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El ave más grande del mundo media siete metros y volaba

El Pelagornis sandersi, que vivió hace 25 millones de años y que era dos veces mayor que el albatros viajero, es el actual ave voladora más grande.

Redacción Vivir
08 de julio de 2014 - 01:58 p. m.
Dibujo de Pelagornis sandersi el ave voladora más grande conocida hasta la fecha.
Dibujo de Pelagornis sandersi el ave voladora más grande conocida hasta la fecha.

Un investigador de la Universidad Estatal de Carolina del Norte (EE UU), reveló este martes en la revista PNAS, que el Pelagornis sandersi, el ave más grande conocida hasta la fecha y que se extinguió hace más de 25 millones de años, podía volar.

El ave, que era dos veces mayor que el albatros viajero, la actual ave voladora más grande, media de seis a siete metros de envergadura. Con su trabajo, Daniel Ksepka, autor del estudio, refuta varias teorías matemáticas que no aceptaban que un pájaro tan grande fuera capaz de volar.

Para demostrarlo, Ksepka usó un modelo informático en el que combinó variables como masa, forma y envergadura, entre otras. De acuerdo al modelo informático, el ave compensaba el problema del tamaño y el peso con unas alas enormes y muy delgadas.

No estamos seguros del área de distribución geográfica de P. sandersi ya que sólo se ha encontrado un esqueleto. Sin embargo, el ave podría haber vagado a lo largo de cientos o miles de kilómetros de océano”, declaró a la agencia de noticias científicas Sinc Daniel Ksepka.

Pero los hallazgos de Ksepka no terminan ahí. De acuerdo a su modelo informático, es muy posible que P. sandersi realizara largos sobrevuelos marítimos, de varios kilómetros de distancia, deslizándose por el aire como lo hace hoy quienes planean con un parapente. Sin la necesidad de batir las alas podía ahorrar mucha energía y bajar rápidamente en picado hacia el agua para alimentarse de presas como calamares y anguilas.

El científico declaró a Sinc que aunque su morfología no estaba diseñada para vivir en suelo firme –porque tenía huesos tan finos como el papel, patas cortas y gruesas, y alas gigantes– esta especie extinta necesitaba volver a tierra para anidar y mudar su plumaje.

Un punto que aún no está claro y seguirá siendo motivo de debate, era la forma en que emprendía el vuelo. Para el investigador está claro que no lo podía despegar agitando las alas desde un punto muerto y por esto sugirió que quizás su técnica consistía en correr cuesta abajo hacia una corriente de aire.

El único fósil conocido hasta ahora de esta ave se encontró en 1983, cuando se llevaban a cabo excavaciones para la construcción de una nueva terminal en el aeropuerto Internacional de Charleston en Carolina del Norte (EE.UU.). Forma parte de la familia de los pelagornítidos, un grupo extinto de aves marinas gigantes conocidas por tener dientes de hueso.

La familia que incluye Pelagornis sandersi y sus parientes más pequeños, aparecen por primera vez en el registro fósil hace unos 55 millones de años, y los últimos representantes desaparecieron hace unos tres millones”, señaló Ksepka a Sinc. “Ese es un período muy largo de existencia –continúa–. Debido a que esta familia sobrevivió tantos eventos climáticos, cambios en los patrones de circulación oceánica y batallas frente otras especies competidoras es difícil señalar una sola causa de su desaparición”.

Por Redacción Vivir

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