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El asfalto se viste de verde

La arquitectura biotecnológica es una solución para mitigar el impacto ambiental que produce el crecimiento de las ciudades.

María Isabel Magaña
25 de junio de 2013 - 11:05 a. m.
    Groncol, con la tecnología de Paisajismo Urbano, ha implementado más de 40 proyectos como este en distintas ciudades del país. /Cortesía Groncol
Groncol, con la tecnología de Paisajismo Urbano, ha implementado más de 40 proyectos como este en distintas ciudades del país. /Cortesía Groncol

De acuerdo con el Banco Mundial, en 2019 el 77% de la población del mundo vivirá en las ciudades. Esto quiere decir que en menos de seis años la mayoría de las personas transcurrirá su día a día en medio del smog, los trancones, los altos niveles de ruido y unas pocas zonas verdes para recrearse.

La situación es alarmante pues el rápido crecimiento de las urbes hace que la contaminación aumente proporcionalmente, lo que se traduce en el aumento de males para la salud. Los más comunes, de acuerdo al más reciente estudio realizado por investigadores del Harvard School of Public Health (HSPH), son los ataques de asma, la irritación de los ojos, nariz y garganta e incluso problemas pulmonares, cerebrales o de corazón si se está expuesto a estos ambientes por largos periodos de tiempo.

Por esto, la ONU ha invitado a que los gobiernos locales y nacionales se comprometan con la creación de, al menos, 15 metros cuadrados de zona verde por habitante para aminorar el impacto ecológico y proteger la salud y calidad de vida de las personas. Desafortunadamente, ciudades como Bogotá cuentan únicamente con una tercera parte de ese mínimo necesario para enfrentar esta situación y, como afirma Pablo Atuesta, Gerente General de Groncol, no se puede romper la ciudad para construir más parques. Entonces, ¿qué hacer?

Arquitectura ecológica

La respuesta, para arquitectos como William McDonough, está en utilizar la tecnología de la mano con la construcción para lograr que las ciudades, sin mayores intervenciones, sean más ecológicas. La propuesta consiste en repensar la manera de hacer arquitectura para diseñar ciudades que se integren con el ambiente, tal y como lo está haciendo McDonough en China.

Pero si no es posible empezar desde cero, la idea es aprovechar espacios que son subutilizados, como los techos y las paredes de los edificios, e instalar jardines hidropónicos o de riego manual que no solo decoren sino que ayuden a borrar la huella de contaminación que genera la ciudad al capturar el agua lluvia, atrapar el material particulado, reducir el efecto de los gases invernaderos, aminorar el ruido. "Además -afirma Atuesta- estudios demuestran que los pacientes de cuidados intensivos que tienen contacto con el verde se recuperan dos días más rápido que quienes no".

La estrategia ha sido utilizada en países como Alemania, donde ya hay un 20% de techos que tienen este sistema. También ciudades como Chicago han implementado estas técnicas para evitar el colapso del sistema de alcantarillado por las aguas lluvias y mejorar la calidad del aire.

Biotecnología en Colombia

Groncol es una de las empresas nacionales que implementa estas técnicas a través de la instalación de muros y techos 'verdes'. Aunque es una empresa privada, con los proyectos realizados ha logrado borrar la huella ambiental que generan los gases emitidos por 16,540 carros mensualmente.

Además, han propiciado el ciclo limpio de 674.543 litros de agua, el equivalente a 15 mil duchas de tres minutos. Esto previene que miles de litros de agua se ensucien en las alcantarillas, ahorrándole trabajo a los acueductos y aminorando las inundaciones que se ven en las calles de Bogotá. "No es tan fácil convencer a 15 mil personas de que tomen duchas más cortas-asegura Atuesta- pero con estrategias como estas, que parecen simples, estás haciendo un gran cambio".

No obstante, para lograr un impacto contundente es necesario que la estrategia sea adoptada como una política pública, pues como asegura Omar Oróstegui, Coordinador Técnico de Bogotá Cómo Vamos y Profesor de la Universidad de La Sabana, por ahora solo se benefician pocos. "Las construcciones biotecnológicas tendrían un efecto positivo en la calidad de vida de los habitantes si se estableciera como política de desarrollo urbano porque modificaría el entorno y los patrones de construcciones de vivienda. En este sentido, la masificación de éstas tendrían un efecto directo en la contaminación del aire y en el mejoramiento del medio ambiente, lo que a su vez repercute en el bienestar de las personas".

Teniendo esto en mente, Bogotá ha decidido comprometerse con la sostenibilidad gracias a la colabración de personas como Carolina Gómez, Directora Ejecutiva de la Fundación Generación Colombia. Ella, a través del proyecto Aire Capital, logró que este año por medio de la resolución 327 de la Secretaría de Ambiente se aprobara de la construcción de jardines verticales en los edificios del corredor de la carrera Séptima. "Esto lo estamos haciendo en alianza con el IDU, con apoyo de cooperación internacional y con algunas empresas privadas a través del área de responsabilidad social", asegura.

Por otra parte, el Ministerio de Ambiente presentó el pasado mayo el Marco de Referencia para la construcción de proyectos de vivienda, que obliga a tener estos aspectos en cuenta. Además, la Financiera de Desarrollo Territorial, Findeter, ayuda a que los gobiernos locales interesados desarrollen proyectos biotecnológicos por medio de alianzas público privadas que logren ciudades sostenibles y competitivas.

Igualmente, estas instalaciones pueden hacerse sin mayor esfuerzo y de manera autónoma en los hogares y jardines privados, logrando así que poco a poco las ciudades sean espacios más amigables para el desarrollo de las personas.

Por María Isabel Magaña

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