
Escucha este artículo
Audio generado con IA de Google
0:00
/
0:00
Actualmente, hay 8.200 millones de humanos viviendo en el planeta, lo que parece dejar poco espacio para la vida silvestre, especialmente para los grandes carnívoros. Proteger a estas especies no es solo una cuestión ética —porque también tienen derecho a existir en la Tierra—, sino vital para el equilibrio de los ecosistemas. India, el país con más habitantes del mundo (más de 1.400 millones de personas), ha logrado algo muy inusual en este panorama: lograr el aumentar de la población de tigres en su territorio.
En las últimas dos décadas, la presencia del tigre aumentó un 30%, y hoy ocupan más de 138.000 km², lo que convierte a India en el hogar de la mayor población de tigres del mundo. Según una nueva investigación publicada en Science, estos felinos sobreviven sobre todo en áreas naturales bien protegidas, pero también pueden vivir en zonas cercanas a humanos, siempre que no haya conflictos graves, pobreza extrema o una transformación intensa del entorno. El estudio concluye que la clave para que especies grandes y en peligro puedan convivir con los humanos es preservar los hábitats, evitar conflictos y mejorar las condiciones sociales. El caso de India puede ser una señal alentadora de que la recuperación de grandes especies no es solo posible, sino alcanzable, incluso en regiones densamente pobladas.
Según los investigadores, la densidad de población humana por sí sola no es lo que determina si los tigres pueden o no prosperar: son los estilos de vida de las personas, las condiciones económicas y las actitudes culturales las que dan forma a su voluntad de compartir espacio con grandes carnívoros.
“En regiones relativamente prósperas donde el ecoturismo y los programas de compensación gubernamentales generan ingresos, la tolerancia hacia los tigres es mucho mayor”, escriben los autores, algunos de ellos de la Universidad de Aargus. Para algunos agricultores indios, perder ganado a causa de un tigre no es necesariamente un desastre. Quienes mantienen su ganado en establos y corrales rara vez se ven afectados por los tigres. Si por alguna razón hay alguna afectación, el agricultor recibe una compensación económica del gobierno, lo que convierte la pérdida en una ganancia.
En India, además, los tigres no solo son importantes para la biodiversidad, sino que también tienen un gran valor cultural y turístico. Se les honra en danzas tradicionales como el Huli Vesha, vinculada a la diosa Durga, y atraen a turistas que desean verlos en su entorno natural, lo que aporta ingresos.
Sin embargo, en regiones donde hay pobreza extrema o conflictos armados, la situación es distinta. En esas áreas, la gente depende más de los bosques, lo que genera competencia directa con los tigres por espacio y recursos. Eso aumenta el riesgo de enfrentamientos y reduce las posibilidades de que los tigres sobrevivan. Los tigres también escasean en las regiones afectadas por conflictos armados. “Nuestro estudio muestra que casi la mitad de las zonas donde han desaparecido tigres se encuentran en distritos afectados por el conflicto”, afirma Ninad Mungi, profesora adjunta de la Universidad de Aarhus y coautora del estudio. Cuando la gobernanza eficaz se ve debilitada por el conflicto, aumenta el riesgo de caza furtiva y destrucción del hábitat, lo que supone un reto para la conservación, agrega la investigadora.
Además, aunque la idea de vivir cerca de tigres puede asustar, los ataques son raros, señala la investigación: en promedio, mueren unas 100 personas al año, una cifra baja considerando la enorme población del país. Existen mecanismos para responder a estos casos, en caso de que se den: si alguien muere por un ataque de tigre, el gobierno ofrece compensación económica a la familia. Y si un tigre empieza a atacar repetidamente a humanos, se le captura y se traslada a un lugar seguro como una reserva o un zoológico.
Este modelo de convivencia no solo protege a los tigres, sino que también ofrece una alternativa al enfoque tradicional de conservación basado únicamente en áreas protegidas. En Europa, donde los lobos atacan al ganado y generan conflictos, se podría aprender de la experiencia india para buscar un equilibrio entre la protección de la fauna y la vida rural, creen los autores.
La clave, según los expertos autores del estudio, está en promover una cultura de coexistencia fuera de las reservas naturales. Aunque esto implica desafíos culturales, la experiencia de India demuestra que es posible convivir con grandes depredadores si se combinan medidas de protección, políticas públicas y respeto mutuo entre humanos y animales.
🌳 📄 ¿Quieres conocer las últimas noticias sobre el ambiente? Te invitamos a verlas en El Espectador. 🐝🦜