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La polémica vía que se le atravesó a la Sierra

Un tramo construido en una zona de Reserva Natural en la Sierra Nevada de Santa Marta tiene enfrentados a la fundación Proaves y un cafetero.

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El Espectador
01 de abril de 2015 - 04:44 a. m.
El lugar hace parte de una Reserva Natural cercana a la cuenca del río Gaira.
El lugar hace parte de una Reserva Natural cercana a la cuenca del río Gaira.
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Ayer, alrededor de 50 funcionarios de la fundación Proaves, una organización no gubernamental dedicada al estudio de las aves y a la conservación de su hábitat, subieron a la Sierra Nevada de Santa Marta en compañía de la Policía y la Corporación Autónoma del Magdalena (Corpamag), para ponerle freno a un asunto que los tiene preocupados: desde más de un año, varias retroexcavadoras empezaron a abrirse paso en medio de la Reserva Natural de Aves El Dorado para construir una carretera. Para hacerlo, claro, tuvieron que derribar varios árboles que, según cuentan los funcionarios de la entidad, son indispensables para ciertas especies.

El asunto lo había reportado la organización a Corpamag en mayo del año pasado, luego de que uno de sus trabajadores se percatara de que tres máquinas avanzaban por el lugar con plena libertad. De acuerdo con su versión, quien está detrás de esta intervención es Michael Webers, un mexicano de origen alemán y miembro de la sociedad Compañía Cafetera La Victoria, que se instaló en el lugar a principios de este siglo.

“Esta zona hace parte de una reserva de la sociedad civil que está vinculada al Sistema Nacional de Áreas Protegidas (Sinap) y por ende no puede ser intervenida . Proaves se lo compró hace varios años, pero ahora el señor Webers argumenta que hace parte de su lote. La vía que está construyendo tiene el único propósito de llegar a un lugar donde se están haciendo casas vacacionales de manera ilegal y no cuenta con la respectiva licencia ambiental”, dice Ivón Alzate, funcionaria de Proaves.

Según ella, el verdadero problema que hay detrás de ello es que se está fragmentando un ecosistema que hace parte de una gran reserva donde habitan 300 especies de aves, varias de ellas endémicas. “Está afectando la anidación y alimentación de estos animales. Recuperar los árboles que hasta ahora han derribado tomará alrededor de 30 años”, asegura.

Con ella concuerda Alfredo Martínez, subdirector de Corpamag: “Cualquier intervención que se lleve a cabo en la Sierra, por pequeña que sea, tiene un gran impacto”.

Además, como se lee en un comunicado que ayer envió Proaves, hay otros daños que podrían afectar el suministro de agua a la zona sur de Santa Marta que es donde justamente está el sector turístico de la ciudad. ¿La razón? La tala de bosque, que podría ser de alrededor de ocho kilómetros, se está llevando a cabo cerca de la cuenca del río Gaira, que es el que abastece del líquido a sectores como El Rodadero.

“El daño causado por el señor Webers es de gran impacto. Afecta directamente todos los procesos de conservación que Parques Nacionales y la fundación Proaves vienen adelantando en esta importante zona por décadas. En 2013, la Sierra Nevada de Santa Marta fue catalogada como el lugar más importante para la conservación en el mundo y hogar del recientemente redescubierto colibrí barbudito azul”, se lee en el documento.

Así, tal y como cuenta Alzate, también se lo habían hecho saber al Ministerio del Medio Ambiente y a la Contraloría, pero hasta el momento no habían recibido respuesta. Tampoco, dicen, habían logrado que Corpamag tomara cartas en el asunto, hasta ayer, cuando enviaron una comisión.

“Hay un grupo de verificación para saber cuáles son las afectaciones y si hay o no licenciamiento para hacer esta vía. En este caso al Ministerio le compete hacer una articulación de las entidades que tienen responsabilidad en el lugar”, asegura el Ministerio.

Sin embargo, a los ojos de Michael Webers, el problema es muy distinto. Según le dijo a El Espectador, su familia es dueña del predio desde hace más de 60 años y siempre han sido protectores de la flora y la fauna.

“Yo llegué a Colombia en 2002 para recuperar unos lotes que habían sido ocupados de manera ilegal por grupos paramilitares. Logré un convenio de paz con las tropas de Jorge 40 después de muchas conversaciones. En ese entonces apareció Proaves y me preció interesante pactar con ellos un territorio de reserva que estaba por el orden de las 511 hectáreas. Delimitamos juntos el sector, pero después de dos años hicieron el último levantamiento, no nos invitaron y se adjudicaron un territorio de manera ilegal”, cuenta Webers.

De acuerdo con su versión, la carretera no supera el kilómetro de extensión y fue construida para que un vecino del lugar pudiera acceder a su finca.

“Los funcionarios de Proaves han aprovechado esa figura de protección de flora y fauna y la publicidad que eso les da en los medios, para quitarme buena parte de mi terreno y culparme de atentar contra el medio ambiente, cuando he sido un defensor. Además, la vía fue construida con el respectivo permiso de la Corporación Autónoma. Tengo todos los documentos que sustentan mi posición y ya están en manos de la justicia colombiana. Ellos serán los encargados de mostrar quién dice la verdad”, asegura.

Pero Martínez, subdirector de Corpamag, afirma que la entidad no ha otorgado ningún permiso para hacer una vía en la zona. “Por resolución está prohibido cualquier tipo de aprovechamiento en la Sierra. Por eso le vamos a abrir un proceso sancionatorio. Hasta el momento acabamos de suspender cualquier obra que afecte el lugar”, explica.

Por El Espectador

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