Las energías renovables son cada vez más competitivas, no emiten gases de efecto invernadero, disminuyen la dependencia energética, son fuentes inagotables y generan oportunidades de empleo y desarrollo socioeconómico en las regiones donde se opera. Además, son una necesidad inminente para nuestra soberanía energética porque contribuyen a atender las crecientes necesidades de consumo de los colombianos.
Pero el panorama no parece alentador. Los más recientes bloqueos a proyectos como el del parque de energía eólica de Windpeshi, en la Guajira, impiden avanzar a ritmos de construcción sostenibles y agotan las instancias corporativas para solucionar los conflictos con las comunidades de la zona dónde se desarrollan estas obras.
Esto, con el agravante de que ralentizan la transición energética y restringen la solución al problema de fondo del país, que es la necesidad inminente en incorporar nueva oferta, porque el consumo de energía eléctrica de los colombianos viene creciendo tres veces más que el aumento del parque generador y se acerca un Fenómeno del Niño, cuyas incertidumbres hacen necesario contar con una holgura suficiente para afrontar cualquier situación inesperada, como las ocurridas en el 2015 y que demuestran que las “leyes de Murphy” inexorablemente suceden.
Una situación como la de Windpeshi preocupa, y con razón, activa las alertas. Resulta indispensable trabajar articuladamente para fortalecer los mecanismos de interacción o buenas prácticas de diálogo social, con deberes y derechos claros para todas las partes.
Es vital la articulación entre el Ministerio de Minas y Energía, el Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible, el Ministerio de Interior, las comunidades y las empresas para avanzar en los trámites ambientales, la construcción y puesta en operación de los mismos; y lograr estrategias prácticas de resolución de conflictos que eviten la proliferación de bloqueos a los proyectos. De lo contrario, ¿habrá renovables para todos en un futuro cercano?
El caso de Windpeshi parece, ante ojos distraídos, poco representativo si se compara con los cerca de 80 proyectos de Fuentes Renovables No Convencionales (FNCER) que totalizan 3.330 MW programados para conectarse y entrar en operación entre 2023 y 2024.
Sin embargo, este parque eólico en La Guajira prometía 205 MW, el 6% del total de la energía limpia programada para entrar en operación en los próximos dos años. O lo que es más triste, en riesgo US$380.000 de inversión y oportunidades de desarrollo regional para las comunidades vecinas, por una conflictividad social que llevó este proyecto al límite de inviabilidad pese al acompañamiento y apoyo del Gobierno.
Campanazo que deja grandes lecciones para todos, desde la urgencia de atender las necesidades de una región históricamente abandonada por el estado y que no pueden ser reemplazadas por proyectos empresariales, sin desconocer que estos pueden aportar su granito de arena y ser parte de la solución, hasta el fortalecimiento de mecanismos de diálogo, articulados por el Gobierno nacional y donde todos los actores involucrados tengan cabida, quienes se oponen, pero también las comunidades que quieren el desarrollo de los proyectos, que tienen voz y también merecen ser escuchadas.
Así mismo, es una oportunidad para reflexionar internamente sobre las buenas prácticas en las empresas y sobre la necesidad de impulsar un mayor entendimiento en el país de las tecnologías FNCER, sus beneficios e impactos, dirigida a todos los actores involucrados (autoridades y comunidades), para facilitar la toma de decisiones y aceptación de estos proyectos.
Y bueno, Windpeshi no es un caso aislado. El más reciente estudio de SER Colombia, muestra que el 65% de los 3.300 megavatios tiene trámites en proceso, varios de ellos con retrasos importantes. De esta energía, programada para entrar en 80 proyectos entre el 2023 y 2024, solo 28 avanzan sin problema.
Desde SER Colombia, la Asociación de Energía Renovables Colombia, por supuesto, nos ponemos a disposición de las autoridades competentes para liderar y apoyar el desarrollo de estos proyectos, para que se hagan realidad trabajando articuladamente con el Estado, comunidades, empresas e inversionistas.
*Alexandra Hernández Saravia, presidente ejecutiva SER Colombia
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Por Alexandra Hernández*
