Noruega ostentó alguna vez el título al mayor productor de pieles del mundo. A mediados del siglo XX, antes de la Segunda Guerra Mundial, el total de granjas de peletería que tenía el país escandinavo superaba las 20.000, eran los mejores criando zorros y sus productores lideraban con mucha ventaja el mercado. Ahora, con el anuncio de la primera ministra Erna Solberg de eliminar las granjas de peletería en los próximos siete años, su fama industrial ya es solo historia.
El plan de la mandataria, perteneciente al partido conservador, tiene dividido al país. Los productores de pieles, censados en aproximadamente 400 personas y 200 granjas que facturan anualmente entre 160 mil millones y 230 mil millones en pesos colombianos, no salen del descontento. Mientras, los animalistas escandinavos celebran la noticia.
Esta decisión tiene un trasfondo político. Para firmar un trato con su partido opositor, la ministra acordó cerrar las granjas de zorros y visones que producen alrededor de un millón de pieles al año. Según sus partidarios, el cambio no representa una mayor amenaza ya que el negocio de la peletería cada vez es menos lucrativo y menos atractivo para la moda internacional.
Sin embargo, las estadísticas mundiales muestran que después de la crisis de la venta de pieles durante los años 80 y 90, en el mundo se ha reactivado la demanda de estos productos. Los principales clientes desde el año 2000 son China y Rusia.