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La tragedia estaba anunciada. El 22 de enero de este año, el Instituto de Hidrología Meteorología y Estudios Ambientales (Ideam) lanzó alertas tempranas sobre el desabastecimiento de agua e incendios forestales en varias regiones del país.
La marcada tendencia de niveles bajos en los ríos del país, que ya se observaba a principio de año, llevó al director del Ideam, Ómar Franco, a señalar en rojo los lugares en riesgo: Cundinamarca, Boyacá, Santander y Norte de Santander. También advirtió sobre lo que podría pasar en la Orinoquia, Arauca, Meta, Casanare y, por supuesto, la zona Caribe: Cesar, La Guajira, Magdalena, Bolívar y Atlántico.
En cuestión de semanas todos los que pasaron por alto esas alertas se estrellaron con la dura realidad de la sequía. Mientras en Casanare mueren centenas de reses, chigüiros y animales, el alcalde de Santa Marta, Carlos Eduardo Caicedo, no tuvo otra salida que declarar este miércoles la calamidad pública para hacer frente al desabastecimiento de agua en la ciudad.
Entre tanto, en Santander, el coronel Miguel Gómez, director del Comité Regional para la Prevención y Atención de Desastres, declaró la alerta en seis municipios del departamento por la misma razón: falta de agua. Según informó Vanguardia Liberal, seis municipios enfrentan graves problemas de desabastecimiento. Se trata de Los Santos, Cabrera, Landázuri, Vélez, Galán y Capitanejo. En las seis localidades, las autoridades locales se vieron obligadas a racionar el suministro de agua en la noche. Durante el día, los habitantes sólo acceden a ella de dos a cuatro horas, dependiendo del municipio.
El caso más grave es el de Los Santos. “Tenemos dos años esperando las lluvias, y aunque en las veredas y colegios del municipio se puede abastecer agua por medio de carrotanques, se requiere planear y ejecutar una solución inmediata”, comentó Carlos Eduardo Torra, alcalde del municipio, a Vanguardia Liberal.
Santa Marta, sedienta
Tras declarar la calamidad pública en la ciudad, el alcalde Caicedo explicó el plan de choque para hacer frente a la escasez. La primera, y más importante, es el envío de carrotanques cargados con agua a los barrios más afectados. El mandatario aclaró que los vehículos cisternas “son contratados por Metroagua y ninguno puede vender esa agua”.
El plan trazado por el alcalde samario incluye también un control severo a los grandes consumidores de agua, como fincas y lavaderos. Las autoridades también tienen previsto iniciar un plan para desconectar a todos los que están haciendo un uso ilegal del recurso hídrico.
“La idea es buscar quiénes son las personas que están desviando cerca de 100 litros por segundo de agua que son vitales para el abastecimiento de la ciudad”, anotó el mandatario ante medios locales.
Una de las grandes preocupaciones de la ciudadanía, el sector hotelero y las autoridades locales es la proximidad de la temporada turística, que agravaría la situación.
Por Redacción Vivir
