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Un grupo de investigadores en México reportó que, luego de un extenso censo en este país, se determinó que las poblaciones de jaguares han aumentado en un 30 % en los últimos 15 años.
No son pocas las presiones que enfrenta esta especie en el continente. Según han advertido organizaciones como WWF, los individuos de estas especies son amenazadas por la pérdida de hábitat, la caza, conflictos con los ganaderos, entre otros factores. Para ponerlo en perspectiva, se estima que ya ha desaparecido en un 46 % de sus territorios originales.
En contexto: Colombia está perdiendo a sus jaguares.
Por esta razón, un grupo de investigadores vienen siguiéndole la pista a esta especie en México, y, en su más reciente evaluación, encontró que en el país se registraron, en el último año, cerca de 5,326 individuos.
Para llegar a estos datos, más de 50 científicos tomaron datos de 15 estados de México, con la ayuda de 920 cámaras trampas. Se trata, según la investigación, del mayor censo de mamíferos realizados en territorios mexicano.
En entrevista con The Guardian, Gerardo Ceballos, investigador de la Alianza Nacional para la Conservación del Jaguar (ANCJ), sostuvo que “el hecho de que el país haya conseguido mantener y aumentar su población en los últimos 14 años es extraordinario. Para mí es una gran noticia para el país. México y el mundo necesitan buenas noticias”.
¿Cómo se puede explicar el aumento de estas poblaciones?
De acuerdo con los investigadores de la ANCJ, estos resultados se deben a avances en varias políticas públicas del país. En particular, destacaron la reducción del conflicto entre personas y jaguares, campañas de publicidad y educativas, así como la mejora de las áreas protegidas claves para esta especie.
Aunque los resultados son alentadores, los investigadores llaman a la cautela. Según sus proyecciones, incluso con el ritmo actual de crecimiento, la especie necesitaría cerca de 30 años más para dejar de estar en riesgo de extinción.
Uno de los mayores desafíos para la conservación del jaguar es la construcción de carreteras, que no solo fragmentan su hábitat, sino que también elevan el riesgo de atropellos. A esto se suma el comercio ilegal de dientes y pieles, que continúa amenazando a la especie.
“Estamos ganando una batalla en una guerra que se está perdiendo. Pero es una batalla muy importante”, precisó a The Guardian, Ceballos. “Nos da esperanzas de que si articulamos las políticas adecuadas, podemos lograr grandes resultados”.
La situación en Colombia
Como contamos en esta nota, hace un año se publicó uno de los informes más completos sobre la situación en el país. ProCAT Colombia, junto con investigadores de la Universidad Autónoma Metropolitana de México y de la Pontificia Universidad Javeriana de Bogotá, publicaron en la revista PLOS ONE el estudio más completo sobre la distribución y el estado de conservación del jaguar hecho hasta el momento. Aunque los resultados no fueron positivos para la especie, este documento puede servir como una hoja de ruta para el Ministerio de Ambiente, las corporaciones autónomas y el sector privado en la priorización de áreas y recursos para su adecuado manejo y conservación.
En la investigación, se analizó y describió el estado del jaguar en cada región del país, y se propusieron 960 corredores adicionales para conectar las poblaciones de los Andes y el Caribe con las del Amazonas y el Orinoco.
Hace 400 años, los jaguares recorrían bosques, selvas, manglares, ríos, lagunas y valles colombianos, donde seguramente convivieron con muchos pueblos indígenas. “Lastimosamente, hoy no están ni en la mitad del país, rozan el 40% del territorio, sus poblaciones están fragmentadas, en decrecimiento y con un riesgo genético de desaparecer”, explica el investigador José F. González-Maya.
Según los investigadores del estudio, no es posible determinar el momento exacto en el que ocurrió el dramático declive del hábitat y las poblaciones del jaguar. “Sabemos que el 60% de la cobertura natural ha desaparecido y se incrementó principalmente desde 1970 con la influencia de la huella humana, la aparición de monocultivos y la ganadería”, explica María Camila Machado, investigadora de ProCAT Colombia y autora principal de la publicación.
Si bien Colombia cuenta con áreas de conservación significativas, que son vitales para la protección del jaguar, los investigadores señalan que es crucial enfocar esfuerzos en las áreas de recuperación y los corredores. Estas zonas, aunque a menudo son más pequeñas, desempeñan un papel esencial como puntos de paso que facilitan el desplazamiento de la especie y su reproducción.
Después de la destrucción de sus hábitats y la deforestación, la retaliación y los encuentros negativos son la segunda causa de la desaparición de los jaguares en el país. Estos incidentes ocurren cuando los felinos cazan animales domésticos y los humanos, en represalia, buscan y matan a los jaguares. Además, esta especie enfrenta otras amenazas como la caza furtiva para la comercialización de sus partes y la introducción de enfermedades transmitidas por especies exóticas domésticas, como los gatos y perros.
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