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Cuando Meta, de Zuckerberg, construyó su centro de datos en este lugar, el agua se fue

Después de que Meta iniciara la construcción de un centro de datos de 750 millones de dólares en un condado de EE.UU., una pareja, que vivía en una casa cercana, empezó a tener serios problemas con el agua.

Eli Tan / The New York Times

15 de julio de 2025 - 05:32 p. m.
Beverly y Jeff Morris en su casa.
Foto: NYT - DUSTIN CHAMBERS
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La casa de la pareja, que utiliza agua de pozo, está a 300 metros del nuevo centro de datos de Meta. Meses después del inicio de las obras en 2018, el lavavajillas, la máquina de hielo, la lavadora y el inodoro de los Morris dejaron de funcionar, contó Beverly Morris, que ahora tiene 71 años. En menos de un año la presión del agua se había reducido a un hilo. Pronto, dejó de salir agua de los grifos del baño y la cocina.

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Jeff Morris, de 67 años, terminó descubriendo que los problemas se debían a la acumulación de sedimentos en el agua. Dijo que sospechaba que la causa era la construcción de Meta, que podía haber añadido sedimentos a las aguas subterráneas y afectado a su pozo. La pareja sustituyó casi todos sus electrodomésticos en 2019, y de nuevo en 2021 y 2024. Ahora se acumulan residuos en el fondo de la piscina del patio. Los grifos de uno de sus dos cuartos de baño siguen sin funcionar.

“Se siente como si estuviéramos librando una batalla imposible de ganar que nosotros nunca buscamos”, dijo Morris, especialista en nóminas jubilada, añadiendo que ella y su marido se han gastado 5000 dólares en sus problemas de agua y que no pueden pagar los 25.000 dólares que costaría sustituir su pozo. “Me da miedo beber nuestra propia agua”.

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La experiencia de los Morris es uno de los cada vez más numerosos problemas relacionados con el agua en el condado de Newton, que se encuentra a hora y media en coche al este de Atlanta y tiene una población de unos 120.000 habitantes. A medida que gigantes tecnológicos como Meta construyen centros de datos en la zona, los pozos locales han sufrido daños, el costo del agua municipal se ha disparado y la comisión del agua del condado podría enfrentar una escasez de este recurso vital.

La situación es tan grave que, según un informe del año pasado, el condado de Newton va camino de experimentar un déficit de agua en 2030. Si la autoridad local del agua no puede mejorar sus instalaciones, los residentes podrían verse obligados a racionar el agua. En los próximos dos años, las tarifas del agua aumentarán un 33 por ciento, más que los aumentos del 2 por ciento que suele haber cada año, dijo Blair Northen, alcalde de Mansfield, localidad del condado de Newton.

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“Absolutamente terrible”, dijo.

En la era de la inteligencia artificial, el agua se ha vuelto tan importante para los centros de datos —que impulsan el desarrollo de la tecnología de vanguardia— como la electricidad. Las instalaciones bombean cantidades enormes de agua fría a las tuberías que recorren los edificios para enfriar los equipos de cómputo que hay en su interior, para que puedan realizar cálculos y mantener en funcionamiento servicios de internet como las redes sociales.

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Un centro de datos como el de Meta, cuya construcción terminó el año pasado, suele consumir alrededor de 1,9 millones de litros de agua al día. Los nuevos centros de datos construidos para entrenar una inteligencia artificial más potente consumirán aún más y necesitarán muchos millones de litros de agua al día, según las solicitudes de permisos de agua revisadas por The New York Times.

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Las empresas de centros de datos suelen requerir toda el agua que pueden conseguir, y usan como influencia los ingresos fiscales que pagan, explicó Newsha Ajami, hidróloga y directora de política hídrica urbana en Stanford. Algunos proyectos son tan grandes que exigen que primero se “desagüe” el terreno, que es cuando se bombea el agua subterránea de los alrededores para preparar la construcción.

El centro de Meta en el condado de Newton, Georgia.
Foto: NYT - DUSTIN CHAMBERS

Pero el agua es un recurso particularmente difícil de gestionar. Si un municipio necesita añadir capacidad energética a su red, puede construir nuevas granjas solares, turbinas eólicas o reabrir centrales de carbón y nucleares. Sin embargo, el agua que utiliza el condado de Newton procede de una presa cercana que solo puede reponerse con agua de lluvia.

Ya que para los centros de datos la electricidad es más costosa que el agua, las empresas suelen preferir construir sus instalaciones en lugares donde la energía sea barata, aunque la zona esté afectada por la sequía. Esto ha agravado la escasez de agua en todo el mundo, explicó Ajami.

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Las empresas tecnológicas “no dedican mucho tiempo a pensar en el agua”, señaló. “La idea es: ‘Alguien lo resolverá más tarde’”.

También se están produciendo problemas de agua similares a los del condado de Newton en otras zonas donde hay centros de datos, como Texas, Arizona, Luisiana y Emiratos Árabes Unidos. Alrededor de Phoenix, algunos constructores de viviendas han interrumpido la construcción debido a las sequías exacerbadas por los centros de datos. En Colorado, el uso del agua por los centros de datos se ha convertido en un punto clave de la renegociación del tratado del agua del río Colorado.

Una portavoz de Meta dijo que la empresa había encargado recientemente un estudio de los pozos de la propiedad de los Morris y afirmó que era “improbable” que su centro de datos afectara al suministro de aguas subterráneas de la zona.

El centro de datos de Meta utiliza diariamente alrededor del 10 por ciento del consumo total de agua del condado, advirtió Mike Hopkins, director ejecutivo de la Autoridad de Aguas y Alcantarillado del condado de Newton. La autoridad del agua mantiene una buena relación con Meta, añadió, pero las nuevas empresas de centros de datos piden más recursos de los que hay disponibles.

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“Lo que los centros de datos no entienden es que están acaparando la riqueza de la comunidad”, dijo. “Simplemente no tenemos agua suficiente”.

Durante años, el condado de Newton fue una zona residencial en crecimiento a las afueras de Atlanta, hasta que ese futuro quedó en suspenso por la crisis financiera de 2008. Luego los funcionarios locales buscaron grandes proyectos industriales para llenar el vacío. A finales de la década de 2010, los centros de datos, que pueden generar millones de dólares en ingresos fiscales, llegaron a cumplir ese propósito.

El proyecto de Meta fue el primer gran centro de datos que llegó a Georgia en 2018. En aquel momento, el gobernador Brian Kemp, un republicano, lo celebró con palas de Facebook en el Capitolio del estado. Los nuevos incentivos fiscales y la energía industrial barata pronto convirtieron a Georgia en uno de los principales destinos de Estados Unidos para nuevos centros de datos.

En meses recientes, nueve empresas habían solicitado permisos para construir centros de datos en el condado de Newton, aseguró Hopkins, algunas pidiendo hasta 22,7 millones de litros de agua al día, que es más que todo el consumo diario del condado. Algunos solicitantes son empresas tecnológicas tan grandes como Amazon, según los permisos de agua, mientras que otras empresas utilizaron alias para ocultar sus identidades.

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La autoridad del agua del condado está luchando por dar cabida a los proyectos —y a los ingresos fiscales que aportan— y, al mismo tiempo, ahorrar suficiente agua para los residentes. Su solución es actualizar sus instalaciones de reciclaje, lo que Hopkins calificó de una “carrera contrarreloj” que costaría más de 250 millones de dólares.

Las empresas de centros de datos rara vez revelan cuánta agua utilizan, lo que ha dejado a algunos legisladores sin visibilidad sobre el tema a la hora de regular, dijo Chris Manganiello, director de política de aguas de Chattahoochee Riverkeeper, una organización medioambiental de Georgia sin fines de lucro.

El año pasado, Manganiello ideó una manera de acceder a algunos datos: si un sitio era lo suficientemente grande como para requerir un cambio de uso de suelo, la empresa tenía que presentar su consumo de agua como parte de un estudio obligatorio de desarrollo regional.

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La primera vez que vio los datos, dijo Manganiello, se le “saltaron los ojos”. Una empresa de centros de datos pedía 34 millones de litros de agua al día, lo que equivale al consumo de 30.000 hogares. “Es una cantidad altísima”, dijo.

La presión sobre el agua de Georgia ha sido tan grave que algunos legisladores intentaron frenar los nuevos desarrollos con un proyecto de ley para derogar los incentivos fiscales. Esos esfuerzos fueron vetados por Kemp, quien dijo en una declaración que el proyecto de ley perjudicaría al desarrollo económico.

Cuando Beverly y Jeff Morris compraron su casa en 2016, era aún más tranquila que su hogar anterior en Madison, Georgia, un pueblito que solo tiene un semáforo. Pagaron 265.000 dólares por la casa y su terreno de 2,4 hectáreas, cautivados por los caminos de tierra y el bosque de robles junto al que Morris podía montar a caballo.

“Se suponía que iba a ser nuestro hogar para siempre”, dijo.

Meta arrasó con el bosque de robles en 2019. Poco después comenzaron los problemas con el agua del pozo. La pareja ha pedido miles de dólares en préstamos para hacer frente a los problemas del agua. Morris también ha pospuesto su jubilación como maquinista en un depósito de madera cercano.

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Tres de sus vecinos también han tenido problemas con el agua de sus pozos desde que se construyó el centro de datos. Chris Wilson, quien vive tres casas más abajo, dijo que su hogar había tenido problemas con la presión del agua a los pocos meses de la construcción. Para evitar que los grifos se sequen, sustituye los filtros de agua cada mes en lugar de cada año.

A veces el agua es “tan marrón que uno pensaría que viene de un arroyo”, dijo Wilson, de 40 años.

Ben Sheidler, portavoz de la Autoridad de Desarrollo Conjunto, que gestiona el parque industrial que ocupan las instalaciones de Meta, afirmó que se desconocía la causa de los problemas con el agua. La Autoridad de Desarrollo Conjunto no hizo un estudio del agua de pozo antes de la construcción para determinar los posibles efectos, pero el momento en que se produjeron los problemas podría ser una coincidencia, agregó.

“No me gustaría especular siquiera con que la construcción haya tenido algo que ver”, indicó. “Trescientos metros es una distancia bastante significativa”.

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Lo más complicado, contó Morris, es que ahora la casa solo tiene un cuarto de baño utilizable que tienen que compartir con su hijo adulto Jon, de 48 años, quien tiene síndrome de Down. Intentaron vender la casa, sin suerte.

“Nuestro agente inmobiliario nos dijo: ‘Solo hay alguien que podría estar interesado en comprar este terreno… y es Facebook’”, dijo.

Las paredes de su casa están decoradas con frases sobre la fe y la familia, y ella ha pasado incontables noches preguntándose cómo encaja el centro de datos en el plan que Dios tiene para ella. Por encima del fregadero de la cocina, un letrero dice: “El Señor da y el Señor quita”.

En mayo, luego de que un medio de comunicación activista, More Perfect Union, grabara un video sobre algunos de los problemas, Meta envió a un responsable de relaciones con la comunidad a hacer una visita. La empresa se ofreció a hacer el estudio del pozo y a arreglar algunas luces nocturnas para reducir el deslumbramiento, pero no asumió ninguna responsabilidad por los problemas del agua.

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Cuando Morris dijo que tenía miedo de cocinar con el agua del grifo debido a los sedimentos, el empleado de Meta le sugirió que intentara hervir el agua antes de usarla. La empresa ha negado que su empleado dijera eso.

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Por Eli Tan / The New York Times

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