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Desbordamiento del Río Magdalena deja a 3 mil damnificados en Bolívar

Varios municipios están en alerta por el rompimiento de un jarillón en el Caribe. Autoridades dicen que hay 3 mil damnificados.

13 de noviembre de 2021 - 06:31 p. m.
Esta imagen corresponde  a las inundaciones que hubo en la región a principios de este año.
Esta imagen corresponde a las inundaciones que hubo en la región a principios de este año.
Foto: PNUD

Nuevamente los municipios que hacen parte de la Depresión Momposina están en apuros. El desbordamiento del río Magdalena y el rompimiento del jarillón que protege a las poblaciones de Hatillo de Loba (Bolívar) y lugares aledaños está causando estragos. (Lea Erosión en Salamina: las consecuencias de construir vías sin pensar en el medio ambiente)

“El Alcalde de Hatillo de Loba está haciendo el barrido. El chorro La Victoria se abrió por 10 metros debido a las fuerzas y al incremento de las aguas del Río Magdalena”, le dijo a RCN Radio José Ricaurte, director de la Oficina de Gestión del Riesgo y Desastre departamental. (Lea Este fin de semana festivo aumentarán las lluvias)

Según le aseguró a ese medio el secretario del Interior del municipio, Luis Carlos Campo, las autoridades llevan trabajando durante toda una semana debido al incremento del caudal del Río Magdalena. En total, asegura, hay cerca de 3 mil damnificados.

“Estamos en contingencia coordinando maquinaria amarilla, volqueta y sacos de gran protección para poder iniciar el proceso de taponamiento de este chorro”, afirmó Ricaurte.

Hasta el momento, de acuerdo con Ricaurte, ya tienen 20 mil costales que les envió la Unidad Nacional de Gestión del Riesgo. Hay, según él, 10 puntos críticos que necesitan ser atendidos.

Entre los corregimientos afectados se encuentran Los Cerritos, las Delicias, San Antonio, Garzo - Las Marías. Sin embargo, por el momento, no se han registrado pérdidas de vida. Todas las afectaciones, por ahora, están asociadas a daños en viviendas, cultivos y problemas de movilidad en algunas vías.

Pero más allá de los esfuerzos por arreglar el jarillón, esta situación revela una situación sobre la que ya han advertido varios expertos en Ambiente: Colombia y los departamentos que la conforman han tomado muy malas decisiones al construir diques para cambiar y detener el curso del agua, en vez de buscar soluciones acordes con un “país anfibio”.

El mejor ejemplo es lo que ha sucedido en los municipios aledaños a la Ciénaga Grande de Santa Marta. “Era una zona llena de ciénagas, pero lo que se hizo fue construir diques para secarlas”, dijo a este diario hace un par de meses Humberto Ávila, director del Observatorio del Río Magdalena.

En ese caso, como advertía Sandra Vilardy, quien ha dedicado gran parte de su vida a estudiar las transformaciones de este ecosistema, “la construcción de la vía-dique iba totalmente en contravía del funcionamiento del humedal Ramsar en donde está ubicada y tuvo unas consecuencias gravísimas en el funcionamiento de la Ciénaga Grande”.

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