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En noviembre de 2018, los visitantes de una playa en Indonesia encontraron una ballena que había consumido más de seis kilos de plástico y que, probablemente a consecuencia de ello, había muerto y terminado en esa región remota. Hace menos de un mes, una noticia igual generó titulares en todo el planeta, cuando una ballena muerta llegó a playas filipinas con 40 kilos de plástico en su estómago.
Ahora, la historia se repite.
En las playas de la isla de Cerdeña (Italia), los turistas y locales del enclave de Porto Cervo encontraron un cachalote hembra muerto con 20 kilos de plástico en su estómago. Técnicos y profesionales de la organización no gubernamental SEAME Sardinia inspeccionaron el cadaver y se dieron cuenta de que la ballena estaba preñada y, antes de atracar, había abortado al feto de dos metros de largo, que ya estaba en proceso de descomposición.
La causa de la muerte de la hembra, de unos ocho metros de largo, aún está por aclararse, señaló el medio local Icona News. La causa de muerte solo se conocerá tras análisis toxicológicos e histologicos que se realizarán en Padua, al norte de Italia, dijo Luca Bittau, líder de SEAME Sardinia.
Antes de morir, informó el líder de los técnicos que examinaron el cadáver, la ballena había consumido unos veintidós kilos de plásticos, entre platos, sedales, redes o bolsas en “las que aún puede leerse el código de barras”.
El ministro del Medioambiente italiano, Sergio Costa, lamentó publicamente la noticia y defendió la necesidad de afrontar el tema: “Hay quien dice que esto no es un problema importante, para mi sí, son prioritarios”, aseguró en redes sociales.
"Hemos usado el 'confort' de los objetos desechables de manera alegre en los últimos años y ahora estamos pagando las consecuencias. De hecho, los animales, sobre todo, son los que los pagan", continuó el ministro en su cuenta de Facebook.