Los geckos, también conocidos como gecos, son unos particulares reptiles que se distribuyen en todas las zonas cálidas del mundo. Suelen tener ojos y patas grandes, una gran variedad de formas y colores, aunque la mayoría pueden camuflarse en su entorno, y usan su lengua para mantener la higiene de sus ojos, que son unas 350 veces más agudos que los de los seres humanos.
En las Islas de Galápagos, en Ecuador, habita el escurridizo gecko de dedos con hojas (Phyllodactylus maresi), del que conocíamos su existencia gracias a antiguos subfósiles, lo que había llevado a los científicos a considerarlo como una especie posiblemente extinta.
Sin embargo, investigadores de Island Conservation, el Museo de Zoología QCAZ de la Pontificia Universidad Católica del Ecuador, Re:wild y la Dirección del Parque Nacional Galápagos, lo redescubrieron en expediciones realizadas entre 2019 y 2021. Así lo dieron a conocer en un reciente artículo científico que publicaron en la revista académica PLOS ONE.
El redescubrimiento, explicó Island Conservation en un comunicado de prensa publicado hace unos días, fue posible gracias a una “audaz y exitosa” intervención de conservación adelantada por varias entidades.
En ese momento, las organizaciones eliminaron a los roedores invasores no autóctonos y dañinos de la isla Rábida. Un año después de la intervención, los científicos ya observaban a la especie de gecko que se creía extinta en la isla.
Sin embargo, hicieron falta años de trabajo, expediciones y trabajo en el laboratorio, para confirmar que se trataba del gecko de dedos con hojas. Aunque los individuos fueron capturados entre 2019 y 2021, los científicos tuvieron que utilizar secuencias de ADN y análisis morfológicos para rastrear las raíces evolutivas del reptil.
Gracias a este trabajo, descubrieron que la población de la isla de Rábida era genéticamente distinta, pero estrechamente relacionada, con la especie Phyllodactylus maresi de las islas cercanas. De hecho, designaron a la especie como una unidad evolutivamente significativa (ESU) única, “lo que subraya su importancia para la conservación“.
Para Paula Castaño, directora del Programa de Impacto de Island Conservation, “el regreso de este gecko pone de relieve el increíble poder de la naturaleza para curarse a sí misma cuando se le da la oportunidad. Es otro ejemplo de la recuperación que hemos visto en islas de todo el mundo: cuando se reequilibra un ecosistema, este puede recuperarse rápida y espectacularmente”.
“Este redescubrimiento no solo reaviva la esperanza para otras especies ‘perdidas’, sino que también profundiza nuestra comprensión de la evolución y la biodiversidad de las islas. Las islas son resilientes y, cuando se les da la oportunidad, pueden experimentar una recuperación sorprendente, más allá de lo que nadie creía posible”, concluyeron desde Island Conservation.
🌳 📄 ¿Quieres conocer las últimas noticias sobre el ambiente? Te invitamos a verlas en El Espectador. 🐝🦜