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Indignación por muerte de 1.400 delfines durante festival de caza en Islas Feroe

Esta tradición, llamada grindadráp, se ha practicado desde hace 1.200 años, es legal en este remoto territorio autónomo de Dinamarca y se festeja anualmente con la cacería de ballenas y delfines. Ambientalistas han rechazado esta práctica.

15 de septiembre de 2021 - 11:09 p. m.
Organizaciones ambientales han creado una petición que busca alcanzar un millón de firmas para detener a los cazadores.
Organizaciones ambientales han creado una petición que busca alcanzar un millón de firmas para detener a los cazadores.
Foto: Blue Planet Society

La matanza de miles de delfines en las Islas Feroe, un lugar remoto de Dinamarca, ha generado indignación. El hecho ocurrió este fin de semana durante el grindadráp, que es una tradición que se ha practicado desde hace 1.200 años y se festeja anualmente con la cacería de ballenas y delfines. Y aunque es legal, varias organizaciones ambientales han expresado su rechazo ante este suceso. (Lea: Rusia prohibirá la caza de delfines y ballenas)

Según informó Olavur Sjurdarberg, presidente de la Asociación de Balleneros de las Islas Feroe, a la BBC, al comienzo del festival solo se habían registrado la muerte de 200 ejemplares. Sin embargo, los barcos de los habitantes de la isla condujeron a los llamados delfines de flancos blancos a la playa de Skálabotnur y allí fueron asesinados con cuchillos. Se calcula que, hasta el momento, se reportó la muerte de más de 1.400 delfines.

Ante la situación, varios grupos ambientalistas han rechazado la masacre a estos animales e incluso han creado una petición que busca alcanzar un millón de firmas para detener a los cazadores. Una de estas organizaciones es Blue Planet Society, que ha pedido a Dinamarca y a la Unión Europea que “se tomen medidas para salvar a los delfines de habitantes completamente irresponsables”.

En las imágenes se puede observar cómo los delfines estaban luchando por nadar en aguas poco profundas, mientras eran observados por cientos de personas desde la playa. Luego, cada uno de los cadáveres fueron llevados y distribuidos para después ser consumidos. (Puede leer: Rebelión de capibaras: ejemplares invaden lujoso barrio de Argentina)

Esta no es la primera vez que se registra un récord en muertes. En 1940 se presentaron el homicidio de 1.200 ejemplares, en 1879 fueron 900, en 1873 se reportaron 856 y en 1938 se registraron 854. Y aunque es una práctica que ha generado polémica, la captura fue aprobada por las autoridades locales y no se infringió ninguna ley.

Para poder realizar estas prácticas, los cazadores deben contar con un certificado de formación oficial y emplear una lanza especialmente diseñada, la cual corta la médula espinal de la ballena o delfín antes de cortar el cuello. Un método que mata a los animales en menos de un segundo. No obstante, la organización activista Sea Shepherd sostiene que la matanza de delfines y ballenas “rara vez es tan rápida. Las cacerías de ‘grindadráp’ pueden convertirse en masacres prolongadas y desorganizadas”, añaden.

¿Por qué es malo comer delfines?

Esta no es la primera vez que se realizan cacerías de delfines en festivales, para que su carne luego sea consumida. Esta una práctica muy común en Asia. Pero, entonces, ¿por qué es más grave consumir carne de delfín que de res?. En un reportaje realizado por este diario, Fernando Trujillo, director de la Fundación Omacha, enfocada en la conservación de delfines rosados en el Amazonas, explicó que la gran diferencia entre sacrificar delfines y reses, para el consumo humano, radica en que el ganado se ‘produce’ en criaderos mientras los delfines se extraen de su hábitat natural.

María Claudia Díaz-granados, directora en Colombia del programa Marino de la ONG Conservación Internacional, señaló que los delfines ni siquiera pueden compararse con peces, invertebrados, moluscos u otros recursos marinos de los que los humanos se alimentan. “Los mamíferos marinos y es especial los delfines, más allá de ser especies con tasas de reproducción muy bajas son fundamentales para el mantenimiento del equilibrio de los océanos, al ser predadores tope. Solo debería estar permitida su caza en pequeñas poblaciones que han demostrado que sí dependen de su consumo para sobrevivir. Es el caso de los poblados Inuit, en el Polo Norte”. (Le puede interesar: En Suráfrica se reduce la caza furtiva de rinocerontes a la mitad)

En cambio para Aníbal Vallejo, presidente de la Sociedad Protectora de Animales de Medellín, la matanza de delfines en Japón es completamente comparable con lo que ocurre en países como Colombia con la ganadería extensiva. “Es el mismo humano depredador el que acaba los ecosistemas marinos y el que extermina los bosques y reemplaza tierras cultivables por pastos para alimentar ganado. Delfines que son separados de sus crías para ser sacrificados, vacas que son tabuladas y condenadas a vidas de miseria mientras engordan y producen leche y luego terminan servidas a la mesa como producto cárnico”.

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