Publicidad

Los peces migratorios de agua dulce están desapareciendo

Este martes se publicó el primer informe global sobre el estado de los peces migratorios de agua dulce en el mundo. Tras analizar 1.406 poblaciones de 247 especies se concluyó que estos animales se han reducido de manera más drástica que especies migratorias terrestres y del océano, convirtiéndose en unas de las poblaciones más amenazadas del planeta.

Daniela Quintero Díaz
28 de julio de 2020 - 12:08 p. m.
La reducción de las poblaciones ha sido más pronunciada en Europa (-93%) y en América Latina (-84%), según el informe.
La reducción de las poblaciones ha sido más pronunciada en Europa (-93%) y en América Latina (-84%), según el informe.
Foto: Zig Koch WWF

En Suramérica está una de las especies icónicas de peces migratorios de agua dulce: el bagre dorado del Amazonas (Brachyplatystoma rousseauxii), que registra la migración de agua dulce más larga del mundo. Este pez viaja -casi- por todo lo ancho del subcontinente; sale de las cabeceras del río Amazonas, pasa por los Andes, llega a los estuarios del río cerca del océano Atlántico y regresa a las cabeceras a través de la llanura amazónica para completar su ciclo de vida, recorriendo en total cerca de 12.000 kilómetros. Su supervivencia, así como la de miles de poblaciones de peces de agua dulce en el mundo, depende de estos viajes, de la conectividad de los ríos, los humedales y el mar.

Sin embargo, los humedales están desapareciendo tres veces más rápido que los bosques en el planeta; y represas y embalses han hecho que la conectividad de los sistemas fluviales se pierda de manera acelerada (se estima que actualmente hay 57.985 represas grandes alrededor del mundo e incontables represas pequeñas). Esto ha generado que, a nivel global, sólo el 37% de los ríos de más de 1.000 kilómetros fluyan libremente en todo su recorrido, y sólo el 23% llegue de manera ininterrumpida al océano. Migrar, entonces, se ha convertido en una tarea cada vez más difícil para los peces de agua dulce, donde su llegada a las zonas de alimentación o de apareamiento no está garantizada.

Las consecuencias de los impactos causados por el hombre no se han hecho esperar. Según el informe del Índice Planeta Vivo para peces migratorios de agua dulce, que fue publicado este martes por la World Fish Migration Foundation, en menos de 50 años el mundo ha presenciado una disminución general del 76% de las poblaciones de peces migratorios de agua dulce. Cerca de un 3% por año entre 1970 y 2016.

“Usando información de abundancia de la base de datos de Living Planet, encontramos descensos generalizados en las poblaciones de peces migratorios de agua dulce tanto en áreas tropicales como en áreas templadas; así como en todas las regiones del planeta, en todas las categorías de migración y en todas las poblaciones”, señala el reporte, que analizó 1.406 poblaciones de 247 especies de peces listadas en el Global Register of Migratory Species (GROM).

La reducción de las poblaciones ha sido más pronunciada en Europa (-93%) y en América Latina (-84%), y presenta un declive menor en Norte América (-28%). ¿Las causas?

Una de las principales amenazas de los peces de agua dulce en Europa es la fragmentación de los ríos debido a represas. Se estima que hay más de 1.2 millones de barreras construidas en los ríos del continente, y que muy pocos permanecen sin afectaciones de este tipo. Por eso, algunos mecanismos han empezado a implementarse para restaurar la conectividad: han removido cerca de un 15% de barreras que encontraron estaban obsoletas y para 2030 tienen una meta de restaurar al menos 25.000 kilómetros de río para que tengan libre circulación.

En Suramérica muchos ríos grandes fluyen todavía libremente. Sin embargo, políticas nacionales históricamente han fomentado prácticas insostenibles en los países. Algunas de esas son la producción de energía hidroeléctrica, la minería y la desviación de agua. “Las últimas décadas han sido testigo de un fuerte aumento de actividades nocivas (…) y se pronostica que las caídas empeorarán debido a la creciente construcción de represas en áreas como el Amazonas”, señala el informe. Además, la región presenta una disponibilidad muy limitada de datos de las poblaciones de peces migratorios de agua dulce. “Aunque se muestra uno de los mayores descensos promedio en este análisis, es probable que la situación sea mucho peor”, añaden los investigadores.

En Norteamérica la disminución de las poblaciones es menos severa. Según el informe, esto podría sugerir que la gestión de la pesca, la restauración del hábitat, la eliminación de las represas, la creación de santuarios de conservación y otras acciones de recuperación pueden tener un impacto positivo en los peces. Aunque esta región se caracteriza por un alto nivel de fragmentación en los ríos debido a las represas, en las últimas décadas muchas de estas se han eliminado (solo el año pasado se reconectaron más de 1.400 kilómetros de río).

En Asia, Oceanía y África el vacío de información es tan grande que no se ha podido calcular completamente las disminuciones en promedio, y es probable que pueda subestimarse el valor real. “Teniendo en cuenta los planes para expandir enormemente la energía hidroeléctrica en Asia (particularmente en la cuenca del Mekong, uno de los sistemas de ríos más biodiverso de la Tierra), se anticipa que el hábitat se degradará y se perderá aún más, y que la disminución de los peces migratorios se acelerará en las próximas décadas”, señala el reporte.

A medida que se van acabando los peces y sus viajes, se acaba también la salud de los ríos y de quienes viven de ellos. Se estima que las especies de agua dulce proveen un sustento vital para alrededor de 20 millones de personas en el mundo que dependen de la pesca continental. Peces migratorios como el salmón y el bagre amazónico son fundamentales en la seguridad alimentaria de muchas poblaciones, y también desempeñan un papel fundamental en el mantenimiento de los ríos, pues transportan nutrientes esenciales de un lugar a otro.

“Los peces migratorios proporcionan alimento y sustento para millones de personas, pero esto rara vez se tiene en cuenta en las decisiones de desarrollo. En cambio, su importancia para las economías y los ecosistemas continúa siendo pasada por alto y subvaluada, y sus poblaciones continúan colapsándose”, dijo Stuart Orr, Líder Global de Agua Dulce de WWF

¿Cuáles son las principales amenazas?

El informe señala que las principales amenazas para los peces migratorios de agua dulce están vinculadas con las actividades humanas. Por un lado, la degradación, pérdida y cambio de hábitat representan cerca del 50% de las amenazas reportadas para estas poblaciones. “Los hábitats pueden verse afectados por diversos cambios como la construcción de represas, el drenaje de humedales, la desconexión de planicies inundables, la extracción excesiva de agua, la minería de arena y otros desarrollos de infraestructura”, asegura el documento.

Por otro lado, la sobreexplotación o -que representa alrededor de un tercio de los casos analizados y fue la segunda amenaza más reportada- puede ser causada por la pesca insostenible y la captura incidental. También se presentan otros impactos como la contaminación, la alteración del oxígeno disuelto y la acumulación de metales pesados.

América Latina, por su parte, fue la región que más reportó impactos relacionados con el cambio climático. Los cambios en la temperatura del agua, a raíz del cambio climático, pueden alterar los ciclos de migración y reproducción, haciendo que estos eventos ocurran en el momento equivocado. “Además de estas amenazas obvias y bien conocidas, también hay muchas amenazas emergentes en los ecosistemas de agua dulce y los peces que los habitan, como por ejemplo la contaminación por microplásticos y la salinización de agua dulce”, señala el reporte.

Aunque los peces de agua dulce están claramente amenazados, las tendencias en la abundancia de las poblaciones, las diferencias regionales y la descripción de sus patrones migratorios alrededor del mundo aún no han sido descritos de manera profunda. Por eso han surgido iniciativas como el Plan de Recuperación de Emergencia recientemente publicado en BioScience, que destaca una variedad de medidas que pueden transformar el manejo y la salud de los ríos, lagos y humedales para el beneficio y la salud de la biodiversidad de agua dulce. Entre esas, un mejor monitoreo científico de las especies.

Asimismo, está la iniciativa Global Swimways, que espera identificar las rutas migratorias de los peces para mejorar su conservación.

Los investigadores tienen algo claro: “Llevar el mundo subacuático a la superficie es importante para crear conciencia y apoyo”.

“Las estadísticas son impactantes, pero sabemos que las poblaciones de peces migratorios pueden recuperarse. Necesitamos actuar ahora. Ahora es el momento de valorar los peces migratorios y los ríos que los sustentan”, asegura Herman Wanningen, fundador de la World Fish Migration Foundation.

“Con suerte, este informe aumentará la importancia dada a esta disminución de la biodiversidad sin precedentes en los objetivos de las políticas y conducirá a las acciones urgentes necesarias para salvaguardar este componente vitalmente importante de la biodiversidad que sirve como un recurso crítico para tantas personas”, insiste William Darwal, Jefe de la Unidad de Biodiversidad de Agua Duce en el Programa Global de Especies de la UICN.

 

Sin comentarios aún. Suscribete e inicia la conversación
Este portal es propiedad de Comunican S.A. y utiliza cookies. Si continúas navegando, consideramos que aceptas su uso, de acuerdo con esta política.
Aceptar