El año en que España podría convertirse en un desierto

De acuerdo con una investigación publicada en la revista Science, en 2090 la mayor parte del territorio español tendrá las mismas condiciones físicas y climáticas del desierto africano.

Redacción Medio ambiente
01 de agosto de 2017 - 04:36 p. m.
Fuerteventura es una isla española del archipiélago de las Islas Canarias. Su panorama es más parecido al africano que al europeo, por su cercanía con el continente al sur.  / Pixabay
Fuerteventura es una isla española del archipiélago de las Islas Canarias. Su panorama es más parecido al africano que al europeo, por su cercanía con el continente al sur. / Pixabay

Parece una predicción de ciencia ficción. Una de esas visiones post apocalípticas que muestran a la Estatua de la Libertad enterrada en una playa. Pero no lo es: Barcelona, Madrid o Andalucía se convertirán en un desierto exactamente igual al Sahara. El año de esa catástrofe no estaba claro. En una reciente edición de la revista Science, los investigadores Joel Guiot y Wolfgang Cramer le pusieron fecha la desertificación total de España: 2090.

Las alarmas por el aumento de las tierras desérticas en ese país están prendidas desde hace varios años, reportó el diario español El Mundo. El país siempre ha tenido una gran cantidad de tierras semi áridas (70%) y un alto riesgo de desertificación (35%). No obstante, la situación ha ido emporando en los últimos 20 años. Por ejemplo, en 2014 El Esparragal (Murcia) recibió la misma cantidad de lluvia que Abu Dhabi: 78,4 litros por metro cuadrado. los medios hablan, entonces, de una 'saharización' del país.

De acuerdo con el estudio llevado a cabo por los investigadores del Centro Nacional para la Investigación Científica de Francia, el desierto se extenderá desde la esquina suroriental del país y, para 2090, se habrá tragado en arena a la mitad de la Península Ibérica (de Alicante a Lisboa). La temperatura en Madrid, por ejemplo, aumentará de 3 a 4 grados: será igual que la de la mítica ciudad africana Casablanca.

La amenaza más obvia es en cuanto al suministro y acceso al agua de la población. La biodiversidad también está fuertemente amenazada. Esto no es poco para España, el país de la Unión Europea que según la ONU es el que alberga la mayor cantidad de aves, mamíferos y anfibios.

Pero eso no es todo. Las amenazas para la agroindustria, la construcción y el turismo -tres pilares básicos de la economía española-  son evidentes. “Estimaciones recientes apuntan a una pérdida global de entre 6,3 y 10,6 billones de dólares debido a la degradación de la tierra. El coste estimado en España se cifraría en 1.230 millones de euros”, le dijo Víctor Castillo, de la Convención de Naciones Unidas de Lucha contra la Desertificación (UNCCD), al diario español.

No obstante, las acciones para mitigar lo que podría pasar son mínimas.

Por una parte, existe un desinterés en la península en temas ambientales. El barómetro del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) para el pasado mes de junio mostró que solo el 0,6% de los españoles estaban preocupados por el cambio climático. El resto se ocupó de problemas más tangibles: el desempleo y la corrupción ocuparon los primeros lugares.

Por otro lado, las autoridades españolas también tienen otras agendas más urgentes a pesar de que en marzo de este año, el Ministerio de Medio Ambiente de ese país publicó un análisis en el que aseguraban que para el año 2100 el 80% del suelo estará en peligro de desertificarse. Serían 37,4 millones de hectáreas de los 50,5 millones del territorio español. Y aún así, según denunció El Mundo la última actualización que se le hizo al Programa de Acción Nacional Contra la Desertificación ocurrió en 2008. Hace casi una década. Y, mientras tanto, España sigue hirviendo.

Por Redacción Medio ambiente

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