Una nueva especie de insecto palo ha sido descubierta en las selvas tropicales del norte de Queensland, Australia. Bautizada como Acrophylla alta, esta criatura alcanza los 40 centímetros de longitud y pesa aproximadamente 44 gramos, una cifra similar al peso de una pelota de golf. Según los científicos que la identificaron, se trataría del insecto más pesado registrado en Australia hasta la fecha.
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El hallazgo fue publicado en la revista científica Zootaxa y estuvo liderado por el profesor Angus Emmott, de la Universidad James Cook. Según explicó, aunque en la región existen insectos palo más largos, ninguno había alcanzado este nivel de masa corporal. “Por lo que sabemos hasta la fecha, este es el insecto más pesado de Australia”, afirmó Emmott e entrevista con The Guardian.
La historia de este hallazgo comenzó con una fotografía compartida en redes sociales. Ross Coupland, coautor del estudio, vio la imagen y sospechó que podría tratarse de una especie desconocida. Tras varias noches de búsqueda, Coupland y Emmott lograron capturar un ejemplar hembra entre Millaa Millaa y Mount Hypipamee, en la meseta de Atherton.
El ejemplar fue llevado a la casa de Emmott para su estudio. Allí fue alimentado y observado, y se recolectaron sus huevos, que fueron clave en la confirmación de que se trataba de una nueva especie. “Cada especie de insecto palo tiene un estilo distintivo para los huevos. Tienen diferentes texturas, formas y detalles en su superficie”, explicó Emmott.
Una de las razones por las que Acrophylla alta no se había documentado antes es la dificultad de acceso a su hábitat. El insecto vive en lo alto del dosel de una pequeña zona de selva tropical de gran altitud, en un ambiente húmedo y fresco. Según los investigadores, su gran tamaño corporal podría ser una adaptación evolutiva para sobrevivir en esas condiciones frías. “El único modo en que normalmente se podría ver uno es si un ave lo derriba o si un ciclón lo arrastra”, añadió Emmott.
Aunque ya se ha identificado a la hembra, el equipo científico continúa buscando al macho de la especie. Este suele ser mucho más pequeño y de aspecto distinto, al punto de que, en otras ocasiones, machos y hembras de la misma especie han sido confundidos con géneros diferentes. Según Emmott, solo es posible confirmar su relación si se observa el apareamiento y se recolectan los huevos.
Nicole Gunter, experta en entomología del Museo de Queensland, le explicó también a The Guardian que el hallazgo subraya la riqueza biológica aún sin explorar del país. Se estima que hasta el 70 % de las especies de insectos australianos no han sido descritas formalmente. “No podemos conservar una especie si no sabemos que existe o dónde se encuentra”, afirmó.
El descubrimiento de Acrophylla alta no solo amplía el conocimiento sobre los insectos palo, sino que también destaca la importancia de explorar ecosistemas remotos para proteger la biodiversidad global.
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