luchar contra las sequías para no dejar sin agua a las 21.000 personas que se abastecen de él. Sin embargo, los asistentes al Encuentro por el Agua resaltaron que para preservar el estado de los afluentes es fundamental establecer la estructura ecológica principal a nivel regional, definir las áreas protegidas y la conectividad que se requiera en los ecosistemas. Una tarea de todos.