Las siete propuestas de una multinacional petrolera para detener el cambio climático

Shell sorprende con un informe realista y ambicioso sobre la transformación necesaria para cumplir el Acuerdo de París y evitar que la temperatura del planeta aumente dos grados celsius.

PABLO CORREA
27 de marzo de 2018 - 10:54 p. m.
Portada del informe publicado por la compañía Shell.
Portada del informe publicado por la compañía Shell.

No esperaba leer nunca un informe como el que acaba de publicar la multinacional Shell, una de las compañías petroleras más grandes del mundo y, por consiguiente, una de las principales responsables del cambio climático. He pasado toda una tarde leyendo y quedé boquiabierto. ¿Una compañía de combustibles fósiles hablando de esperanza y un plan para evitar que la temperatura promedio del planeta aumente más de dos grados? ¿Los petroleros discutiendo cómo cumplir el Acuerdo de París que sabotearon por años llegando incluso a pagar estudios fraudulentos y alimentando a los negacionistas? 

Quince años cubriendo temas ambientales en El Espectador me dejaron en la misma orilla de José Saramago cuando decía:  “Yo no soy pesimista, el mundo es pésimo". Y ese pesimismo hacía imposible imaginar que una empresa como Shell, que por cierto acaba de ser demandada junto a otras compañías por la ciudad de Nueva York por ser directas responsables del cambio climático, me reavivaría la esperanza en un cambio de modelo energético.

El informe se titula “Cielo, logrando los objetivos del Acuerdo de París”. Tiene 70 páginas con gráficos bien logrados, infografías, datos sorprendentes y análisis interesantes. Datos como este: para 2035 la energía solar deberá cubrir un área de 100.000 km2 equivalente al tamaño de Corea del Sur y para 2070 tendrá que aproximarse al área de un país como España. El informe también tiene frases que obligan a limpiarse los ojos para creer que están firmadas por una compañía de petróleos: “limitar el aumento de CO2 en la atmósfera requerirá alejarse de los combustibles fósiles a otras fuentes de energía”. 

El informe es la propuesta de Shell "para descarbonizar la economía global con el objetivo social de lograr emisiones netas cero a partir del uso de energía para 2070”. Los siete puntos que resumen esa posible vía son estos:

1. Un cambio en la mentalidad del consumidor significa que las personas tendrán que elegir opciones de energía bajas de alta eficiencia y de bajo carbono para satisfacer sus necesidades.

2. Un cambio radical en la eficiencia del uso de la energía conducirá a ganancias por encima de las tendencias históricas.

3. Los gobiernos tendrán que adoptar mecanismos de fijación de precios del carbono a nivel mundial antes del 2020, llevando a un costo significativo el CO2 integrado en bienes y servicios de consumo.

4. La tasa de electrificación de la energía de debe triplicar, con la generación de electricidad global alcanzando un nivel cinco veces más alto que el de hoy.

5. Las nuevas fuentes de energía deberán crecer hasta cincuenta veces con las energías renovables eclipsando a los combustibles fósiles en la década de 2050.

6. Es necesario construir unas 10 000 grandes instalaciones de captura y almacenamiento de carbono, en comparación con menos de 50 en funcionamiento en 2020.

7. Lograr una deforestación neta cero. Además, un área del tamaño de Brasil tendrá que ser reforestada ofreciendo la posibilidad de limitar el calentamiento a 1.5 ° C, la ambición final del Acuerdo de París.

La publicación del informe va acompañada de manera paralela de tablas con datos más amplios para que cualquier persona, investigador o gobierno los pueda revisar. Temas como la transformación tecnólogica asociada a la energía es interesante. “Una razón por la cual las transformaciones de los sistemas toman tiempo es que el éxito de una transformación, desde los caballos hasta el motor de combustión internacional, por ejemplo, puede impedir el progreso de la siguiente”, se lee en alguna de las páginas.

Para ilustrar el planteamiento anterior, los autores recuerdan que el efecto fotovoltaico (PV) que sustenta los paneles solares de hoy fue descubierto en 1839 y fue la base para construir satélites desde 1962. Sin embargo, hacia el año 2000 solo existían 2 GW de capacidad fotovoltaica a nivel mundial. Eso si, en los últimos 15 años la capacidad aumentó doscientas veces.

Recuerdan también que a principios del siglo XX, un automóvil eléctrico era la opción preferida en las carreteras estadounidenses. Pero a partir de 1920 se impuso la era del motor de combustión con el Modelo Ford T. “Cuatro mil millones de autos más tarde, la tecnología esencial sigue siendo en gran medida la misma, sin embargo, con la movilidad eléctrica surgiendo de nuevo”, apuntaron.

En el escenario futuro que imagina Shell, la población mundial pasa de 7,5 mil millones en 2017 a 10 mil millones en 2070, después de lo cual se estabiliza. La demanda de energía también aumenta a lo largo del siglo, con una meseta cercana al 2080. Pero Shell cree el uso por habitante sigue siendo relativamente bajo “debido a las ganancias de eficiencia sin precedentes para los servicios de energía”.  En este siglo se podría triplicar la eficiencia energética.

“Como resultado, la demanda de energía primaria per capita converge cerca de 100 GJ por año, muy por debajo de las cifras observadas hoy en día en las economías industrializadas, pero un nivel que proporciona la amplia gama de servicios energéticos necesarios para una vida mejor”,dicen. Un dato: un refrigerador moderno de bajo consumo consumirá poco más de un GJ por año. (El gráfico muestra cómo tendrían que cambiar las fuentes de energía para el 2070).

Además de eficiencia energética, la energía solar fotovoltaica tendrá que mantener tasas de crecimiento promedio sólidas de 20% por año, excediendo 6500 GW de capacidad instalada en 2035. “Esto cubrirá un área de 100,000 km², equivalente a un área del tamaño de Corea del Sur. Desde entonces hasta 2070, se agregarán casi 1000 GW cada año, cuando la huella global de la energía solar fotovoltaica se aproxime al área de España”.

El informe, que puede ser consultado en la página web de la compañía, revela, en mi opinión, que hasta los más testarudos actores frente al problema del cambio climático ya aceptaron que sólo hay un camino: cambiar. Ojalá el de Shell sea honesto y a su máxima potencia. 

 

 

 

 

Por PABLO CORREA

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