La "pajareada" más grande del mundo desde el Guaviare: más que un tricampeonato

En un día alrededor de Calamar, 149 especies de aves alcanzaron a registrar. Aquí una experiencia que deja varias enseñanzas y más preguntas sobre lo que significa el tricampeonato colombiano en avistamiento de aves.

John Edward Myers* / especial para El Espectador
13 de mayo de 2019 - 04:20 p. m.
El "Falco femoralis", una de las 149 especies de aves registradas en un día pajareando por el Guaviare.  / Cortesía de Julián Ávila-Campos
El "Falco femoralis", una de las 149 especies de aves registradas en un día pajareando por el Guaviare. / Cortesía de Julián Ávila-Campos

Entre el actual tsunami de noticias terroríficas relacionadas con la destrucción del medio ambiente y la pésima implementación de los acuerdos de paz, el tercer campeonato consecutivo de Colombia en el V “Global Big Day” de observación de aves es una celebración del espíritu (pajarero) colombiano y una brillante luz de esperanza para el país de las aves y los departamentos rurales.

Como me suele a pasar, inicié la semana del Global Big Day tratando de resolver dónde exactamente iba a participar en “la pajareada más grande del año.” Después de contemplar varios planes y contingencias logré finalmente definir que iría a San José del Guaviare. En poco tiempo estaba hablando sobre el operativo con el muy entusiasta Ramón Carillo, miembro del formidable Grupo de Observadores de Aves del Guaviare.

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Al llegar a San José en la noche con mis compañeros de viaje, Julián Ávila-Campos y Laura Guerrero, nos sentamos con Ramon a revisar la programación de los próximos días en el Guaviare, la cual sonaba muy emocionante —el día 2 de mayo, después de una entrevista con la emisora Marandúa Stereo (100.7 FM), iríamos a pajarear al bosque junto al río Guaviare. Luego, por la tarde, tendríamos la primera de tres charlas sobre investigación, conservación y aviturismo en la Universidad Nacional Abierta y a Distancia de San José del Guaviare. Al día siguiente, viajaríamos al municipio El Retorno para un encuentro con el personal del Parque Natural Nacional (PNN) Nukak, antes de llegar a Calamar para la última charla con los funcionarios del PNN Chiribiquete y otros pajareros emergentes del municipio.

En la víspera del V Global Big Day (4 de mayo), me encuentro en Calamar cenando con Wílmer Ramírez, representante legal del Grupo de Observadores de Aves del Guaviare, y su esposa, Diana Lucena Gavilán, coordinadora del proyecto Caminemos Territorios Sostenibles, financiado por la Office National des Forêts de Francia. Comparto con ellos que estoy muy agradecido por sus esfuerzos y les pido disculpas por mi impaciencia gringa durante algunos momentos tensos de la planificación.

Wílmer me explica que el compromiso de la Gobernación  del Guaviare para apoyar el Global Big Day con 50 millones de pesos nunca se materializó y les tocó buscar patrocinios en efectivo y en especie a última hora, con las garras, como fuera. Gracias a la generosidad de varias entidades, ente ellas Parques, el hostal Guaviare Soul, César Arredondo y Guaviare Biodiverso Travel, y una donación personal de Heyder Palacio, candidato a la gobernación del Partido Conservador, y varios más, se lograron cubrir los costos asociados de las seis rutas de observación de aves y los viáticos de los tres invitados.

De las armas a las aves        

No deja de llover durante casi toda la noche. A las 4:15 a.m. salimos para el punto de encuentro en Calamar, donde nuestro grupo de diez pajareros se distribuye en cuatro motos para un viaje de 90 minutos sobre una trocha embarrada y resbalosa hacia la vereda Puerto Cubarra, al lado de la nueva sección ampliada del parque Chiribiquete. En el camino escuchamos y luego avistamos varias aves comunes de potrero, como el brillante “soldadito” (Leistes militares), pariente del conspicuo “chirlobirlo” (Sturnella manga) presente en otras regiones de Colombia.

Con las primeras luces del día llegamos a la “Flor de las Amazonas”, la finca de Marco Aurelio Zapata, para empezar nuestra mañana con unos muy necesarios tintos armonizados con la historia de Marco Aurelio. Marco llegó a Puerto Cubarra en 1972 después de salir del Ejército y durante el transcurso de los años, desde su finca, vivió el boom de la coca, décadas de conflicto entre las Farc y el Ejército, las campañas de fumigaciones de Plan Colombia y en los últimos años la erradicación manual de la coca apoyada por varios programas de las Naciones Unidas.

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Mientras Marco me cuenta que casi todos sus vecinos han dejado de sembrar coca, un par de las bullosas guacamayas carisecas (Ara severus) nos pasan sobrevolando.

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Desayunamos un sabroso caldo de guaracú en la casa de Doña Sara Osorio Mateus, quien me complace contestando mi aguacero de preguntas desde la cocina —“Hace ocho años estamos en paz, así nos ha ido mejor”, dice mientras atiende los hambrientos pajareros. Tiempo después salimos al bosque de tierra firme y luego de aguantar un palo de agua y mucho barro, eran apenas las 10 de la mañana y ya llevamos 70 especies asociadas con la Amazonía, los llanos, el escudo guyanés y el piedemonte andino. En el país con la mayor diversidad de aves del mundo, Guaviare es una nota, un caso excepcional.

Lamentablemente, caminando por los paisajes del Guaviare también se vive una tragedia de deterioro ambiental. Según el excelente reportaje de El Espectador, La Deforestación en Guaviare por fin tiene nombre, entre 2016 y 2017 la deforestación en el departamento creció 233%. Durante el mismo periodo los cultivos de coca bajaron 28%, lo cual tumba la “lógica convencional” de algunos políticos para justificar la fumigación como mecanismo para combatir la deforestación a través de la erradicación de cultivos. ¿Por qué entonces está aumentando tanto la deforestación en el Guaviare? Habría que preguntarle al gobernador, Nebio Echeverry Cadavid y sus amiguis vecino, palmero y “mega contratista”.

Ya en el bosque de tierra firme nos cuesta ubicar y acercarnos a las aves en la copa de los árboles, pero afortunadamente Wílmer hace que cada ave cuente, reconociendo los cantos de casi cada una de ellas. Luego nos cruzamos con una campesina acomodando y extendiendo alambres de púa por el suelo del bosque —“Para el ganado!”, dice cuando le pregunto el propósito de los alambres.

Fue entonces cuando, caminando entre potreros y relictos de bosque, escuchamos a un tinamú (undulatus) que teníamos en la lista de “targets” por el maravilloso equipo organizador del Global Big Day Colombia antes de terminar la pajareada.

Después de un par de caídas en la trocha que terminaron entre risas y mucho barro regresamos a Calamar sanos y felices con una lista de149 especies de aves registradas en un día.

Mucho más que un tricampeonato

Días después del V Global Big Day hemos celebrado merecidamente el tricampeonato del pajareo mundial con 1.590 especies registradas y 6.321 listas recopiladas y subidas a Ebird. Esto nos deja la sensación de que el país de las aves puede ganar el Global Big Day todos los años…

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El tema es que, entre el dicho y el hecho hay mucho bicho pero también mucho…..lodo y planificación. En lugares del país donde antes había mucha guerra, se requiere de una visión compartida, liderazgo, comunicación y una gestión gigantesca para lograr concentrar a miles de pajareros colombianos con los binoculares puestos.

En mi opinión, este año la sacamos del estadio con el Big Day por las siguientes razones:

1) Gracias a la paz firmada en el 2016, Colombia ha podido posicionarse como el país de las aves.

2) Con el liderazgo del grupo organizador del Global Big Day en Colombia, y la participación de los 32 departamentos, estamos cada vez más organizados.

3) En los últimos años hemos desarrollado una exuberante cultura pajarera.

4) Grupos de pajareros regionales como Aves Meta no solamente están captando muchos datos nuevos (tantos que Meta ganó la medalla de bronce del Big Day interdepartamental), sino que también están atrayendo capital y voluntad política.

6) Actores importantes como Satena están apostándole al pajareo como un buen negocio.

7) Gracias a campañas como Colombia #1 en Aves, y proyectos como The Birders, ProColombia ha mostrado su compromiso y credibilidad con el tema.

Por lo pronto, el Ministerio de Medio Ambiente y Desarrollo Sostenible debería promover el Día Internacional de las Aves mostrando una foto de un ave colombiana y no de un ave asiática, como lo hicieron el pasado 9 de mayo.

Para responder la pregunta tengo muchas ideas que iré desarrollando, pero prometo no pintarles pajaritos en el aire. Sin embargo, me gustaría saber sus propuestas, me pueden escribir al correo johnedwardmyers32@gmail.com.

*Conservacionista, pajarero y atleta de montaña. Actualmente trabaja para Conservación Internacional Colombia como especialista de innovación social. Las opiniones expresadas son suyas.

Por John Edward Myers* / especial para El Espectador

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