El hombre lleva 4.000 años devastando los bosques

Diana Marcela Arboleda Oviedo, magíster en Medio Ambiente y Desarrollo de la Universidad Nacional de Colombia, además determinó las transformaciones que ha sufrido la vegetación en la cordillera Oriental, lo que podría resultar útil a la hora de realizar proyecciones y planes de protección que eviten un mayor deterioro en estos ecosistemas.

Agencia de noticia UN
04 de octubre de 2019 - 01:12 a. m.
Para hacer esta reconstrucción, la investigadora realizó un estudio multiproxy en el que analizó variables como polen, estratigrafía, geoquímica, pérdidas por ignición y dataciones de carbono 14. / Wikimedia Commons
Para hacer esta reconstrucción, la investigadora realizó un estudio multiproxy en el que analizó variables como polen, estratigrafía, geoquímica, pérdidas por ignición y dataciones de carbono 14. / Wikimedia Commons

Al reconstruir la vegetación, el clima y el ambiente sedimentario del norte de la cordillera Oriental de Colombia, se determinó que en los últimos 4.000 años (inicio del Holoceno temprano) se ha producido una pérdida significativa de la vegetación de bosque por causa de la deforestación. (Lea: De enero a agosto, la deforestación de la Amazonia brasileña creció 91%)

Este fue uno de los detalles revelados por Diana Marcela Arboleda Oviedo, magíster en Medio Ambiente y Desarrollo de la Universidad Nacional de Colombia (UNAL) sede Medellín, quien adelantó su investigación en el Páramo de Berlín, en Santander. La elección de este ecosistema obedece a que es un ecosistema tropical de gran altitud, considerado como hotspot (punto caliente) de biodiversidad del planeta, de valor estratégico por su dinámica hídrica, sumideros de carbono y fuentes de información para estudios paleoecológicos.

Desde la paleoecología se reconstruyen ecosistemas pasados teniendo como base los actuales, según parámetros biológicos, químicos y físicos, lo que permite ver cómo era la Tierra en las diferentes eras geológicas como el Holoceno, que corresponde a los últimos 11.700 años. De estos, la investigadora abordó 13.000, para incluir la transición que se hace desde el Pleistoceno hasta esta época, por representar un cambio climático de un periodo frío a uno más cálido.

Para hacer esta reconstrucción, la investigadora realizó un estudio multiproxy en el que analizó variables como polen, estratigrafía (disposición y características de las rocas sedimentarias y los estratos), geoquímica (estudio de los elementos químicos de la corteza terrestre), pérdidas por ignición y dataciones de carbono 14.

Tales pruebas se realizaron en el Laboratorio de Palinología y Paleoecología de la UNAL Sede Medellín, sobre un núcleo –denominado como PB1– que fue recolectado mediante una perforación en el Páramo con una sonda de 10 cm de diámetro a una profundidad de 330 cm, los cuales serían analizados por varios estudiantes de maestría.

La investigadora Arboleda analizó los 90 cm más cercanos a la superficie, correspondientes al final del Pleistoceno e iniciando la era geológica del Holoceno, con la intención de comprender los cambios climáticos en el Páramo de Berlín, ya que su posición geográfica era estratégica para comparar con otros estudios de paleoecología de alta resolución en la cordillera Occidental-Central y en la cuenca de Cariaco, en Venezuela, ubicada en la misma latitud.

La magíster encontró que, contrario a lo que sucede en este lugar, en la cordillera Oriental de Colombia se ve una respuesta muy similar en el clima respecto a las cordilleras Central y Occidental. (Puede leer: Las nuevas amenazas que están afectando a los peces de la Amazonia)

Cambios en la vegetación

Además de este hallazgo, la investigación determinó las transformaciones que ha sufrido la vegetación en la cordillera Oriental, lo que podría resultar útil a la hora de realizar proyecciones y planes de protección que eviten un mayor deterioro en estos ecosistemas.

Por ejemplo en la Zona 1 del núcleo estudiado, 90-84 cm que corresponden al periodo de los años 13.060 a 12.732, muestra el final de un periodo cálido y mésico (moderadamente húmedo), en el que la vegetación sumergida fue el 50 % de las acuáticas; el resto fueron Cyperaceae, plantas parecidas a los pastos, y en menor grado plantas de cojín.

Mientras que la Zona 3, que comprende los 68-59 cm y los años 11.792- 8.182, muestra que el inicio del Holoceno fue interrumpido por un hiato de casi 2.000 años (68-67 cm), generado probablemente por una sequía intensa, un lapso en el que seguramente el cuerpo de agua desapareció. 

Después de este evento se registró un pequeño pulso de humedad en casi 9.687 años, representado en un aumento de elementos en el suelo como titanio y hierro, plantas acuáticas como Isoetes y polen arbóreo, seguido de condiciones muy secas alrededor de 9.400 años, cuando el bosque alcanza unas de las más bajas representaciones en el núcleo y de nuevo condiciones húmedas en 8.800 años, para que en 8.182 años las condiciones se hicieran nuevamente secas.

En tiempos más actuales se encontró que en la Zona 5, que va de los 4.198 años al presente, hay una subzona (4.198-2.134 años) en la que se identifica un periodo seco al comienzo y más húmedo al final. La fase más seca se dio alrededor de 2.718 años, cuando se incrementaron plantas como Plantago sp., Poaceae y disminuyó el bosque. La fase final tendió a ser más húmeda. (Le puede interesar: Las enfermedades que pueden dispersarse por los incendios de la Amazonía)

En la segunda subzona 5 (2.134 años-presente) se identificó un periodo variable con muchos eventos secos cortos. A partir del año 2.000 aparece por primera vez el taxa Dodonaea sp., una especie pionera en suelos erosionados e indicadora de intervención humana.

Por Agencia de noticia UN

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