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La crisis del aire en India roza niveles de desastre, advierten los responsables del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) en ese país. Durante noviembre, el Índice de Calidad del Aire en Nueva Delhi ha oscilado entre 400 y 500, “unas 35 veces por encima de los límites internacionales de seguridad. Ese es un aire en categoría severa: peligroso para toda la población”, señala Balakrishna Pisupati, del PNUMA.
Cada noviembre, Nueva Delhi suele quedar envuelta en algo que se conoce como inversión térmica, un fenómeno en el que el aire frío, más denso y pesado, se acumula cerca del suelo mientras una capa de aire más cálido queda por encima, impidiendo que el aire ascienda. Cuando esto ocurre, los vientos se debilitan y la atmósfera deja de mezclar y dispersar los contaminantes. Todo el polvo, el humo de la quema agrícola, las emisiones industriales y los gases de los vehículos quedan atrapados a ras del suelo, formando una especie de “manta” contaminante que se vuelve cada vez más espesa y tóxica.
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“En verano, el aire cálido que asciende lleva los contaminantes hacia arriba. Pero en invierno, el aire es denso y apenas se mueve”, explica Pisupati en una nota de prensa publicada por la ONU. “Delhi a menudo ve velocidades del viento de solo tres o cuatro kilómetros por hora. Eso significa que lo que entra al aire; permanece allí”.
La ubicación geográfica de la capital también contribuye al fenómeno. Nueva Delhi está ubicada en la cuenca Indo-Gangética, una llanura que, combinada con la barrera del Himalaya al norte, dificulta la circulación del aire. En invierno, las inversiones térmicas atrapan los contaminantes cerca del suelo, por lo que la contaminación se acumula fácilmente y cada año la región enfrenta episodios severos de mala calidad del aire. “No hay un único culpable”, asegura Pisupati. “Polvo de construcción, ladrilleras, industrias, emisiones vehiculares, gases de escape diésel, quema de cultivos, cada uno contribuye. Lo que cambia en invierno es que el mecanismo de dispersión colapsa. Todo se acumula”.
Según la ONU, India ha implementado varias medidas para enfrentar su crisis de contaminación: la Comisión para la Gestión de la Calidad del Aire coordina esfuerzos entre estados, el Programa Nacional de Aire Limpio apunta a reducir las partículas en suspensión y se han fortalecido las redes de monitoreo, los sistemas de pronóstico y los planes de acción de emergencia. Sin embargo, Pisupati advierte que incluso las políticas más sólidas pierden impacto sin una cooperación amplia. “No puedes resolver esto en dos meses. La contaminación del aire debe gestionarse durante todo el año, y por todos los actores, gobiernos, industrias, hogares, viajeros, grupos de bienestar de residentes y agencias de cumplimiento. El cambio de comportamiento es esencial”.
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Para Pisupati, el cumplimiento aún es irregular y la participación pública insuficiente. “Necesitamos que la gente reduzca la quema, siga las advertencias, reconsidere el uso del vehículo, gestione mejor los desechos y asuma responsabilidad a nivel comunitario”, dice. “Sin eso, incluso las mejores políticas se quedarán cortas”. La evaluación del PNUMA es directa y clara: “La contaminación del aire en la India está cerca de convertirse en un desastre”, precisa Pisupati. “Sus efectos no se limitan a una temporada. Los contaminantes que ingresan al cuerpo ahora permanecen mucho más tiempo”.
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