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Pozos de inyección de líquidos, relacionados con el aumento de sismos en EE.UU.

Expertos indicaron que el agua que puede desencadenar los terremotos no es la llamada “agua de reflujo” que se genera tras los trabajos de fractura hídrica o 'fracking'.

EFE
19 de junio de 2015 - 09:25 p. m.
Archivo EFE / Archivo EFE
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Los pozos de inyección de fluidos, una práctica que difiere del "fracking" y que se usan para la explotación de petróleo y gas, están asociados con el aumento de los terremotos en el centro y este de Estados Unidos desde 2009, publica este viernes la revista Science.

Los pozos reforzados de recuperación de petróleo difieren de los de fractura hidráulica (“fracking”), pues estos últimos inyectan agua solo durante unas horas o días, mientras que en los primeros la inyección se hace durante años o décadas y se realiza a vez que la producción de los pozos de petróleo convencionales.

El número de sismos asociados a la actividad de los pozos de inyección “se ha disparado”, pasando de “un puñado” al año en 1970 a más de 650 de 2014, según un estudio de la Universidad de Colorado Boulder y el Servicio Geológico de Estados Unidos.

“Consideramos convincente la evidencia de que los terremotos que hemos estado viendo cerca de las zonas de inyección están inducidos por la actividad del petróleo y el gas”, señaló el director del estudio de la Universidad de Boulder, Matthew Weingarten.

Los investigadores establecieron una diferencia entre los diversos pozos de inyección profunda, ya que los que introducen en la tierra más de 300.000 barriles de aguas residuales al mes pueden estar asociados a terremotos.

La inyección de líquidos en la tierra se realiza bien en yacimientos de petróleo agotados para aumentar su producción o para eliminar el agua salada que resultan de la extracción del petróleo y gas, explicó Weingarten.

El equipo de investigadores ha conseguido reunir una base de datos de unos 180.000 pozos de inyección desde Colorado hasta la Coste Este, de los que más de 18.000 fueron asociados con terremotos.

De los pozos asociados con temblores de tierra, el 66 % era de recuperación de petróleo, mientras que los pozos de eliminación de agua eran 1,5 veces más propensos a estar vinculados a terremotos.

Los pozos de recuperación de petróleo emplean un líquido para “barrer” el petróleo hacia un segundo pozo, mientras que los de inyección de aguas residuales “únicamente ponen líquido en el sistema, lo que produce un mayor cambio de presión en el yacimiento”, explicó el profesor de la Universidad de Colorado Boulder Shemin Ge.

Uno de los Estados afectados por los terremotos es el de Oklahoma, donde un equipo de geofísicos de la Universidad de Stanford estudiaron el fenómeno y han concluido también que está ligado a las perforaciones de petróleo y gas.

El estudio publicado por Science Advances indica que el mayor número de terremotos coincide con el drástico aumento del agua residual salada en la formación Arbuckle, situada a unos 2.133 metros bajo Oklahoma.

El profesor Mark Zoback y el doctorando Rall Walsh indicaron que el agua que puede desencadenar los terremotos no es la llamada “agua de reflujo” que se genera tras los trabajos de fractura hídrica (“fracking”).

Para los expertos, la causa es el “agua producida”, agua salobre que coexiste de manera natural con el petróleo y el gas, que cuando se extrae junto a estos normalmente se vuelven a inyectar en pozos profundos de desecho.  

Por EFE

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