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El Sahara es el desierto cálido más extenso del mundo y uno de los lugares más secos del planeta. Sin embargo, se espera que en septiembre reciba más del 500% de sus niveles mensuales de lluvias “como resultado de una configuración meteorológica inusual”, de acuerdo con el Programa de Observación de la Tierra de la Unión Europea, Copernicus.
La Zona de Convergencia Intertropical (ZCI), donde convergen los vientos alisios y se forman grandes masas de aire caliente, se desplazará de manera inusual hacia el norte, “lo que traerá tormentas a regiones que normalmente están fuera de su alcance”, escribió el meteorólogo de la Universidad de Harvard, Matthew Cappucci, para The Washington Post. Esto, además, está relacionado con la ausencia de huracanes en el océano Atlántico.
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“La ZCI se tambalea de norte a sur durante el año, siguiendo los rayos más directos del sol. Durante el invierno, se desplaza al sur del ecuador. A finales de agosto o principios de septiembre, la franja alcanza la posición más septentrional de su meandro anual. En promedio, eso la lleva a unos 17,8 grados de latitud norte”, explica el meteorólogo.
Con este fenómeno, algunas áreas del Sahara podrían recibir, por primera vez, lluvia durante este mes, según Cappucci. De igual manera, se pueden presentar bolsas de inundaciones en el desierto, pues las dunas de arena no tienen la capacidad suficiente para absorber el exceso de agua. “Hay mucha confianza en que habrá lluvias torrenciales y tormentas eléctricas aisladas en Mali, Níger y Chad”, prevé Capucci. “También es posible que caigan hasta una o dos pulgadas en Mauritania y el sur de Argelia. Incluso en Libia podría haber algunas lluvias”.
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Copernicus publica una comparación de dos imágenes tomadas por el satélite Sentinel-2, que forma parte del programa de observación de la Tierra de la Agencia Espacial Europea (ESA). Estas imágenes, tomadas sobre Tanout, en Níger, fueron capturadas el 14 de septiembre de 2023 y el 8 de septiembre de 2024. Sentinel-2, equipado con un sensor óptico de alta resolución, se especializa en el monitoreo de la superficie terrestre, incluyendo vegetación, agua y cambios en el uso del suelo. “Las imágenes revelan un notable aumento de las zonas verdes, lo que indica el crecimiento de la vegetación que ha prosperado tras las precipitaciones inusuales”, escribe el Programa de Observación de la Tierra de la Unión Europea.
El diario El Confidencial, de España, se cuestionó qué tan extraordinario es que esto suceda. Afirma que, si bien en algunas zonas del Sahara llueve menos de 25 litros por metro cuadrado en promedio al año, en el desierto puede incluso llegar a nevar a mediados del invierno. La extensión de este territorio es de 9.2 millones de km², por lo que es normal que, en algún punto, haya un episodio de lluvias fuertes. Así lo aseguró José Luis Camacho, portavoz de la Agencia Española de Meteorología (Aemet) para El Confidencial. No obstante, el experto reconoció que sí se trata de una situación excepcional: “Veremos cómo termina, pero hay que seguir monitorizándola para ver si tiene consecuencias”.
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