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¿Por qué los caimanes comen piedras? Científicos habrían encontrado la respuesta

Científicos en EE. UU. estudiaron a siete caimanes jóvenes para entender por qué algunos reptiles acuáticos ingieren piedras. El resultado apunta a una función sorprendente: aumentar el tiempo que pueden permanecer bajo el agua sin salir a respirar.

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31 de julio de 2025 - 12:01 a. m.
Imagen de referencia | En la investigación participaron siete caimanes americanos juveniles (Alligator mississippiensis), criados en un entorno controlado. Tras eliminar cualquier piedra que pudieran haber ingerido antes del experimento, los animales fueron monitoreados antes y después de tragar pequeñas rocas de granito, equivalentes al 2,5 % de su peso corporal.
Imagen de referencia | En la investigación participaron siete caimanes americanos juveniles (Alligator mississippiensis), criados en un entorno controlado. Tras eliminar cualquier piedra que pudieran haber ingerido antes del experimento, los animales fueron monitoreados antes y después de tragar pequeñas rocas de granito, equivalentes al 2,5 % de su peso corporal.
Foto: Freepik
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La litofagia (el consumo de piedras por parte de animales) es un comportamiento observado en varias especies. En reptiles como los caimanes y cocodrilos, este acto no responde al hambre ni a un trastorno. De hecho, podría ser una estrategia evolutiva relacionada con su vida acuática.

Un estudio experimental liderado por investigadores de la Universidad de Utah se propuso probar esta hipótesis. Su objetivo: comprobar si los caimanes que ingieren rocas pueden permanecer más tiempo bajo el agua que aquellos que no lo hacen. Y los resultados, publicados en Integrative Organismal Biology, respaldan una de las teorías más antiguas sobre este comportamiento, ya registrada por pueblos indígenas de América del Sur hace siglos.

En la investigación participaron siete caimanes americanos juveniles (Alligator mississippiensis), criados en un entorno controlado. Tras eliminar cualquier piedra que pudieran haber ingerido antes del experimento, los animales fueron monitoreados antes y después de tragar pequeñas rocas de granito, equivalentes al 2,5 % de su peso corporal. Lo que se midió fue su capacidad para bucear sin emerger.

En promedio, los caimanes sin piedras en el estómago podían permanecer sumergidos cerca de seis minutos. Después de ingerir los gastrolitos (como se denominan estas piedras en contexto científico), lograron extender sus inmersiones hasta un promedio de 11 minutos. Algunos, incluso, alcanzaron un máximo de más de 35 minutos bajo el agua. Es decir, duplicaron o hasta triplicaron su tiempo de inmersión.

Los investigadores explican que este efecto no se debe solo al peso adicional. Las piedras alteran la flotabilidad del cuerpo, permitiendo a los caimanes almacenar más aire en sus pulmones sin volverse excesivamente flotantes. Esta mayor capacidad pulmonar no solo mejora el tiempo bajo el agua, sino que también les permite moverse con más estabilidad y acechar a sus presas con mayor sigilo.

Este hallazgo respalda teorías anteriores que sugerían que los gastrolitos ayudan a regular la flotación en animales acuáticos. En el pasado, estudios de fósiles de plesiosaurios (reptiles marinos extintos) también revelaron la presencia de piedras en su cavidad abdominal, lo que sugiere que esta práctica tiene millones de años de antigüedad.

Pero el debate no está cerrado. Algunos estudios previos mostraron que los caimanes ajustan el volumen de aire en sus pulmones para compensar el peso de las piedras, sin alterar significativamente el tiempo de inmersión. Sin embargo, esta nueva investigación ofrece datos experimentales más directos que apoyan la hipótesis de que las piedras sí prolongan el buceo.

Más allá de los reptiles modernos, la litofagia ha sido observada en aves, tortugas y otros animales acuáticos. Algunas especies, como las avestruces, tragan piedras para triturar alimentos; otras, como ciertas tortugas, lo hacen para equilibrar su peso en el agua. Este comportamiento refleja una sofisticada interacción entre fisiología, ecología y evolución.

En el artículo de investigación se lee que, para los investigadores, entender estas adaptaciones puede tener implicaciones más amplias. Revela cómo los animales han desarrollado mecanismos físicos para sobrevivir y cazar en entornos extremos, y cómo comportamientos aparentemente simples, como tragar una piedra, pueden tener raíces profundas en la historia evolutiva.

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