Desde hace más de dos décadas, Medellín ha contado con uno de los sistemas más novedosos para medir los eventos meteorológicos de la ciudad. Gracias al Sistema de Alerta Temprana del Área Metropolitana (SIATA) quienes viven en la capital antioqueña y en municipios aledaños, han podido saber en qué momento el aire está más contaminado y cuáles riesgos pueden enfrentar por eventos climáticos. Sin embargo, en las últimas semanas varios investigadores han advertido que el SIATA parece no pasar un buen momento.
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Una de las situaciones que han empezado a inquietar a quienes ven en ese sistema un elemento esencial para hacer prevención del riesgo en Medellín y en el Valle de Aburrá está relacionada con lo que sucedió el pasado 14 de febrero con 31 profesionales: les dijeron que no continuarían en el SIATA, que está a cargo del Área Metropolitana del Valle de Aburrá (en adelante “Área Metropolitana”) y de la Universidad EAFIT.
Simón*, exfuncionario del SIATA, explica que, el pasado 10 de febrero, algunos de sus colegas recibieron un correo en el que les pedían reunirse en la U. EAFIT. “Ya sabíamos lo que iba a pasar: que se había recortado el presupuesto. Por eso, mi cargo desapareció”.
Por su lado, Cristian*, otro exfuncionario, afirmó que el motivo para que no se prorrogara su contrato, que tenía fecha hasta el 14 de febrero, era que “el Área Metropolitana no estaba interesada en seguir invirtiendo en nuestras líneas de investigación”.
Al consultarla, la U. EAFIT lo confirma: se tomó la decisión de no prorrogar el contrato a término fijo de 31 profesionales que trabajaban en el sistema, entre ellos científicos involucrados con proyectos de investigación que tenían que ver con la gestión de riesgo de los 10 municipios del Área Metropolitana.
“¿Qué va a pasar, entonces, con los programas de investigación? En este momento, no está claro qué se va a hacer”, dice Santiago Ortega, ingeniero civil e investigador en energía y cambio climático.
“Estamos hablando de investigación en un distrito que se supone debe liderar en ciencia, tecnología e innovación. Es la red de monitoreo más grande del país y se ha convertido en un bien público”, reclama Piedad Patricia Restrepo, también vocera de Todos x Medellín.
De hecho, los datos obtenidos por esa veeduría muestran que para el 2025 el SIATA podría sufrir una considerable reducción de presupuesto. Según el Plan Operativo Anual de Inversiones (POAI) del Área Metropolitana, que también conoció este diario, el monto destinado al SIATA en 2025 es de $15.373 millones. Como señalaron desde Todos x Medellín, esto representaría una reducción del 53 % respecto a la suma asignada hasta noviembre de 2024.
Sin embargo, al preguntarles por la reducción, el Área Metropolitana envió otras cifras diferentes a El Espectador. Por un lado, aseguran que el presupuesto aprobado hasta diciembre del año pasado fue de $29.237 millones y, además, dicen que la inversión proyectada para este año es de $25.500. En ese caso, la reducción sería de un poco más de $3 mil 700 millones, 12.8% menos que en 2024.
Así mismo, desde el Área Metropolitana indican que destinarán otros $9.277 millones en la actualización tecnológica del radar meteorológico de la entidad, un sensor remoto que permite determinar la localización e intensidad de los sistemas de nubes que generan precipitaciones en tiempo real. También, dicen, invertirán en el radiómetro microondas, que hace monitoreo ambiental y estudia la meteorología y climatología. De acuerdo con sus cálculos, estarían “generando un presupuesto un poco superior a los $34.000 millones de pesos en la vigencia 2025”.
“No existe reducción (...), se trata de un proceso de optimización y eficiencia de la propuesta que se basa principalmente en el ajuste y transversalización de actividades”, añaden. Sobre los contratos que no tuvieron continuida, dicen que “no tiene discriminados los cargos que se requieren para el cumplimiento de las actividades. Porque el proyecto se contrata (...) con la universidad (EAFIT), quien define la contratación del personal que se requiere para el cumplimiento del objeto”.
Pero a los ojos de Todos x Medellín, quedan varios vacíos sin responder. La principal es que no está claro de dónde proviene el presupuesto para el radar y el radiómetro. “¿Son parte del presupuesto original del SIATA y fueron redistribuidos o es un monto adicional asignado aparte?”, se preguntan desde la veeduría.
La otra gran pregunta que se están haciendo tanto personas al interior del SIATA como externos es qué sucederá con algunos proyectos que son esenciales para tomar decisiones sobre eventos asociados al cambio climático.
Las dudas de los científicos
El SIATA nació a finales de los años 90 como una herramienta para monitorear los riesgos ambientales de los 10 municipios del Área Metropolitana, incluidos Medellín, Envigado y Sabaneta. En 2017, el sistema asumió la vigilancia de la calidad del aire de la región y, desde ese momento, ha instalado alrededor de 20 sensores para monitorear diariamente los niveles de material particulado PM 2.5, como se le conoce a esas diminutas partículas de contaminación que pueden entrar al organismo humano. A partir de esta información, se han tomado decisiones como la implementación del pico y placa para reducir la emisión de gases o la restricción de actividades al aire libre en ciertas zonas para evitar afecciones respiratorias.
Pero el SIATA es mucho más que un análisis de la calidad del aire. Este sistema también determina la probabilidad de eventos de lluvia y la forma en que esto se traduce en incrementos en el nivel del río Medellín y sus quebradas afluentes como la Iguaná, Doña María, Santa Elena, Ayurá, La Presidenta, entre otras. También desarrolla investigaciones que contribuyen al fortalecimiento del conocimiento del riesgo en el territorio y genera procesos educativos y de divulgación que buscan fomentar la ciencia ciudadana para que esté informada ante posibles situaciones de riesgo climático.
Precisamente, según varios extrabajadores de la entidad, las líneas de investigación de las personas que no continuaron en el proyecto involucraban temas relacionados con cambio climático, drenaje urbano, monitoreo de infraestructura y desarrollo de sensores. Si bien se mantendrá el monitoreo de estas amenazas, lo que no está claro es qué ocurrirá con la investigación que alimentaba esas líneas en primer lugar, y que son fundamentales para la toma de decisiones en materia de gestión de riesgo en la ciudad.
Entre las áreas afectadas con los despidos parece estar la de meteorología. Jose*, quien trabajó en el SIATA hasta el 14 de febrero, explica que esa dependencia estaba encargada de mirar qué pasa con los eventos extremos asociados con el cambio climático. Sus análisis permitían que las entidades del Área Metropolitana tuvieran información para hacer sus planes de adaptación y mitigación.
Otra de las inquietudes de quienes estaban en el SIATA tiene que ver con la continuidad de la línea de drenaje urbano, que vigila las zonas vulnerables a desbordamientos o inundaciones, como los deprimidos viales. Esta área hacía, entre otras cosas, modelación y pronósticos ante posibles riesgos relacionados con lluvias. Con esa información podían predecir inundaciones y alertaban a las autoridades para que actuaran de manera preventiva.
Sobre la línea de monitoreo de infraestructuras, que vigila el estado de edificaciones indispensables, como hospitales y alcaldías, para determinar, por ejemplo, si siguen siendo seguros luego de un sismo considerable, también hay algunas dudas, especialmente frente a la continuidad del programa Ciudadanos Científicos, cuyo objetivo era acercar a los ciudadanos de todas las edades al monitoreo de la calidad del aire.
Santiago Ortega, de Todos x Medellín, explica que en este programa están incluidos los sensores que están instalados en instituciones u hogares de algunos ciudadanos, y que brindan información meteorológica complementaria a la que proporcionan los grandes sensores del SIATA.
En cuanto a la posibilidad de que algunos proyectos resulten perjudicados, la Universidad EAFIT señala que, “en respuesta a las áreas temáticas y amenazas priorizadas por el Área Metropolitana, la universidad continúa ejecutando las actividades del contrato vigente con algunos ajustes en los alcances técnicos. Además, ya se han culminado algunos de los productos y entregables para dicho contrato. Las actividades de monitoreo del componente asociado a ‘ciudadanos científicos’ se mantienen”.
De igual forma, aseguran que “nuestro propósito es acompañar al Área Metropolitana en la presentación y ejecución de un proyecto técnicamente viable con todo el respaldo de ciencia, tecnología e innovación para responder a los desafíos del territorio metropolitano en cuanto a la gestión del riesgo de desastres y la gestión ambiental”.
El Área Metropolitana también se defiende diciendo que “la propuesta de SIATA para el 2025 conserva la estructura de cuatro paquetes de trabajo, como se hizo en la vigencia del 2024”.
Ortega, por su parte, tiene una buena manera de resumir su temor a los recortes que ha habido en el SIATA: “Si recortamos personal científico, nos quedaremos sin respuestas”, enfatiza. “Tenemos que identificar qué funciona y cómo fortalecerlo. Esto no es solo ciencia, estamos hablando de vidas”.
*Nombres cambiados por petición de las fuentes.
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