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El carbón térmico, un mineral que se ha extraído en Colombia desde hace 30 años, ha sido clave para la producción de energía en el mundo. Su uso es clave no solo en la generación eléctrica, sino en los procesos industriales que requieren altas temperaturas.
Sin embargo, su uso empezó a ser cuestionado internacionalmente desde 2016, cuando se firmó el Acuerdo de París. Allí se estableció la meta de limitar el aumento de temperatura promedio global a 1,5 °C para 2100. Para lograrlo, es necesario reducir la cantidad de emisiones de gases de efecto invernadero, que son las que aceleran el cambio climático.
El carbón ha sido uno de los combustibles fósiles que más ha aportado a la producción de dióxido de carbono, uno de esos gases contaminantes. Por eso, países como Colombia y Reino Unido se han dado a la tarea de eliminar progresivamente su extracción.
Sin embargo, un nuevo informe de la Agencia Internacional de Energía (AIE) asegura que todavía no estamos tan cerca de empezar a disminuir este consumo. Según el documento, 2024 está en camino a registrar el consumo más alto de carbón en la historia, con 8.770 millones de toneladas.
Este reporte también señala que 2025 y 2026 también registrarán consumos cercanos a este récord, según las tendencias previstas de consumo. Estas cifras se explican, dice la AIE, por el incremento internacional en los precios del gas a raíz del conflicto entre Rusia y Ucrania, que ha cortado parte del suministro mundial de este combustible.
Entonces, los países que utilizan centrales de producción de electricidad a partir de gas, suplen esta necesidad con el consumo de carbón para el mismo fin.
Pero, la AIE dice que ese consumo se normalizará hacia 2027. A partir de este año, se esperaría que la demanda de carbón a nivel mundial deje de acercarse a máximos históricos y empiece a descender progresivamente.
El rol de las energías renovables
Según la AIE, la implementación de energías renovables, como la solar o la eólica, ha sido fundamental impulsar fuentes alternativas en la producción de electricidad. Este crecimiento, que ha sido evidente en los últimos años, tendría parte de la responsabilidad en que la estabilización del consumo de carbón se logre para 2027.
Por ejemplo, Colombia cuadruplicó su capacidad de generación de energía a partir de fuentes renovables no convencionales entre 2023 y 2024, especialmente impulsado por la energía solar.
Otro ejemplo es Reino Unido, que en septiembre pasado cerró la última central de producción térmica a carbón que había en su territorio, para sustituirla por otras fuentes de energía.
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