Un colapso de la capa de hielo de la Antártida Occidental, que podría elevar el nivel del mar en hasta cuatro metros a nivel global, aún puede evitarse si se reducen drásticamente las emisiones de gases de efecto invernadero. Esa es la principal conclusión de un nuevo estudio liderado por investigadores del Instituto Potsdam para la Investigación del Impacto Climático (PIK), el centro de investigación noruego NORCE y la Universidad de Northumbria, en el Reino Unido.
El estudio, publicado en Communications Earth & Environment, combina simulaciones basadas en modelos climáticos que retroceden hasta 800.000 años atrás. Su objetivo fue observar cómo la capa de hielo antártica ha respondido históricamente a los cambios de temperatura entre los períodos fríos glaciales y los más cálidos interglaciales.
Según David Chandler, investigador de NORCE y autor principal del estudio, la capa de hielo ha oscilado entre dos estados estables: uno, con la capa de hielo de la Antártida Occidental intacta (como el estado actual), y otro, en el que esta capa colapsa completamente. “Lo que impulsa el paso de un estado al otro es el aumento de las temperaturas del océano que rodea la Antártida, ya que el calor que derrite el hielo proviene sobre todo del mar, no del aire”, explicó.
El equipo advierte que si se alcanza un umbral crítico, el colapso será inevitable y autosostenido, incluso si las temperaturas se estabilizan después. Para que la capa vuelva a su estado original se requerirían varios miles de años con temperaturas similares a las de la era preindustrial.
“Una vez que se desencadena el colapso, parece muy improbable que se detenga antes de generar un aumento del nivel del mar de unos cuatro metros. Y esto sería prácticamente irreversible”, señala Chandler.
El estudio subraya que el proceso de desestabilización puede ser rápido. “Una capa de hielo puede tardar decenas de miles de años en formarse, pero solo décadas en colapsar si seguimos quemando combustibles fósiles como hasta ahora”, advierte Julius Garbe, coautor e investigador del Instituto Potsdam.
Por ahora, los autores hacen un llamado urgente a tomar decisiones inmediatas y ambiciosas para mitigar el cambio climático. Limitar el calentamiento global y, en particular, reducir el calentamiento de los océanos, podría evitar que se desencadene este colapso. La ventana de oportunidad, según ellos, se está cerrando.
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