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El futuro de los manglares dependerá de la actividad humana

Investigadores del Departamento de Ciencias Forestales de la Facultad de Ciencias Agrarias de la Universidad Nacional de Colombia (UNAL) Sede Medellín y el Grupo de Investigación Oceánicos, de la Facultad de Minas, han analizado variaciones de manglares y vegetación costera para identificar amenazas hacia el futuro con base en la respuesta a los cambios del pasado.

Agencia de Noticias UNAL
07 de agosto de 2021 - 11:01 p. m.
Los manglares más antiguos en Colombia datan de hace aproximadamente 6.000 años.
Los manglares más antiguos en Colombia datan de hace aproximadamente 6.000 años.
Foto: UNAL

La profesora Ligia Estela Urrego Giraldo, del Departamento de Ciencias Forestales, afirma que “las transformaciones de los manglares provocadas por actividad humana (antrópicas) son importantes porque modifican la estructura de la vegetación y con ello las condiciones de luz, que afecta la distribución y composición de los manglares”.

Destaca además que en el Caribe colombiano se presenta una variedad importante de ambientes para los manglares. A nivel regional está dada por la distribución y cantidad de la precipitación: desde La Guajira una menor y una estación seca muy prolongada, hasta el Golfo de Urabá, donde no hay déficit de lluvia.

“Al analizar los cambios se debe tener en cuenta la dominancia de las especies. Así, el mangle negro (Avicennia germinans) es más tolerante a la salinidad porque tiene la capacidad de expelerla por las hojas, mientras que el mangle rojo (Rhizophora mangle) soporta mayores niveles de inundación y energía del oleaje, gracias a sus raíces aéreas que sostienen los árboles, y por eso funcionan como barrera de protección”, explica la docente.

El mangle blanco (Laguncularia racemosa) y el mangle negro tienen raíces especializadas llamadas neumatóforos que funcionan como mecanismos para respirar, pero no aguantan altos niveles de inundación.

Los investigadores analizaron diferentes secciones distribuidas a lo largo del Caribe colombiano –incluyendo la isla de San Andrés–, lo que les ha permitido determinar que la vegetación de estos ecosistemas en La Guajira es más baja y presenta menores valores estructurales que los de Urabá y San Andrés.

Estos hallazgos han sido posibles gracias a los análisis multivariados realizados con datos florísticos de manglares de los tres sitios.

En los bordes de Urabá hay una alta disponibilidad de agua dulce, lo que los hace más diversos, en especial a aquellos que limitan con el bosque inundado aluvial. En cambio en La Guajira, con la estación seca prolongada, la diversidad es muy baja y se encuentran bosques dominados por una de las tres especies, o, en las mejores condiciones, de las tres.

La profesora Urrego agrega: “hemos visto patrones muy similares en otras partes que están dominadas por otras especies. En San Andrés hay manglares muy distintos cuyas diferencias en la composición están dadas precisamente por el manglar vecino. Eso es un principio de la macroecología que ayuda a entender que, donde se mejoran las condiciones para unos, entran a participar otras especies que toleran inundación”.

Comportamiento ante fenómenos como El Niño

Entre los hallazgos recientes del Grupo de Investigación Oceánicos se encuentra la respuesta cíclica de los manglares al fenómeno de El Niño y a las sequías.

Mediante el análisis de los índices de vegetación y polen fósil se halló que los manglares de borde toleran sequías de corta duración como las asociadas con este fenómeno, gracias a las raíces profundas y a la mayor oxigenación y disponibilidad de nutrientes, que generan el descenso en el nivel de inundación.

Sin embargo, en sequías más prolongadas como las registradas hace más de 2.500 años el manglar estuvo dominado por mangle negro y no por mangle rojo.

Según la experta, este cambio de composición florística también se ha observado por efecto de las actividades humanas (antrópicas) que alteran la dinámica de los sedimentos, tales como la desviación del cauce del río Turbo, que incrementó la deposición de arenas y generó el reemplazo del mangle rojo por mangle negro, más tolerante a condiciones ambientales más drásticas.

La profesora Urrego ofreció los resultados del arduo trabajo de investigación realizado por expertos de la UNAL Sede Medellín a través de su ponencia “Manglares: características y variabilidades”, presentada en el encuentro “Unidos por los manglares”, organizado por la Secretaría de Ambiente y Sostenibilidad de la Gobernación de Antioquia.

Por Agencia de Noticias UNAL

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