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Más de 15 mil colombianos fallecen cada año a causa de la contaminación del aire, entre estos siete mil mueren por la llamada contaminación interior o polución al interior de los hogares, según cifras del Banco Mundial. Se trata de un problema que afecta a unos 3.000 millones de personas en todo el mundo, quienes aún cocinan y calientan sus hogares usando combustibles sólidos, es decir, carbón, madera o residuos agrícolas.
Es precisamente este uno de los Objetivos de Desarrollo Sostenible que este año sustituirán a los Objetivos de Desarrollo del Milenio, reducir la contaminación del aire “indoor”. Un problema que no tiene tanta visibilidad pero que, tal como alerta la Organización Mundial de la Salud (OMS) , representa cerca del 50% de las muertes por neumonía en menores de 5 años.
Esta problemática prevalece aún en las ciudades, sin embargo es más común en zonas rurales del mundo. La causa es la inhalación de partículas de humo que lleva a padecer infecciones respiratorias agudas, cáncer de pulmón, derrames cerebrales o la llamada Enfermedad Pulmonar Crónica Obstructiva (un mal que, según el Proyecto Latinoamericano de Investigación en Obstrucción Pulmonar, es la séptima causa de mortalidad en Colombia).
Expertos como Bjorn Larsen, economista especializado en desarrollo internacional quien ha trabajado con entidades como el Banco Mundial, Unicef, la OMS, -entre otros-, resaltan la conveniencia de enfocar esfuerzos a problemáticas como esta; no solo por su amplio rango de afectación, como lo ha resaltado la OMS (al enfatizar que más de 4 millones de personas mueren prematuramente por enfermedades atribuibles a la contaminación del aire de los hogares), sino porque es uno de los objetivos de desarrollo sostenibles más viables, si se considera su costo-beneficio.
De hecho, una investigación del Copenhagen Consensus Center (entidad integrada por expertos destinada a la investigación de políticas públicas globales), realizada con base en el análisis de 82 de los principales economistas del mundo y 44 expertos en política exterior, indica que en la tarea de incrementar la distribución de estufas con el fin de reducir la contaminación en interiores por cada dólar invertido habrá 10 dólares de beneficio socioeconómico.
“La polución ha mejorado en ciudades como como Bogotá o el Valle de Aburrá, sin embargo existe una problemática todavía debido a que se estima que cerca del 60% de los colombianos aún está expuesto a un nivel de partículas dañinas más alto del que la OMS considera aceptable. Ahora vale la pena resaltar, además, que casi la mitad de todos los hogares rurales de Colombia dependen de combustibles. Para estos hogares, principalmente en las regiones Caribe, Central y Pacífica, la contaminación del aire suele ser por lo menos diez veces mayor que en los pueblos y ciudades”, alerta Bjorn Larsen quien añade que la solución para esta problemática no es difícil puesto que solo con “reemplazar las chimeneas y cocinas tradicionales por cocinas mejoradas reduciría esta exposición a la mitad”.
La mala calidad del aire es "el primer riesgo medioambiental para la salud", señaló recientemente María Neira, directora del departamento de la OMS de Salud Pública, Medio Ambiente y Determinantes Sociales de la Salud en rueda de prensa. Neira explica que hay que distinguir entre la estimación de las muertes provocadas por la contaminación atmosférica —2,6 millones— y las que se atribuyen a la llamada contaminación interior. Se calcula que 4,3 millones de fallecimientos se deben a la mala calidad del aire dentro del hogar, añade. "Hay casi 3.000 millones de personas en el mundo que todavía cocinan como en la prehistoria, con fuegos abiertos, estufas de carbón, leña y biomasa. Esto provoca una combustión incompleta y esas partículas las inhalan, sobre todo, mujeres y niños. La mortalidad es dramática; se trata de un problema muy grave de salud pública que vale la pena atender".