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La Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático publicó recientemente un informe y, sus resultados, no son alentadores. La entidad señala que los países no están haciendo lo suficiente para alcanzar los objetivos climáticos globales propuestos en el Acuerdo de París, que se firmó en 2015.
A los ojos de las Naciones Unidas, las “Contribuciones Determinadas a Nivel Nacional” (NDC por sus siglas en inglés), como se llaman técnicamente estos compromisos, solo reducirán las emisiones un 2,6% para 2030. Es decir, este porcentaje es un 40% menos de lo que se necesita para que la temperatura global no sobrepase los 1,5 °Celsius.
En los cálculos que realizaron las Naciones Unidas, para evitar que la temperatura del mundo supere este umbral, se deben reducir las emisiones de gases de efecto invernadero en un 43% para 2030 y, en un 60% para 2035. “Esto es solo una fracción de lo que se necesita con urgencia”, advierten en el informe.
Sobre estos resultados, Simon Stiell, Secretario Ejecutivo de la ONU Cambio Climático, aseguró que “los actuales planes nacionales sobre el clima están muy lejos de lo que se necesita para evitar que el calentamiento global paralice todas las economías y arruine miles de millones de vidas y medios de subsistencia en todos los países”.
Stiell también señaló que aunque las conclusiones del informe son duras, no son sorprendentes, pues en su opinión, los actuales planes nacionales de acción climática están muy por debajo de lo necesario para impedir que la temperatura global siga incrementando.
Para llegar a esta conclusión, los investigadores de la ONU sintetizaron la información de los 168 últimos planes climáticos nacionales, que fueron compartidos por 195 partes del Acuerdo de París y que fueron inscritos antes del 9 de septiembre de 2024.
Stiell además advierte que “la contaminación por gases de efecto invernadero a estos niveles garantizará un desastre humano y económico para todos los países, sin excepción”.
En el informe, por ejemplo, estiman que las emisiones totales de gases de efecto invernadero a nivel mundial, teniendo en cuenta la implementación de las últimas NDC, serán de alrededor de 53 gigatoneladas de CO₂ en 2025 y 51,5 gigatoneladas de CO₂ en 2030.
Por eso, Stiell hace un énfasis en que se requieren nuevos planes climáticos nacionales que sean más audaces para evitar un desastre climático. También, anotó, se deben “impulsar mayores inversiones, crecimiento económico y oportunidades, más empleos, menos contaminación, mejor salud y menores costos, energía limpia más segura y asequible”.
Entre los elementos que deberían tener estos nuevos NDC están unos objetivos de emisiones mucho más ambiciosos, los cuales abarquen todos los sectores de la economía, cubran todos los gases de efecto invernadero y mantengan vivo el objetivo de 1.5 °Celsius.
Estas nuevas NDC también deberán desglosarse en sectores y gases; detallar las prioridades de adaptación y las inversiones para proteger a la población; y apoyar y alinearse con los procesos de cada Plan Nacional de Adaptación.
Por último, anota la ONU, los nuevos compromisos deben ser creíbles, respaldados por normativas, leyes y financiación sustanciales que garanticen el cumplimiento de los objetivos y la aplicación de los planes. Estos deberían tener un horizonte temporal hasta 2035 y contar con objetivos más ambiciosos para 2030.
Cabe resaltar que como parte de las obligaciones adquiridas en París, las naciones deben presentar unas NDC nuevas y más sólidas antes de la fecha límite, que será en febrero del próximo año.
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