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En la Ley de Páramos aprobada esta semana en el Congreso de la República apareció un mico. Se trataba del artículo 26, en el que se redistribuían los porcentajes de inversión del dinero recaudado a través del impuesto al carbono. La aparición del mico inmediatamente desató un cruce de acusaciones y críticas entre líderes de opinión y varios sectores del propio gobierno.
El problema se complicó, como lo recuerda hoy el viceministro de Hacienda Andrés Velasco, cuando se decidió que el recaudo no iría directamente al Fondo Colombia Sostenible sino al Fondo Colombia en Paz creado para hacer frente a los retos del posconflicto. Ahí comenzaron las suspicacias y críticas porque esa decisión se entendió como una traición a la promesa inicial de invertir el impuesto al carbono en temas ambientales.
“La claridad en el propósito no se ha traducido en una arquitectura institucional igual de transparente en torno al manejo de estos recursos”, escribió en aquel momento Isabel Cavelier, directora de la organización Transforma. La controversia llevó a que el Ministerio de Ambiente lograra una silla en el consejo directivo de ese fondo y un acuerdo tácito en que toda inversión tendría unos criterios ambientales. En diferentes reuniones entre Minambiente y Minhacienda también se pactó encontrar un camino para que el 25% del dinero se invirtiera directamente en temas como erosión costera y fuentes hídricas, un 5% en áreas protegidas y el 70% en posconflicto pero con lineamientos ambientales.
La disputa parecía zanjada hasta esta semana cuando se reabrió la herida con la aparición del artículo 26 en la Ley de Páramos, “el mico”, que asignaba un 10% del recaudo por impuesto al carbono a la protección específica de estos ecosistemas y dejaba el 90% para el Fondo Colombia en Paz. ¿Quién metió ese mico? El viceministro Andrés Velasco no se atreve a dar nombres pero si deja ver su molestia ante la situación. (Imagen: dos versiones del artículo 26 de la Ley de Páramos)

“Creo que hay un malentendido. Nos acusan de hacer conejo, cuando lo que hemos hecho desde el Ministerio de Hacienda es tratar de apoyar al sector. Lo hicimos solos y con poco apoyo de los ambientalistas”, responde Velasco. Para respaldar la conciencia y el compromiso ambiental que ha surgido en los últimos años entre los funcionarios de Minhacienda, Velasco recuerda que además del impuesto al carbono impulsaron respaldaron el impuesto a las bolsas plásticas, exenciones de renta a las energías renovables, reducción de impuestos a vehículos eléctricos y exclusión de IVA a maquinarias menos contaminantes.
Velasco insiste en que las críticas son injustas pues ellos están convencidos de que el dinero recaudado debe invertirse con criterios ambientales. “Ahí ya está la plata para el sector. Lo que quedó faltando es precisar que el 100% debe seguir lineamientos ambientales. Eso se puede sacar con un decreto reglamentario tan rápido como la ley sea sancionada”, plantea Velasco, “fue el Ministro de
Hacieda contra viento y marea sacando estas cosas. Imagínese la presión que ejercieron para que no pasara ese impuesto. Esto no fue gratis. Costó muchas horas de trabajo y gestión para poder sacarlo adelante. Y ahora nos dan palo”.